domingo, noviembre 29, 2009

Sobre el lenguaje y su posible potencial profanatorio

[…] Este mago malvado es el gran sacerdote de la religión capitalista. Si los dispositivos del culto capitalista son tan eficaces, es porque actúan no sólo, y no tanto, sobre los comportamientos primarios, como sobre los medios puros, es decir sobre comportamientos que le han sido separados de sí mismos y, de este modo, desligados de su relación con un fin. En su fase extrema, el capitalismo no es más que un gigantesco dispositivo de captura de los medios puros, es decir de los comportamientos profanatorios. Los medios puros, que representan la desactivación y la ruptura de cada separación, son a su vez separados en una esfera especial. Un ejemplo es el lenguaje. Ciertamente, el poder siempre ha tratado de asegurarse el control de la comunicación social, sirviéndose del lenguaje como medio para difundir la propia ideología y para inducir a la obediencia voluntaria. Pero hoy esta función instrumental -todavía eficaz en los márgenes del sistema, cuando se verifican situaciones de peligro y de excepción- ha dejado lugar a un procedimiento de control diferente, que, separándolo en la esfera espectacular, inviste el lenguaje en su girar en el vacío, es decir en su posible potencial profanatorio. Más esencial que la función de propaganda, que concierne al lenguaje como instrumento para un fin, es la captura y la neutralización del medio puro por excelencia, es decir del lenguaje que se ha emancipado de sus fines comunicativos y se dispone, así, para un nuevo uso.
Los dispositivos mediáticos tienen precisamente el objetivo de neutralizar este poder profanatorio del lenguaje como medio puro, de impedir que abra la posibilidad de un nuevo uso, de una nueva experiencia de la palabra. Ya la iglesia, después de los dos primeros siglos de esperanza y espera, había concebido su función como dirigida esencialmente a neutralizar la nueva experiencia de la palabra que Pablo, poniéndola en el centro del anuncio mesiánico, había denominado pístis, fe. Del mismo modo, en el sistema de la religión espectacular, el medio puro, suspendido y exhibido en
la esfera mediática, expone el propio vado, dice solamente su propia nada, como si ningún nuevo uso fuera posible, como si ninguna otra experiencia de la palabra fuera ya posible. […]
Fuente: Agamben Giorgio (2005): “Elogio de la profanación” en Profanaciones, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, págs. 114-115.

3 comentarios:

Pablo Natale dijo...

La relación de ese texto de Agamben con (lo) Rial me parece extraña u obvia.
Excelente el blog.
Me gusta el giro "no (estrictamente) literario" que toma de vez en cuando.

Matías dijo...

Gracias por el comentario, Pablo, aunque ¿era tan obiva la relación? Porque no vi que nadie en las reseñas sobre el libro la notara. Ojo, también pensé en Tinelli, eh. Jajaja.
Cuando quieras escribinos al mail que queremos hablar con vos del libro que editaste hace poco (¡nos interesa leerlo!). Abrazo!

Ezequiel M. dijo...

Profundo cruce. Para hacerlo más multimedia faltaría un audio de la Su haciendo alguna pregunta a un entrevistado o un minivideo de Mirtha Legrand preguntandole a Boy Olmi por vez número cuarenta y ocho cómo se llama realmente.

 

Blog Template by YummyLolly.com - Header Image by Vector Jungle