martes, mayo 30, 2006

Un destino melodramático (Manuel Puig)

-Señorita maestra, ¿se acordó de lo que le pedí?

-Sí, niña. Fui a ver en el diccionario y busque la palabra melodrama. Dice así: “especie de drama en que, con recursos vulgares, se procura ante todo mantener la curiosidad y emoción del auditorio”. Entonces busqué la palabra drama y decía: “obra de asunto serio y generalmente triste, que conmueve profundamente el ánimo y suele tener desenlace funesto”.

-¿Entonces un melodrama es un drama hecho por alguien que no supo, señorita?

-No exactamente, pero en cierto modo sí es un producto de segunda categoría. Busqué más en la enciclopedia en la parte de teatro, y decía que en el drama los conflictos están originados en los defectos o virtudes de los personajes. Cada personaje tiene su propio carácter, con defectos y virtudes, y, de ahí surgen los dramas, porque se trata de gente diferente entre sí, y por eso chocan. En cambio en el melodrama lo que origina el conflicto es alguna intervención del destino, como en Puerta cerrada, donde Libertad Lamarque pierde todo en la vida porque un cartero entrega un telegrama a alguien que salía en ese momento de la casa de ella, que era tan buena. Y también era muy buena Margaret Sullivan en La usurpadora, pero se atrasa el cochero que la lleva al puerto y pierde el barco y el novio se cree que ella no vino porque no lo quiere. En el melodrama hay siempre esos golpes de la mala suerte. Y los reciben personas buenas. Las protagonistas de los melodramas son siempre mujeres buenas.

-¿Santas?

-No, una cosa es ser buena y otra ser santa.

-Señorita, una tía de mami se quedó soltera también por eso, un golpe de la mala suerte: le prestó el vestido a una amiga que entró en la casa de un soltero, y el novio de la tía de mami se creyó que era ella, y la esperó hasta que salió y la mató y se escapó, y nunca nadie supo más de él. Y la tía de mami nunca más salió de la casa. ¿Pero qué culpa tuvo ella?

-Culpa ninguna, el destino le mandó la desgracia. Hay gente que se busca la desgracia, por defectos de carácter, y esos vendrían a ser personajes de drama, ¿entendiste?

-¿Y la tía de mami no es personaje de drama entonces?

-Según el diccionario no, es un personaje de melodrama. La pobrecita tuvo un destino melodramático.

-Entonces, encima de no tener la culpa de nada, si filmasen la historia, ¿no ganaría ningún Oscar?

-Tal vez no.

-¿Y qué hay que hacer para salvarse de un destino melodramático?

-Nada, porque no depende de uno. Te cae y te electrocuta como un rayo. Y ahora basta, no pienses más en eso.

-No, señorita, a mí me da miedo, voy a rezar mucho todas las noches para salvarme de un destino melodramático.

Puig, Manuel, Un destino melodramático: argumentos, Buenos Aires, El cuenco de plata, 2004.

domingo, mayo 28, 2006

¡Qué bárbaro!


"Una y otra vez, la frontera real entre quiénes son los bárbaros y quiénes los civilizados se borra. La civilización se impone a sangre y fuego, y la barbarie se muestra democrática. Quienes habían de ser civilizados se enamoran de lo salvaje, quienes habían de ser salvajes demuestran ser sujetos políticos de pleno derecho. Unos y otros encuentran que al final del día son lo mismo.

Lo que queremos decir, señores, es que los bárbaros somos nosotros."

Recomiendo que se den una vuelta por La Barbarie, weblog colectivo sobre política y temas aledaños.

