viernes, diciembre 28, 2012

Prólogo a El Mago de Oz (José Bianco)

El Mago de Oz goza del favor de tantos lectores en el mundo de nuestros días como en otros tiempos los cuentos de Andersen y de Grimm. Su autor, L. Frank Baum, lo había titulado en un principio De Kansas al Reino Encantado (From Kansas to Faryland), pero no estaba satisfecho con el título: para ese reino encantado buscaba un nombre nuevo. Lo encontró, por fin, en el último cajón de su archivo, en una carpeta que llevaba el rótulo OZ. El libro se transformó en De Kansas al Reino Encantado de Oz y después, sencillamente, en El Mago de Oz.

L. Frank Baum publicó El Mago de Oz en 1900. En 1903 se llevó por primera vez al teatro. Desde entonces, todas las formas de expresión, por el verbo o por la imagen, contribuyeron a difundirlo. En 1939, veinte años después de muerto su autor, la Metro Goldwin Mayer hizo un film en el cual Judy Garland obtuvo su mayor éxito cinematográfico; en 1975, en el Majestic Theater de Broadway, se estrenó una comedia musical, El Mago, con un reparto exclusivamente negro. Del libro en sí, editado en veintidós lenguas, se han impreso unos diez millones de ejemplares, lo cual lo coloca entre los quince libros más vendidos en lo que va del siglo. Es el caso de preguntarse a qué se debe el triunfo de un cuento de hadas en un país como los Estados Unidos, de una áspera, ávida civilización industrial, y que lo fue más que nunca en las primeras décadas de este siglo. Sabemos que por entonces se hallaba en una etapa vertiginosa de su desarrollo, y que era frecuente la migración de los trabajadores rurales a los grandes centros urbanos, donde debían adoptar nuevas pautas de valores. Romper con el pasado y tener en el progreso material una confianza ilimitada trae consigo el desarraigo afectivo, la insatisfacción y la monotonía: tal es el precio que se paga por un crecimiento económico desmesurado. Debemos pues pensar que un relato como El Mago de Oz ha cumplido una función de catarsis en una sociedad cuyos valores máximos, el trabajo y la producción, parecían obtenerse a expensas de la imaginación y la fantasía.
Los personajes de El Mago de Oz no son puramente fantásticos. Una especie de sensatez, o sentido de lo real, modera en ellos la irrupción de lo maravilloso. El Espantapájaros, el Leñador de Hojalata y el León Cobarde son tan ingeniosos como poéticos, y en el decurso de una acción que abunda en brujas, buenas y malas, el gran Oz, el mago por antonomasia, resulta ser un hombrecito que nada tiene de mago, asistido únicamente por la astucia. Dorotea, la protagonista del relato, quizá sueña con un mundo mejor que aquel en que vive, pero no puede menos de quererlo. A lo largo del relato sólo tiene una preocupación: volver a Kansas. En Oz todo es hermoso y verde; en Kansas, todo es seco y gris. Pues bien, Dorotea elige el gris, y emplea los poderes mágicos que le depara la suerte en volver a Kansas, junto a sus tíos, no menos grises, uno y otro, que las praderas quemadas por el sol y los vientos donde han vivido siempre. "No hay lugar alguno como el propio hogar", dice. Al Espantapájaros, que ambiciona un cerebro, el Leñador de Hojalata le responde: "El cerebro no hace al hombre feliz, y la felicidad es lo más importante del mundo".
La sanidad moral de los personajes aumenta, si es posible, la atracción del relato. El Mago de Oz conserva intacta su frescura gracias a ese delicado ajuste de lo fantástico y lo real.

