domingo, julio 16, 2006

Entre “ese antro repulsivo” y “una cadena de pegar”: vivienda, familia y vida del niño proletario.

Transcribo una notas que escribí hace un tiempo sobre la primera parte de "El niño proletario" de Osvaldo Lamborghini.

1. El niño proletario “Nace en una pieza que se cae a pedazos...”, nace entre los escombros. Esos “pedazos” serán los “despojos” de ¡Estropeado! que quedarán después de la “venganza” de los niños burgueses. El principio de “El niño proletario” trae a la memoria el postulado naturalista que Balzac propone en el “Prólogo a la Comedia Humana”: los hombres, así como los animales, se ven determinados por su medio y la forma que adquieren se encuentra en íntima correlación con éste. Stroppani se estropea desde el mismo momento en que nace, como todo niño proletario, en un “antro repulsivo” donde “asiste a la prostitución de su madre” y donde su padre “le habla sólo para inculcarle ideas asesinas.” . El medio determina al hombre y Stroppani nació en un hogar proletario, ergo “sufre las consecuencias de pertenecer a la clase explotada.”

2. “El folletín muestra desde su gestación a partir de la segunda mitad del siglo XIX...la separación de los lazos familiares y más taxativamente la ruptura del tejido familiar...” (Rosa: 2004) , el niño proletario tiene una familia folletinesca. Su padre es un borracho, “siempre al borde de la desocupación” , golpeador y inculcador de “ideas asesinas”. Su madre es una prostituta y “se deja trincar por los comerciantes del barrio para conservar el fiado.” . El niño proletario, como todo buen niño proletario, trabaja vendiendo periódicos y es humillado en la escuela por sus “compañeros ricos”. La familia incide en el niño proletario tanto como su hábitat, desde una perspectiva naturalista el niño proletario heredará todos los vicios de sus progenitores, no puede escapar al dictado de la sangre. Es la “maldad heredada de los otros” que Gladys Onega (1982) lee en En la sangre de Cambaceres.

3. Otro de los guiños hacia el naturalismo es el apellido del niño proletario: Stroppani. Apellido que no sólo permitirá su transformación a “¡Estropeado!” sino que además delata una ascendencia italiana. Stroppani no sólo se nos presenta como un obrero sino que, además y no gratuitamente, es un inmigrante. La inmigración de ¡Estropeado! refuerza la parodia del discurso naturalista.

4. La vida del niño proletario: nace para ser un hombre proletario y “echa(r )al mundo” a otro niño proletario, que a su vez será hombre proletario y hará “la bestia de dos espaldas con su esposa ilícita”, nuevamente nacerá otro niño proletario y así indefinidamente. “De esa manera se cierra el círculo, exasperadamente se completa.” . El narrador desde su perspectiva naturalista da cuenta de la principal actividad del proletariado: reproducirse. De esta manera, lo reduce a un instinto animal, un “irresistible impulso” y pasa a valer “menos que una cosa” (la mirada burguesa que desprecia y torna despreciable). Se traza un círculo vicioso, predecible, animal con el cual la burguesía puede dar cuenta de la vida proletaria.

5. La herencia de todo niño proletario son sus “chancros” y la “enfermedad”. Esas dos cosas son las únicas que puede “perpetuar a través de la generaciones” y “jamás se abstiene de dejarla(s)”. Reducción animal, pareciera que el proletariado sólo es una especie. “En mi escuela teníamos a uno, a un niño proletario.” Stroppani es un espécimen, es la rata de laboratorio de los tres niños burgueses.

6. “La dedicación al estudio es una forma “directa y exitosa” que los hijos de inmigrantes podían adoptar para compensar su situación de tales...” (Onega: 1982). Stroppani va a la escuela pero “filtrado por el hambre” no acierta a entender a la maestra. La escuela no aparece como una institución que integra a Stroppani a la sociedad argentina sino que, a través de la maestra, lo renombra como ¡Estropeado! y lo lleva a rodillazos a la Dirección. A partir de el renombramiento de Stroppani como ¡Estropeado! la clase burguesa se apropia de la identidad del inmigrante desde un nombre negativo y premonitorio: “...¡Estropeado! signa una nueva dirección: el deslizamiento sarcástico y prefigurador del final del cuento, el esbozo de un cuerpo que recibirá innumerables operaciones asesinas.”(Fernández: 1993).

7. La descripción naturalista del narrador generaliza a más no poder, el niño proletario es todos los niños proletarios y de esa forma logra dar una idea colectiva a partir de la descripción de un individuo sin identificación precisa. Esta generalización se particulariza en primera instancia cuando el narrador dice: “En mi escuela teníamos a uno...”(mis cursivas).

8. “Me congratulo por eso de no ser obrero, de no haber nacido en un hogar proletario.”, el narrador establece una distancia insalvable entre él como burgués y su objeto proletario. En la descripción del ambiente y la familia se nota el tono naturalista: el hincapié en los vicios y las enfermedades, lo negativo depositado en ese otro que significa el proletariado, una postura pseudo-científica, etc.

9. Si el padre del niño proletario tiene intención de “inculcarle ideas asesinas”, ¡Estropeado! sería una suerte de asesino asesinado. La potencialidad de peligro que el niño proletario puede resultar para la clase burguesa parte de esas “ideas asesinas” que bebe en su “antro repulsivo”. Cambaceres al escribir En la sangre pretende lograr la “defensa del orden social establecido”; el narrador de “El niño proletario” ve en la muerte de ¡Estropeado! un acto de justicia, de venganza y de placer: “Evidentemente, la sociedad burguesa se complace en torturar al niño proletario, esa baba, esa larva criada en medio de la idiotez y el terror.”

10. La primera parte de "El niño proletario" traza a través de la descripción naturalista del entorno, la familia y la vida del niño proletario, el destino del mismo y, también, el de toda su clase. Se lo inscribe en un círculo vicioso y no sólo se lo caracteriza como proletario sino como inmigrante planteando una clara oposición que se remarca a lo largo del relato: burguesía argentina frente al proletariado inmigrante. El distanciamiento del narrador burgués que se congratula de no ser proletario y la brutalidad de las características del niño proletario establecen, de una vez y para siempre, las posiciones que entrarán en conflicto en lo que resta del relato y que sólo pueden ser resueltas por la muerte (se podría decir por la muerte de uno de los dos, pero en la lógica de "El niño proletario" no existe esa posibilidad ya que los niños burgueses tiene el derecho natural de asesinar y gozar con el niño proletario) .

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