viernes, agosto 27, 2010

Germán Rozenmacher no fue un one hit wonder (IV)

En 1970, se estrena El avión negro, obra de teatro escrita en colaboración por Roberto Cossa, Germán Rozenmacher, Carlos Somigliana y Ricardo Talesnik. La obra estaba organizada en una serie de escenas que retrataban la tensión política en torno al peronismo y la posible vuelta de Perón en el escenario político pero también social (así algunas escenas llevan los siguioentes nombres: "La sirvienta"; "Compañero"; "El inversor"; etc.), escenas con una fuerte dosis de sátira social y de humor negro (en particular, en torno al  binomio peronismo-antiperonismo) que se vinculaban a través de una marcha-murga que festejaba la hipotética llegada del "avión negro" (metáfora conflictivo de esperanza y de espera que también puede leerse en el cuento de David Viñas como "El avión negro", recopilado en Las malas costumbres (1963) o en un poema con el mismo título de Esteban Moore (2007)). 
En fin, de El avión negro, vaya una de las escenas que más me gustaron cuando la leí: "El dentista" (resulta interesante que en un cuento como "Cochecito", Rozenmacher vuelva sobre el rol del "odontólogo", el esposo de la amante de Cacho, como un rol social típicamente burgués y antiperonista). Si quieren leer la obra completa, pueden hacerlo acá.

EL DENTISTA

(El supuesto consultorio es un ámbito muy estrecho que ocupa una porción muy reducida del escenario. Una ventana pequeña. Un sillón profesional, el torno y la bandeja con algunos instrumentos. El Dentista está preparando una inyección con cierta impaciencia. La paciente mira aprensivamente.)

DENTISTA
Ay, m'hijita, ni que fuera una criatura...

PACIENTE
Perdone, doctor, pero no soporto el torno...Prefiero el pinchazo.

DENTISTA
Está bien, está bien, perdemos tiempo los dos, pero... (La inyección está lista. Se acerca a la Paciente) Abra bien la boca...Abra más...¡Más!

PACIENTE
(Quiere decir "no doy más") ¡O oi má!


DENTISTA
Baje la cabeza...¡No tanto...! (Impaciente) ¡Pero no me cierre la boca!

PACIENTE
(Quiere preguntar "así") ¿Ají?

DENTISTA
Eso es...Quietita.(Le clava la aguja. La paciente manifiesta su dolor con un movimiento. Sin importarle, rutinario) ¿Dolió? (La paciente hace un gesto con la mano significando que le dolió mucho)

DENTISTA
Quietita...Falta muy poquito...(Le hunde más la aguja) ¡Listo! (Apoya la jeringa sobre la bandeja y ya prepara el torno)
PACIENTE
(Temerosa de que no dé tiempo a la acción de la anestesia, quiere decirle "no, todavía, no") ¡O, oavía o!

DENTISTA
¡Quédese tranquilita y cierre la boca mejor! (Se comienza a oir el rumor de la manifestación. El Dentista escucha extrañado. La paciente se incorpora un poco con curiosidad, escuchando. Deja el torno y se dirige a la ventana) ¿Qué es eso? (La paciente también quiere ir, e intenta levantarse. Autoritario) ¡Usted se queda sentada! (La Paciente obedece. El Dentista mira a través de la ventana. Se oyen claramente el bombo y algún estribillo. Impresionado, desconcertado) ¡No puede ser...! (Alarmado) ¡Qué barbaridad...! ¡Es increíble! (La Paciente, sin animarse a ponerse de pie, agita el puño en alto con alegría y entusiasmo, festejando. El Dentista advierte el movimiento, y se vuelve hacia ella muy nervioso) ¿Qué hace?

PACIENTE
(Sentada, pero eufórica, quiere decir "¡Perón, Perón, Perón...! Vuelve... Perón", pero por efecto de la anestesia le sale:) ¡Eón, eón, eón...! ¡Uele Eón...!

DENTISTA
(Asustado, agresivo) ¡No se mueva!

PACIENTE
¡Ele, otor, ele! ¡Etale o el torno!

DENTISTA
¿Está apurada ahora?

PACIENTE
¡Iero ir a lo uchacho!

DENTISTA
(Con odio contenido, dirigiéndose al torno) Quiere ir con los muchachos...

PACIENTE
(Con orgullo) ¡I, otor!

DENTISTA
Mire qué bien. (Se dispone a aplicarle el torno) Permitamé...

PACIENTE
Ele, otor. (Abre la boca)

DENTISTA
(Aplica el torno) Así que empiezan a joder otra vez, ¿eh...? (La Paciente hace gestos indicando que le duele, trata de moverse, pero es inútil. El torno produce un ruido exagerado. Escarbando con furor y entonando "Los muchachos peronistas") Los muchachos lalalila, ¿eh...? Qué grande sos, ¿eh...? (Empujando el torno con el ritmo de la marcha) ¡Sos-el-pri-mer-tra-ba-ja-dor! (La Paciente emite sonidos guturales de dolor. Completamente fuera de sí) ¡Veinte años arreglando bocas podridas...! ¡Veinte años...!
¡Me rompí el alma para recibirme...! ¡Sangre me costó...! ¡Este consultorio es mío...! ¡El ultrasónico, el teléfono, el guardapolvo...! ¡Todo mío...! ¡Nadie me regaló nada! ¡Todo me lo gané curando bocas podridas! ¡Me paso la vida curando bocas podridas...! ¡Yo no soy un animal, soy un hombre culto! ¡Voy al teatro todos los sábados! ¡Entiendo las películas de Bergman...! ¡Leo La Prensa...! (Comienza a tararear la Novena de Beethoven con la mirada alucinada, fija en un punto remoto, hundiendo más y más el torno. La Paciente va dejando de moverse y finalmente queda inmóvil. El dentista continúa unos instantes tarareando y aplicando el torno, hasta que advierte que la Paciente ha muerto. Deja de cantar, detiene el torno y lo aparta. Horrorizado) ¡Muévase...! ¡Puede moverse...! (Furioso) ¡Le digo que se mueva! (Desesperado, histérico) ¡Fue sin querer! ¡Yo no tengo la culpa...! ¡Son ustedes! ¡Me ponen nervioso...! ¡Gritan, gritan, gritan...! (Comienza a oscurecerse la escena) ¡Se juntan y gritan! ¡Salen de todas partes, cantan, insultan, se ríen...! ¡Yo soy un profesional! ¡Tengo mi casa, mi coche, mi torno...! (Chillando, ridículamente digno) ¡Soy un profesional...! (Una pausa. Luego, rabioso, asustado y puerilmente feroz) ¡Negros de mierda!

1 comentarios:

Ezequiel M. dijo...

Delicioso!
Lo leí comiendome un pedazo de chocolate milka y no sé qué fue más rico. Brutalmente excelente. Me encantó.
Supongo que el hecho de que mi viejo sea odontólogo, Radical y por lo tanto gorila, me toca.
"¡Voy al teatro todos los sábados! ¡Entiendo las películas de Bergman...! ¡Leo La Prensa...!": hermoso.

 

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