jueves, junio 18, 2009

La seducción del vacío (sobre Fantasmas de Daniel Link) [3ra parte]

Primera parte de la reseña: Un porvenir de lo Imaginario.
Segunda parte de la reseña: El silencio de las sirenas.


De El principito a Lorca. Por otro lado, las lecturas paranoico-críticas recogidas en la segunda sección del libro, “Figuras”, vuelven a demostrar la lucidez de Link, su capacidad para cruzar época, autor y obra sin caer en ningún ‘–ismo’ y su perspicacia para detectar las velocidades y los fantasmas que recorren cada texto. En esa serie, se destacan: el artículo sobre El principito de Antoine de Saint-Exupéry (“Infancia”) que, por una vía, contextualiza a la obra dándole nuevos sentidos (el pesimismo de entreguerras, la crisis de la imaginación humanista) y, por otra, cruza conceptos como la infancia, el rapto, la muerte y la industria cultural para resignificar este best seller universal; el artículo dedicado a Lolita de Vladimir Nabokov (“1955”) en el que retorna la imaginación pop pero esta vez atravesada por los fantasmas de la niñez y de las ninfas; y, por último, un recorrido por la obra de Federico García Lorca (“Locuela”) donde reaparece San Sebastián en relación con el llamado de la naturaleza y de las pobres niñas enterradas en los pozos.

Los fantasmas de la infancia.
La noción de ‘infancia’ que atraviesa las tres lecturas es central en el aparato crítico de Fantasmas porque se presenta como una radical otredad, como una figura de lo indeterminado, tensionada entre dos velocidades: la familia (la lentitud, el encierro, el polo autista) y el rapto (la velocidad, la fuga, el polo esquizo). En este sentido, el imaginario infantil “inestable, escurridizo, e inexponible (más allá de la razón) limita con la psicosis (esquizofrenia, autismo): pone al sujeto en crisis radical.” (p. 164)

Etcétera. Seamos justos: en “Figuras”, los textos sobre los galanes y las femme-fatale de Hollywood también son atractivos (“Hombres”, “1906”), y “Familia” y “Tecnofilia” son ideales para reflexionar sobre lo que Link llama “la imaginación humanista”.

Las sirenas del Nuevo Mundo. Finalmente, el último apartado, “Nuevo Mundo”, es la exploración de la imaginación novomundana (es decir, latinoamericana) como aquella que puede poner en cuestión a la cultura y su dominio, a través de las constitución de comunidades que se instalan en un espacio más allá del Estado y mediante sus unidades: la errancia, la intermitencia y la renuncia. No por nada Colón se encontró con las sirenas cuando llegó a América (“1492”), Link las rastrea en el mapa agujereado de lo novomundano en la lectura de Pedro Páramo de Rulfo (“Herencia”), Rayuela de Cortázar y Glosa de Saer (“Ciudades”) pero también en Moncada de Jorge Di Paola y Roberto Jacoby (“Cuba”) y en la obra de Clarice Lispector (“Bruja”), entre otros.

La seducción. Fantasmas es un libro demasiado complejo para reseñar, es un libro con tantos fantasmas, con tanta potencia, con tanta paranoia. El recorrido que trazo desde ya no le hace justicia porque dejo muchas cuestiones afuera (la problematización de la experiencia y la memoria en “Testigo” y “Verdad”; las reseñas sobre arte plástico y sobre cine (tengo una propensión por la literatura evidente); los artículos reveladores sobre los libros de Copi (obra que Link viene trabajando con constancia y precisión hace algunos años y que esperemos decante en el trabajo prometido bajo el título La lógica de Copi)). En fin, déjense seducir por las sirenas y los fantasmas que pueblan este libro y, también, por la escritura de Link, esa figura difícil de asir a la que no hay que perderle el rastro porque su propuesta nos permite vislumbrar cierta salida después de la catástrofe, cierto espacio para escapar al poder, cierta negatividad política para desclasificar la realidad y cierta ética para pensar en nuevas comunidades de la imaginación.

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