José Bianco
En Baum, L. Frank (1986): El Mago de Oz, Buenos Aires, Ediciones Orión, pp. 7-9.

miércoles, diciembre 26, 2012

De los workaholics y lo navideño


What I’d like to see is a movie in which workaholic dad sits his son down and says, “You know what? I’m not really interested in your karate thing or what specific toy you’ve decided you want for Christmas. What I am interested in is my work, and coincidentally my work finances all that crap for you. I am giving you enough money that you can do basically whatever you want — so just go do it already and stop trying to force me into a role I’m obviously never going to fulfill.”

It may be physically impossible for such a movie to be made in America, though. If that was the end point, the moral of the story — if all the family members “did their own thing” without stressing out about whether they felt the appropriate emotions about each other, etc. — then this whole “America” thing may literally collapse in on itself. 
¿Por qué se vuelve imposible escuchar relatos diferentes a los de los Auténticos Valores de Familia? En este post, motivado por las películas de espíritu navideño en las que el principal problema es el hombre insensible y workaholic, Adam Kotsko apunta algunas cuestiones sobre el tema.

domingo, diciembre 23, 2012

Mi fiesta inolvidable (Jorge Barón Biza)

Publicado originalmente en La Voz del Interior el 3 de enero de 1999. Escrito en colaboración con Rosita Halac, este texto fue incluido en Los cordobeses en el fin del milenio, Córdoba, Ediciones del Boulevard, 1999. El artículo se completaba con una serie de entrevistas a distintas personas que contaban sus experiencias festivas: un humorista, un cuartetero, una modelo y un ama de casa.

El secreto de una fiesta está en invertir situaciones: el poderoso queda desarmado de sus protecciones, el pobre se da el lujo de derrochar, la cenicienta se produce como belleza sexy y el ama de casa baila salsa con un compañero veinte años más joven.
El resultado no es la subversión, sino la catarsis. La fiesta establece un desorden limitado que permita reemprender con una sonrisa la cuesta del lunes. La fiesta es una aspiradora de nuestras energías, un calmante, una válvula de seguridad social.
Otra característica fundamental de la fiesta es la inutilidad. Todo en ella debe ser inútil. La fiesta verdadera se diferencia de la ceremonia social; tiene que ser "porque sí", y toda la energía y dinero que se invierten en ella deben tener olor a plata quemada y a esfuerzo tirado por la ventana.
Pero la inversión mantiene todavía un orden, una jerarquía: los dioses cotidianos son destronados por los dioses de la fiesta (Momo, Baco), el organizador conserva autoridad, es el intérprete del estado de ánimo, guionista y escenógrafo, jefe que pone límites en el momento crucial. La fiesta es todavía blanca.
Más allá de la inversión de situaciones, está la transgresión, la fiesta negra (noches de brujas, barras bravas, despedidas de soltero), el derroche vacío, sin ideales. Es difícil encontrarle un punto positivo a la fiesta transgresora, pero si reflexionamos vemos que la palabra que la identifica —"reventar"— guarda siempre una pálida esperanza que en el "reviente" está el límite inevitable de lo que somos y germina la esperanza de rehacernos.
En la fiesta la alegría es obligatoria, tan compulsiva como una orden. El resultado es una ceremonia anti-individualista, en la que retornamos por vía del desborde, a la manada, a una conciencia social primaria. Quizá por eso la fiesta es también refugio de marginados, colonizados, inmigrantes, única alegría de los excluidos. La fiesta evita por unas horas la recaída en una realidad que sólo señala derrotas.
La fiesta es un territorio en el que la tecnología tiene todavía un papel secundario. Luces, sonido, sí; pero más allá de eso, la fiesta es impermeable a la ciencia. Las fiestas que quedan en manos de empresas especialistas son un fracaso. Sirven sólo para encuentros empresariales, protocolos y otras congeladoras. La tecnología no consigue horadar el muro humano, que reserva su calor para las fiestas-fiestas.
Atacada por los moralistas, despreciada por los eficientes, motivo de burla para los defensores del sentido común, quizás la fiesta sea uno de los pocos lugares de resistencia que nos quedan frente a esa pesadilla de la razón que es la tecnología.