viernes, mayo 26, 2006

Esa musiquita

Es evidente para todos que la industria cultural utiliza el movimiento cíclico como un elemento central para su autosubsistencia. La moda y la publicidad se fundan sobre estos principios y no es ninguna novedad señalarlo. Todos aceptamos a menudo el juego que estas dos actividades nos proponen y nos entretenemos cuando descubrimos publicidades con grandes ideas o alguna pilcha que nos calza justo.
Actualmente, cualquier consumidor promedio puede descubrir que a través de un movimiento cíclico o de reciclado, la moda y la publicidad han vuelto a los 80'. Muchos jóvenes caminan por las calles de la ciudad con sacos que les costaron arriba de 200 mangos, pero que si revisaban el placard de sus viejos lo hubiesen obtenido por solo un "ma, dale, prestámelo, ¿sí?". De los comerciales publicitarios es de lo que quiero ocuparme (sobre moda, cualquiera que me conoce no me autorizaría a hacerlo).
Los comerciales que últimamente han tenido mayor éxito recurren vulgarmente al uso de cuatro principios básicos:
1- músiquita pegadiza de los 80'.
2- apelar a un sentido participación o identidad colectiva.
3- contener una especie de integridad narrativa, como corto, a modo de debut cinematográfico de sus directores.
4- cierto tono de humor bizarro.
Cualquiera que sepa mezclar estos tres elementos con cierta astucia obtendrá un comercial para una gran multinacional. No hace falta que nombre la mayoría de los últimos comerciales de Quilmes y Coca Cola, y el peor de todos, que hace un juego maniqueista sobre la bases de la propiedad privada: el comercial del Banco Hipotecario. Además, si toda publicidad tendría que dar los mismos beneficios a agencias y clientes, estos comerciales parecen sólo ofrecer laureles para los primeros.
Espero ansioso estos mismos movimientos para la gran comilona publicitaria que es el próximo mundial. Pero sobretodo NO espero, que nuestros dulces hacedores de ideas traigan sobre el tapete en unos pocos años, la estética for export y free shop de los 90' (sino es que esta espectacularización de la dueñez del Banco Hipotecario no se remonta ya a los años previos al 2001). Ahí sí, como diría un viejo amigo ante un enorme elefante: "estamos fritos".

miércoles, mayo 24, 2006

La argentinidad al palo (o un día de 10)


Esta mañana Buenos Aires amaneció, y se fue llenando progresivamente durante el día, de banderitas celestes y blancas flameantes en las ventanillas de los autos por todos los barrios porteños. Y no es para menos, digo, de vez en cuando un acto de patriotismo extra futbolístico no viene mal en vísperas de un día patrio para un país en el que todo evento histórico reciente de importancia se hace feriado para dejarlo cristalizado y se pasa de fecha para incentivar el turismo. Muy lindo todo.
Muy lindo todo hubiese sido si este tipo de acciones hubieran surgido de la espotaneidad de un sentimiento nacional tal como el que existe en países de larga historia, como los europeos, o en en algunos de corta data, sean nacionalismos imperialistas, como el norteamericano, o tercermundistas como el brasileño. Pero el signo patrio esta mañana se convirtió en un signo de otro tipo. Se transformó en un signo de marketing.
Radio 10, revalidando el discurso nacionalista que saca a relucir cuando le conviene, léase para convocar cacerolazos, protestas de ahorristas o marchas en pro de la mano dura, salió esta mañana a repartir banderitas argentinas para colocar en las ventanillas de los autos de toda la Capital y el Conurbano, logrando una adhesión importante por parte de gente que ignora lo nefasto del gesto en la falsedad de su altruismo.
Las banderitas son ascépticas, sí, pero en su origen fácilmente inferible transmiten antes que un mensaje de orgullo patrio, uno de aceptación de un cierto mecenazgo. Y en este punto no existen excusas tales como "si total era gratis" o "pero quedan lindas": la gente hacía colas en las veredas, y los autos en la calle, para recibir su marca de fuego. Y los taxis, y los autos en general no me decían a mí "estoy orgulloso de ser argentino" sino, mas bien "¿a que no sabés dónde conseguí esta bandera?"
Quizá quien mejor lo haya resumido haya sido el mismo González Oro, de quién me tocó oir en mi viaje de ida al centro esta mañana: "Miren que impresionante cómo se amontona la gente. Parecen nenes con chiches nuevos". Si hay algo que agradecerle, en todo caso, es la sinceridad en la asunción de su paternalismo. Pero bastante mal nos fue a lo largo de nuestra historia con los paternalismos. Ya no queremos "papás". No, gracias.

