viernes, octubre 28, 2005

Fuego de noche, nieve de día

Una idea sobre La asesina de Lady Di

En Esperanza Hoberál confluyen diversos elementos presentándola como una suerte de Madame Bovary de los 90: Ricky Martin, las telenovelas, la búsqueda de la fama y la magia. Empezando por un viaje hacia Buenos Aires como el punto de partida para lograr sus deseos, enarbolando a Ricky Martin como símbolo sexual y divino y citando, como grandes verdades de la vida contemporánea, a las actrices de las telenovelas tales como Dora Baret, Catherine Fullop y María Valenzuela, Esperanza se desenvuelve deseando y encendiendo a cada paso. Los evangelistas con un pastor calentón, el espiritismo invocando a su hermana muerta y su extraña cámara de fotos agregan el último detalle extravagante para formar la cultura y la identidad de Esperanza. Si Flaubert toma los folletines y Puig las películas del 30, del 40 y los radioteatros, Alejandro López toma las telenovelas, la música pop y la magia como elementos que moldean a sus personajes y que a su vez los representan.


Pequeño inventario para La asesina de Lady Di

Gualeguaychú. Base Tsú. Anais-Anais. Ricky Martin. Teleclick. Tv Guía. Madonna en Evita. Mirta Legrand. Esperanza Hoberál. Piscis. Alan Parker. Club Estrella. Ricky Martin. Gloria. Casos. Menudo. McGyver. Los Angeles de Charly. Flashdance. Fuego. Hollywood. Cristo. Ricky Martin. Benito. Cuentos para Verónica. Catherin Fulop en Abigail. Luis Miguel. Novalgina. Buenos Aires. Ricky Martin. Nélida Doménico. Banda "Fardy". Chakira. Tang. Eucaristía de la Oración. Ricky Martin. Lady Di.


Extracto de La asesina de Lady Di de Alejandro López (Adriana Hidalgo, 2003)

"Cuando hacían los primero planos, la cabeza de Ricky era tan grande que parecía un dios. Era una descarga eléctrica, una bendición, una tormenta de amor, casi un milagro. Yo, muy acelerada, miraba las fotos y no me podía quedar quieta, y las chicas alrededor como locas. No era para menos, él tenía un traje oscuro de pana ceñidísimo, camisa blanca y anteojos negros. Era el tercer cambio de vestuario. Hizo cinco en total. Sentí que me mojaba. Tenía los pantalones superapretados y me puse a cmainar en círculos como una leona enjaulada. No sabía qué hacer ni para dónde ir, pero podía imaginarme lo que se venía; el hormigueo entre las piernas, subiendo por la espalda como una línea recta que me hacía estremecer, pero que se concentraba con la furia de un vendeval en el cierre relámpago. Me lo bajé mientras seguía caminando, las chicas miraban la pantalla gigante como si fuera la imagen de Dios en directo. Enorme. Y yo avanzando ente la multitud, tratando de no perderme, pero sin poder pensar. Desesperada. viendo las fotos que le había sacado con mi dedo en la mitad del encuadre y escuchándolo a él, que me decía: "abrazame" y lo repetía, lleno de transpiración y rodeando la nada con los brazos en una punta del escenario, agachándose para estirar las manos hacia la gente que respondía como nunca. Toda la Avenida se puso a saltar al mismo tiempo y la emoción general era tan intensa que me puse a gritar de placer sintiendo que las manos de Ricky, que veía enfrente en tamaño descomunal, no paraban jamás y me tenían sujeta por los cuatro costados como la chica de King Kong, cantándome "Yo te amé" al oído y sólo para mí. Él se pone un dedo en la boca, toca el micófono y parece besarlo. Está chivado. Lo enfocan de más cerca, lo veo en Polaroid, le estampo un beso y a pesar de sentirme desgarrada logro terminar justo con el final de la canción. Plena y feliz, con él agachando la cabeza para recibir los aplausos."

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