martes, agosto 01, 2006

Entre el teatro y la poesía


C: Escribo la verdad y la verdad me mata.
B: A la fuga.
M: Sin abrigo.
C: Odio estas palabras que me mantienen viva
Odio estas palabras que no me dejan morir.
B: Expresando mi dolor sin aliviar mi dolor.

(Crave)


- ¿Pensás que podrías hacerte daño si estuvieras sola?
- Me asusta pensar que sí.
- ¿Podría ser algo que te protege?
- Sí. Es el miedo lo que me mantiene lejos de las vías del tren. Sólo espero por Dios que la muerte sea el puto final. Me siento como si tuviera ochenta años. Estoy cansada de la vida y mi mente quiere morir.
- Eso es una metáfora, no es la realidad.
- Es parecido.
- No es la realidad.
- No es una metáfora, es parecido, pero aún cuando lo fuera, el rasgo que define una metáfora es que es real.
(Largo silencio)
- No tenés ochenta años.
(Silencio)
¿Los tenés?
(Silencio)
¿Los tenés?
(Silencio)
¿O no los tenés?
(Largo silencio)
- ¿Vos menospreciás a toda la gente infeliz o es algo específico conmigo?
- No te menosprecio. No es tu culpa. Estás enferma.
- No me parece.
- ¿No?
- No. Estoy deprimida. La depresión es bronca. Es lo que uno hizo, lo que había y a quién estás culpando.
- ¿Y vos a quién estás culpando?
- A mí misma.

(4.48 Psicosis)

Tan sólo cinco obras escritas (una de las cuales no llegó a ver representada sobre un escenario), una vida desgarrada por trastornos psicológicos, una muerte por suicidio a los 28 años: la historia de Sarah Kane es digna de cualquier autor de culto que se precie de tal, y el comentario biográfico está presente en todo artículo, crítica, programa, contratapa de libro, e infinitos etcéteras que refieran a su obra. Innecesario, tal vez, porque no hace falta conocer la tormentosa vida de la artista para percibir el dolor que se desprende de sus palabras; necesario, quizás, para algunos que asocian este desgarramiento a su caso particular (ella escribe esas cosas a causa de la terrible suerte que le tocó, nosotros podemos ser testigos de esa suerte, a lo sumo compadecerla, pero no padecerla) y así, desde la piedad, se desligan de la experiencia de sentirse conectado con una desesperación que nos interpela constantemente, esa que todos identificamos alguna vez sin atrevernos a ponerla en palabras ante el temor de que el sentimiento terminara de materializarse.

B: Sólo yo,
A: Así como soy,
C: Nada que hacer.
M: Da, compadecé, controlá.
B: Ahora.
C: Tan cansada de guardar secretos.
M: Eso a mí no me va.
C: Está sufriendo algún tipo de crisis nerviosa y desea haber nacido negra, hombre y más atractiva.
B: Me entrego.
C: O simplemente más atractiva…
B: Entrego mi corazón.
C: O simplemente distinta
M: Pero eso no es entrega.
C: Simplemente alguna otra puta persona.
A: Frágil y ahogado.
C: Se niega a continuar con la farsa diaria de sobrevivir las próximas horas en un intento de evitar la realidad que es que no tiene idea de cómo sobrevivir los próximos cuarenta años.
A: Todavía te quiero,
B: En contra de mi voluntad.
C: Habla de sí misma en tercera persona porque la idea de enfrentarse con quien realmente es, de aceptarse tal cual es, es demasiado para su orgullo.
(Crave)

Pero el talento de Sarah Kane excede ampliamente la anécdota biográfica; sus obras, emparentadas con el teatro del absurdo, están más que alejadas de la dramaturgia de historias lineales y personajes bien definidos, de la identificación complaciente con el espectador. Golpean, sobre todo, a partir del uso lenguaje: diálogos fragmentarios, que no llegan a serlo, frases intercaladas y superpuestas cuyo sentido surge de su interacción, o más bien de su colisión, personajes no identificados y ni siquiera nombrados pero que de todas maneras van tomando cuerpo, de algún modo que no terminamos de comprender. Las acciones casi no se indican, las didascalias están ausentes, y al verlos sus textos se asemejan más a una poema que a lo que asociamos con el concepto “obra de teatro”; Kane trabaja la palabra como material sonoro, y no sólo como vehículo de un determinado contenido, y es este trabajo el que la vuelve a la vez dramaturga y poetisa.

El cuerpo y el alma nunca pueden estar unidos en matrimonio
Necesito convertirme en quien ya soy y le voy a gritar para siempre a esta incongruencia que me ha comprometido hasta el infierno
La esperanza insoluble no puede sostenerme
Voy a ahogarme en "disforia"
en el lago negro y frío de mi propio ser
en el pozo de mi mente inmaterial

¿Cómo puedo volver a la forma
ahora que mi pensamiento formal se ha ido?

No hay una vida con la que pueda contar

Me amarán por aquello que me destruye
la espada en mis sueños
el polvo de mis pensamientos
la enfermedad que se cría en los pliegues de mi mente
(4.48 Psicosis)

Y si ya en la lectura sus obras sacuden con una fuerza inesperada, pueden convertirse en armas poderosas una vez puestas en escena. El teatro de Sarah Kane no sólo reclama lectores y espectadores dispuestos a encontrarse con una dramaturgia diferente y difícil, sino también directores capaces de aceptar el desafío y de construir un nuevo lenguaje escénico digno de ellas y capaz de enriquecerlas y ponerlas en el lugar en el que al fin y al cabo toda obra de teatro busca y merece estar: sobre un escenario, frente al público.

no tengo deseo de muerte
ni tuve jamás deseo de suicidio


mirá cómo desaparezco
mirá cómo


me desaparezco

mirame

mirame

mirá




Es mi propio ser a quién nunca he encontrado, y su rostro está pegoteado en la parte baja de mi mente






abran las cortinas por favor

(4.48 Psicosis)


Para acercarse a Sarah Kane: En este momento en Buenos Aires hay dos puestas basadas en sus obras Crave y 4.48 Psicosis, que además han sido publicadas en español el año pasado por Ediciones Artes del Sur.

CRAVE
El Lavapiés Teatro
Dirección: San José 546/48 Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfono: 4382-9949
Web: http://www.lavapiesteatro.blogspot.com

4.48 PSICOSIS
Elkafka Espacio Teatral
Dirección: Lambaré 866 Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfono: 4862-5439
Web: http://elkafkaespacioteatral.blogspot.com/

1 comentarios:

L. dijo...

Es grosisima la obra de Sarah Kane, todas sus piezas tienen esa particular intensidad que en el escenario se vuelve tan urgente. Me alegra que por fin se estén haciendo obras de ella y lo extraño es que se den las dos a la vez. Si bien aún no tuve la oportunidad de ver Crave, fui a ver 4.48 Psicosis y me pareció fuerte, como tiene q ser, pero extraña la interpretación hecha por Leonor Manso que, dicho sea de paso, hace poco me enteré que compró los derechos de todas las obras de nuestra querida kane, aunque aún no tengo la posta.
saludos!

 

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