lunes, mayo 22, 2006

Re-cortes (sobre Leyenda de Daniel Link)

  • Leyenda: literatura argentina, cuatro cortes (Ed. Entropía) se divide en cuatro cortes cronológicos en función de una arqueología de la literatura argentina. Cada corte se presenta como una cartografía de autores ligados a partir de uno o varios conceptos que están explícitos en los tres primeros cortes (el género policial y la industria cultural; la crítica, la política y el contexto; la violencia, la mass-media y el estilo) y más difusos en la cuarta parte (aunque el objetivo del libro, en parte, consiste en mostrar que las ideas de los anteriores cortes reaparecen y condicionan al último: la literatura contemporánea).
  • El segundo corte, sobre la crítica literaria que se renueva a partir de Contorno, parte de la división de la crítica literaria en su estatuto institucional académico y periodístico, ambos vinculados con diversas lógicas (universitaria y de mercado). Desde este desdoblamiento, Leyenda puede ser leído en esa tensión: los tres primeros son claro ejemplo de la crítica académica; en cambio, el último se inscribe y se escribe desde la crítica periodística. Link, como en sus anteriores libros, escribe en esa tensión y a su vez la supera, mezclándo las dos lógicas en una crítica distinta que escapa a la homogeneidad de un discurso establecido esgrimiendo esas tres variables, también (y tan bien) señaladas en el segundo corte: una redistribución de saberes; una intervención política; y una escritura.
  • Sólo con tomar los títulos de los cortes se pueden vislumbrar las lentes con las que Link lee la literatura argentina: Peronismo y misterio; Crítica y política; Crisis de la literatura; y Milenio: Restos diurnos y Márgenes. Retomando una frase del prólogo queda claro tanto el uso de estas variables como el objetivo de Leyenda: “...parto desde el presente para entender de dónde nos viene (de dónde imaginamos que nos viene) una determinada relación (una relación actual) entre literatura y cultura industrial, crítica y verdad, arte y política.”(Pág. 16) Estos últimos conceptos no se limitan a aparecer en un corte sino que van desplazándose de uno en otro, relacionándose entre sí y reformulándose en relación con el contexto histórico y social en el que se inscriben. Por eso, si en el segundo corte (Crítica y política) la crítica argentina “adquiere conciencia... de sus posibilidades políticas...” a partir de “condiciones históricas precisas” (Pág. 63), en el tercer corte (Crisis de la literatura) la literatura misma se presenta como un conflicto entre la estética y la política donde la “irrupción de fuerzas antiestéticas” generan una escritura desde la violencia.
  • Las citas en Link funcionan en diversos planos: por un lado, son citas de autoridad que le permiten sostener el discurso, una coro de voces que constituyen la médula de cada uno de los ensayos, un repertorio de fragmentos que provienen de otros discursos entrelazados con el discurso del propio Link. A su vez, da la sensación de que la cita es una invocación casi religiosa a los que ya pensaron antes lo que Link quiere decir, en este sentido retoma las citas para reformularlas, para continuarlas o para enfrentarlas pero siempre utilizando al fragmento como punto de salida. Por último, autores como Deleuze, Foucault o Agamben no sólo se presentan citados sino que irrumpen en el discurso crítico de Link como guías y cada una de las citas o los conceptos que de ellos provienen son antorchas que iluminan el recorrido de su pensamiento, es imposible pensar el discurso de Link sin la incidencia, sin la presencia de estos autores.
  • En Leyenda, Link recorre la literatura argentina desplazándose entre zonas que a pesar de su heterogeneidad están íntimamente conectadas. Si el punto de partida es el género (policial, en este caso) donde la literatura se transforma desde la industria cultural; la próxima parada será la crítica literaria en relación con la política y su autoreconocimiento; luego, la literatura misma, su violenta contextualización durante los años 70' y su vuelta hacia la política y contra el género; y por último, la lectura desde el periodismo, la reseña, el repertorio de autores particulares contemporáneos. De este modo, reaparece ese nomadismo que caracteriza la crítica de Link, estar siempre “entre” y nunca en un punto particular; como si la posibilidad de pensar a la literatura sólo pudiera ser alcanzada mediante el estar, a la vez, dentro y fuera de ella. Clara muestra de esta postura son sus anteriores libros en los cuáles la literatura se mezcla con el cine, la tecnología, la filosofía, etc. Como bien dice Patricio Lennard en su reseña para Página/12, Link se postula claramente como un "crítico a secas", desligándose de toda especialización.
  • Ya desde Cómo se lee y otras intervenciones críticas (Ed. Norma), Link trabaja con sus restos, sus despojos, los rastros que su desplazamiento nómade-crítico va dejando por los lugares donde pasa. Los tres últimos libros están compuestos por artículos publicados en diversos ámbitos (periodístico, académico, internet, clases) y reconstruyen, como si fuera una especie de vitral: una unidad heterogénea que en cada una de sus partes (o textos) reenvía hacia un todo en el cual se inscribe. De esta manera, la escritura crítica se multiplica a través de sus distintas inscripciones, recorre caminos y posiciones variadas, y se presenta, desde el vamos, como distinta a sí misma. Entre las citas, los deplazamientos y las diversas inscripciones de su discurso, Link se muestra casi inasible y desarma, por su insistencia, las categorías rígidas en las que suele caer la crítica literaria.
  • A lo mejor a falta de una idea rectora (como lo son la idea de "disidencia" en Clases y las de "tecnología" y "lectura" en Cómo se lee), Leyenda parece ser más un panorama que un proyecto teórico-literario. Sin embargo, como el plano de la crítica literaria es la matriz del libro y con las implicancias que conlleva, puede realizarse la misma lectura que Link recomendaba en Cómo se lee: una lectura paranoica en base a los indicios que brillan en cada corte, conformando una serie a la cual se vuelve necesario otorgarle un sentido. Prestando atención a estos indicios, Leyenda nos reenvía a las problemáticas y obsesiones (la lectura, la industria cultural, los géneros, la tecnología, la vanguardia, etc.) con las que Link viene trabajando hace tiempo, nos revela su posicionamiento frente a las mismas y produce la inquietud necesaria para que el lector intente responder a esas cuestiones o, por lo menos, para que le otorgue sentido a esas lecturas (una de lectura de lecturas).

Una buena idea

Ante la explosión (¿demográfica?) de blogs en el espacio cibernético, se torna complicado prestar atención a las actualizaciones de los respectivos que nos interesan. Hace poco me encontré, casualmente (como suele suceder en Internet), con una página que permite crear una suerte de lista de favoritos compuesta por blogs, weblogs, fotologs y/o demás páginas que se actualizan constantemente. Tras crear una identidad (tarea sencilla), Bloglines nos da la posibilidad de armar una lista con los blogs que visitamos asiduamente y, lo mejor, avisa en esa misma lista cuando cada uno se haya actualizado, sombreando el nombre y poniendo entre paréntesis la cantidad de entradas nuevas. Pruébenlo, vale la pena (y es gratis).
PD.: Tiene otras opciones (creación de blogs, aviso de listas de correo, etc.) pero todavía no las exploré.

domingo, mayo 21, 2006

Presentación de la colección Rarezas (editorial Tantalia)

miércoles 24 de mayo 19 hs. / MALBA. Figueroa Alcorta 3415.
se presentará la colección rarezas (editorial tantalia):

Herrschaft de Héctor Murena
Venezia de Gabriela Liffchitz
Galería de ladrones de Fray Mocho
Las descentradas de Salvadora Medina Onrubia
Una sola alma somos, selección de poemas mapuches

Participarán Ariel Schettini, Paola Cortés Rocca, Adriana Mancini, Osvaldo Baigorria, el Grupo Arteadentro y el Grupo Tantalia. Habrá representaciones escénicas y proyección de imágenes (por Guadalupe Lanusse y Noelia Meza) y al terminar brindis.

Página: Tantalia
Contacto: info@tantalia.com.ar

viernes, mayo 19, 2006

La planta no es mentira


¿Cómo pensar lo nacional desde lo privado y a través de las distintas capas de un mismo discurso?.
Es esta, y otras muchas preguntas las que surgen de la última propuesta estética de Diego Starosta como director de Un cuartito (un ambiente nacional) y el grupo de teatro El Muererío.
La obra se propone pensar la historia de nuestro país, nuestra partipación individual en ella, el lugar del artista y el arte dentro la historia, y sobretodo, la violencia constante a la cual ha sido sometida nuestra nación. O mejor dicho, la violencia que vemos o no queremos ver, dentro de lo que es nuestra nación y somos, al mismo tiempo, nosotros mismos.
Para esto, recurren al distanciamiento espacial de un escenario despojado (que simula el cuarto de Arles de Van Gogh), y al distanciamiento propuesto en los textos del poeta de la memoria Juan Gelman de su libro Los poemas de Sidney West y algunas cartas del artista plástico. También recurren a una construcción en escenas, a una puesta cronométricamente lograda y a la formación de un grupo personajes, que son muchos y uno al mismo tiempo, a través de un perfecto trabajo físico proveniente del contact e interpretaciones eclécticas y logradas, con la búsqueda de lo grupal y lo individual de cada actor, y una perfección que no decae en ningún intérprete, a cargo de Magdalena de Santo, Pablo David Duran, Ezequiel Lozano, Miguel Mango y Diego Starosta.
Una puesta que no se excluye del teatro contemporáneo argentino, pero si se destaca, por hacerlo con un profesionalismo que se ausenta en las cientas y cientas de salas de nuestro circuito teatral. En Un cuartito..., y fuera de él, la historia está presa de una infinita subasta, que tal vez un día pueda terminar si empezamos a pensar, como lo hacen entre cartas que reparten de nuevo, la compañía El Muererío.


TEATRO SAN MARTIN
Dirección: Av. Corrientes 1530
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfono: 0800-333-5254 ó 4371-0111 al 8 Web: http://www.teatrosanmartin.com.ar
Entrada: $15,00 - domingo, jueves, viernes y sábado - 21:00 hs
Entrada: $8,00 - miércoles - 21:00 hs

jueves, mayo 18, 2006

2006 a.C. (Código Da Vinci)

El mundo está hoy convulsionado. Un acontecimiento histórico está sucediendo, prácticamente en simultáneo alrededor del planeta: los primeros países en ver la luz del Sol tuvieron ya su avant première astronómica mientras otros esperan con ansias el momento del estreno. Si. Porque se estrena la película de aquel libro carente de trama narrativa del cual muchos no pudimos pasar el centenar de páginas, pero que supo atrapar a millones de amantes de la teoría de la conspiración. Mas masivo que nunca, el Código Da Vinci está entre nosotros. Bravo.
Las repercusiones del estreno no tardaron en hacerse escuchar. A un lado, países que reventaron las boleterías al instante, fenómeno de esperar. A otro, casos de salas vacías y desinterés generalizado por el tema, como en Israel. En medio, las primeras medidas polémicas, o, podría decirse ya, comerciales. ¿Cuánto estarán pagando en Filipinas las últimas entradas para ver la película ahora que el gobierno prohibió su difusión a un día del estreno? ¿Cuántos chinos habrán ido ad expreso al cine a enterarse por qué miles de manifestantes de una religión hiper minoritaria en su país, y que no tiene nada que ver con su tradición, manifestaban y hacían lobby para censurarla? ¿Ratzinger saldrá a recorrer los cines de Roma o le habrán mandado una copia de cortesía en agradecimiento por sus servicios de publicidad?
Si hay algo que queda claro en lo vertiginoso del Efecto Código Da Vinci, es no que se trata principalmente, y sobre todas las cosas, de un evento ni religioso o literario, sino fundamentalmente comercial. El Código Da Vinci reúne un número de características que lo hacen particular, partiendo de que en un par de años ya fue traducido a 44 idiomas y lleva vendidos casi 50 millones de ejemplares. Cuenta también en su haber la virtud de haber creado "mercados dentro de su mercado", agenciándose un lugar especializado en la mayoría de las librerías, acompañado de toda una serie de libros que intentan decodificar, descifrar, explicar el Código (como si, por otra parte, fuese demasiado complicado) y, por supuesto, el kiosco completo de Dan Brown y el mercado que a sus vez estas otras obras generaron.
Me acuerdo de haber visto, no hace demasiado tiempo, el top ten de Best Sellers de una librería copado por al menos dos libros de Dan Brown y tres o cuatro sobre cómo leer su obra. Al mejor estilo Finnegan's Wake, que las más de las veces requiere de su "instructivo" para poder ser entendido, el libro de Dan Brown nutrió una constelación a su alrededor mucho mas abundante pero de muchísima menor altura que la de James Joyce. Es sabido, y a pesar de ello yo peco, que el 90% de las veces, mirar la lista de los best-sellers en las librerías es deprimente. Pero esa costumbre tan mía de pispear lo que lee la gente en el subte, en el tren, en los colectivos se volvió tan triste tambien estos años...
En fin, no todas pueden ser pálidas para con este fenómeno tan particular. Es innegable, que ha sido también una fuente notable de trabajo en todo el mundo. Teólogos, historiadores, opinólogos, nadie se perdió la oportunidad de decir más de una pavada y alguna que otra sensatez al respecto. Yo me pregunto cuánto habra cobrado Pacho O'Donell por decir en un minuto de aire televisivo que si ni el Imperio Romano ni el comunismo no habían podido con la Iglesia Católica, un libro de ficción tampoco podría. De lo que no tengo duda es de que a tan notable intelectual se le pasó por alto todo lo que un librito ficción sí pudo hacer:
-Recaudar y seguir recaudando millones de dólares en todo el mundo en distintos conceptos
-Opacar el debate acerca de si el carismático nuevo Papa tuvo o no un pasado Nazi
-Plantear la "inédita" discusión sobre la legitimidad de la autoridad religiosa de la Iglesia Católica sobre los creyentes
-Aumentar el número de afiliados al Opus Dei en todo el mundo... (¿cómo? ¿los del Opus Dei no eran los malos de la novela?)
Y todo esto con un mínimo de investigación filológica y un gran componente imaginativo. ¡Una verdadera bicoca! Quienes no supimos tenerle paciencia a la letra escrita, esperaremos con paciencia monástica nuestro estreno particular cuando se complete la barrita de progreso del Bit Torrent. Entonces, Pablito o Mati, nuestros especialistas en cine, nos hablarán de las maravillas del 2006 d.C.

lunes, mayo 15, 2006

La voz de la conciencia

La Guardia Urbana merodea por las calles de Buenos Aires, corrigiendo las actitudes de los estimados ciudadanos que infrigen la moral urbana con sus correteos desesperados y su falta de atención al señor semáforo en la calle. Como si fueran el Pepe Grillo de la ciudad, la Guardia no sólo defiende a la metrópolis de sus habitantes maleducados sino que guarda y defiende la conciencia urbana de todo posible ataque. Jóvenes con sus camperas verdes se extienden como una plaga y activan su silbato frente a una gesto incorrecto, incivilizado. Y si los jóvenes son Pepe Grillo, el silbato es el irritante sonido del insecto que mantiene alerta a los cruzantes, la vocecita de la conciencia que nos guía frente a la terrible decisión: “¿Cruzar o no cruzar en amarillo?”, y el grillo nos responde gimiendo con sus patas “No cruzar.”

Pero, seamos sinceros, con el silbato no les bastaba, no les servía captar las miradas de odio de los transeúntes ante su llamado de atención, necesitaban de alguna forma ejercer la corrección, remontar el cauce de los desencauzados (esos que no esperan para cruzar en donde deberían, aquellos que no usan cinturón de seguridad), citarse como autoridades y ahí, ante el llamado de auxilio del pobre bicho que se sentía pisoteado, llegó el procedimiento, llegó lo que faltaba, llego la multa. Con unos simples garabatos no sólo la enseñanza es para la conciencia sino para el bolsillo del señor caminador o conductor que no respeta la estimadas normas urbanas y ciudadanas. La culpa y la deuda van de la mano y paso a paso la educación ciudadana avanza hacia una perfecta armonía del deambular metropolitano.

Y es así como la Guardia Urbana defiende a la ciudad frente a los ciudadanos que no le dan el uso que deberían, sopla el silbato para reactivar la conciencia urbana de los caminantes y esgrime un papelito mamarracho si no logra modificar la conducta de los salvajes. Todo cuartel y todo palacio necesita su guardia frente a los peligros internos y externos: Buenos Aires ya tiene la suya.

PD.: "...la Guardia Urbana podrá labrar infracciones de tránsito." ¿Qué significa "labrar"? Busquemos en Definicion.org: "Labrar: tr. Trabajar en un oficio. Trabajar una materia para hacer algo. Cultivar la tierra. Arar. Hacer, formar algo." ¿Podrá la Guardia Urbana cultivar la civilidad, arar a los transeúntes, formar la conciencia ciudadana? Veremos, veremos que es lo crece entre las grietas del asfalto.

jueves, mayo 11, 2006

Sin petición de principios

Con toda la fuerza de un proyecto recién parido, se edita desde abril la revista "La Brújula", con la sana envidia lógica que nos provoca a nosotros, articulistas de letras que son proyecciones de luz sobre una pantalla, de letras que son luz. El primer número, con cuya portada encabezo la entrada, da un paneo general sobre lo que se puede encontrar en ello: una revista general comentada sobre las novedades editoriales del mes, entrevistas a personajes relacionados con la cultura local contemporánea, notas diversas y artículos críticos. Dice este ejemplar en su Editorial: "LA BRÚJULA fue concebida desde un primer momento como un espacio de interacción entre editores, libreros y lectores. A menudo la falta de comunicación correcta entre éstos suele ser contraproducente. LA BRÚJULA aspira a mejorar estas relaciones y a constituirse en un nuevo punto de partida donde ganen de igual forma quienes hacen los libros, quienes los venden y quienes los leen". La perlita de Abril, una nota de Marcela Croce sobre Rodolfo Walsh que prometo reproducir.
La propuesta, viniendo de gente joven, y trabajada muy a pulmón, es ambiciosa, pero no tiene mayores pretensiones, y eso lo establecen desde un principio los editores en la tapa: "La hacemos porque nos gusta".

miércoles, mayo 10, 2006

Diálogo abierto con Fogwill

"Esta quinta edción de Los Pichiciegos es fiel a los borradores que, mimeografiados en el Hospital Albert Einstein de ~São Paulo, circularon entre críticos y editores antes de la rendición argentina de junio de 1982. La primera publicación se distribuyó después de la asunción del gobierno civil y fue elogiada por su ´realismo y pacifismo´ pese a que el autor hizo imprimir la advertencia de que se trataba de un experimento de ficción, compuesto antes de los primeros testimonios de los combatientes y que no era una novela contra la guerra y la literatura. La obra debió esperar doce años para que la crítica reconociera su propuesta: en el curso de su ensayo sobre verdad e historia en el cine, publicado en 1994, la profesora Beatriz Sarlo anuncia su relectura de Los Pichiciegos observando que "la novela no quiere demostrar nada y sus personajes no están en condiciones ideológicas ni discursivas para reflexionar. Los pichis carecen absolutamente de futuro, caminan hacia la muerte, y en consecuencia, sólo pueden razonar en términos de estrategias de supervivencia" y concluye su extenso análisis afirmando que "la novela de Fogwill produce esta verdad de la guerra en Malvinas". Pero, al escribirla, estaba lejos del autor cualquier preocupación sobre el acontecimiento. Como decía por entonces -digo-, estaba escrbiendo sólo acerca de mí, de la revolución, la contrarrevolución el amor el comercio, la democracia que sobrevendría."

R.E.F

martes, mayo 09, 2006

El custodio del custodio

La ópera prima del director argentino Rodrigo Moreno se viene a inscribir en la ya importante cualidad de los debuts cinematográficos del Nuevo Cine Argentino. Como lo hicieron Lucrecia Martel con La Cienaga o Lisandro Alonso con La libertad, Moreno se inicia en la pantalla con una obra que refleja una clara madurez del dominio del lenguaje cinematográfico, punto que se vio reflejado con la obtención del mismo premio que Martel en el Festival de Berlín. Por otro lado, el segundo rasgo que sobresale y nos invita a pensar si hay una pequeña resurrección del Nuevo Cine Argentino (luego de la caída en picada de la mayoría de los films del 2005) es la toma de partida que el director realiza al construir el punto de vista de la historia, no desde el Ministro de Planeamiento, sino desde su servicial custodio, un personaje que claramente es siempre, o lo fue, secundario, ¿reflejo esto de una época de mejoría de legitimidad política? ¿o de profundidad de la reflexión sobre el humano?.

Moreno nos narra en El custodio la historia de un hombre solitario y parco, que acompaña en su labor de custodio a un Ministro de Planeamiento, que en realidad, no corre casi ningun peligro más que su condición de opuesto. Durante todo el film acompañaremos a Rubén en sus largas esperas, en sus silencios, en su supuesta vacuidad, y en un estado de ebullición siempre latente. El Ministro, en cambio, es el lado activo del film, todo lo que su custodio no tiene, su antítesis, pero que a penas podemos observar.

Entonces, el punto de vista, si bien fragmentado, no niega la indentificación del espectador con este personaje (con la lograda actuación de Julio Chavez) rodeado de personajes secundarios que llevan adelante la vida que el solo espera y por ejemplo vemos en las escenas de la hermana internada o la sexualidad puber de la hija del Ministro. Punto de vista construido desde una fotografía excepcional y una cámara posicionada siempre al hombro de Bruno, como acompañandolo, custodiando al personaje. La construcción de esta mirada, si bien como dije fragmentada, no está negada, sino equiparada a la del personaje, haciendo caer al espectador en un juego de espejos y vigilias, propios de un sistema panóptico.

Queda en duda a partir de este instante si Rodrigo Moreno optará para sus próximos films por el camino sinuoso que varios de los geniales debutantes de Nuevo Cine Argentino incurrieron (por ejemplo, La familia rodante de Trapero o la reciente Crónica de una fuga de Caetano) o en cambio, asumirá un compromiso, en el que lleva todas las de ganar.


lunes, mayo 08, 2006

Girls wanna have fun (sobre Sugar rush)

Sugar rush, nueva serie que se emite por I-Sat, es la historia de Kim, una adolescente en plena revolución hormonal y sexual cuyo objeto de deseo es Sugar, su compañera y amiga. Anclada en esa desazón de saberse enamorada de su amiga y no poder decírselo, comienza el primer capítulo en el que las retinas de Kim no pueden evitar clavarse en las tetas de Sugar, morena sexy y perversa. El eje central, esta pasión "prohibida", se enmarca en una familia extraña, un vecino acosador y las intenciones de Kim de desplazar su deseo hacia algún hombre que la excite más que su amiga.

El desfile de personajes excéntricos va desde el padre con delantal de cocinero, especie de amo de casa (vagas reminiscencias de Arnaldo André pero con mucha menos personalidad); un hermano que se cree extraterrestre, cubierto por una escafandra de astronauta; la madre penetrada por el decorador de interiores en la mitad de la cocina; el vecino acosador que es hijo de una pareja gay y que necesita demostrar que a pesar de su padre y su padre, él no es gay. Un par de escenas memorables del primer capítulo: el hermano intentando meter la cuchara a través de su casco durante la cena; Kim abre la puerta de la cocina, vestida (minifalda, maquillaje y tacos altos) para seducir a Dave, el decorador de interiores y se lo encuentra culeando (en el sentido literal) a su madre; el vecinito acosador hablando de su padre y su padre, dándole un beso a Kim y diciéndole que él no es "raro"; el padre preocupado por las actitudes de su hija (nunca lo llamó "padre"), alabando el trabajo del diseñador de interiores y cumpliendo su rol de amo de casa. Sugar rush empezó bien, con una mezcla de extravagantes personajes, de erotismo adolescente y sentimentalismo folletinesco más un planteo de la homosexualidad no tan clásico. Parece ser que las series interesantes no han muerto.

Sugar rush se emite todos los viernes a las 23 hs. por I-Sat.

 

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