En Barón Biza, Jorge (2010): Por dentro todo está permitido, Buenos Aires, Caja Negra, pp. 117-118.

martes, diciembre 18, 2012

Un hombre sin suerte

El día que cumplí ocho años, mi hermana −que no soportaba que dejaran de mirarla un solo segundo−, se tomó de un saque una taza entera de lavandina. Abi tenía tres años. Primero sonrió, quizá por el mismo asco, después arrugó la cara en un asustado gesto de dolor. Cuando mamá vio la taza vacía colgando de la mano de Abi se puso más blanca todavía que Abi.

−Abi-mi-dios −eso fue todo lo que dijo mamá−. Abi-mi-dios −y todavía tardó unos segundos más en ponerse en movimiento−.
El cuento con el que Samanta Schweblin ganó el concurso Juan Rulfo no tiene desperdicio. El algún punto podría pensarse en serie con "A perfect day for bananafish" de Salinger pero tiene un par de guiños al presente que valen la pena. Schweblin sigue sorprendiéndome gratamente. Todavía recuerdo con felicidad y satisfacción El núcleo del disturbio

lunes, diciembre 17, 2012

Para no soñar (sobre Le viste la cara a Dios de Gabriela Cabezón Cámara)


El retorno a los cuentos clásicos que se dio en estos últimos años (esos cuentos maravillosos de los Grimm o de Perrault, esos formadores de estereotipos, deseos y soluciones imaginarias) marca cierta necesidad. Tal vez se trate de buscar fantasmas en esos relatos primigenios que atraviesan clases, sociedades y naciones; tal vez sea otro manotazo de ahogado de un mercado cultural que muchas veces se choca contra sus propios límites y debe volver hacia el pasado para relanzarse. En todo caso, productos como la historieta Fables de Bill Willingham (publicada por Vértigo a partir de 2002 y que continúa publicándose a través del fabuloso formato del spin-off), la serie televisiva estadounidense Once upon a time (lanzada en 2011 y que este año tuvo su segunda temporada) o un libro destacadísimo como Las infantas de la escritora chilena Lina Meruane (publicado hace unos años por Eterna Cadencia) son sólo algunos ejemplos de este interesante y productivo revival de los cuentos del “Había una vez…”. Desde ya, la aproximación, la re-vuelta de cada uno de los productos mencionados es diversa y va desde la mirada melodramática a la mirada perversa, de la actualización a la tergiversación, de Andrea del Boca al Marqués de Sade.
Justamente, en 2011, en el marco de esta retromanía de los relatos, la editorial virtual española Sigueleyendo lanzó una serie de ebooks llamada "Bichos" en la que se les propone a diversos autores hispanoescribientes que reversionen cuentos clásicos. Me interesa acercarme en particular a Le viste la cara a Dios de Gabriela Cabezón Cámara, texto que se ha publicado también en papel a través de la editorial La isla de la luna. Los demás libros de la colección están en mi lista de pendientes pero ya llegará el momento de leerlos y comentarlos. Por lo demás, el relato de Cabezón Cámara no puede dejar de leerse y releerse, en estos días en el que los juicios por el caso Marita Verón captan la agenda de los medios, para pensar qué posibilidades existen en la literatura de narrar y exponer experiencias tan oscuras e intransferibles como la explotación sexual.
Me permito un rodeo: hay una propaganda impresa del Ministerio de Justicia que sale en estos días en publicaciones como la revista Barcelona o Fierro sobre la línea gratuita para la denuncia de trata de blancas en el marco del “Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata”. En esta propaganda, se ve un colchón deslucido, pelado, con un par de zapatos femeninos con tacos en el centro y una cita textual en la parte superior que dice lo siguiente: “La señora dijo que iba a vivir como una reina. No imaginé esto… Llegué a hacer 20 “pases” por día. También duermo en esta habitación.” – Sandra. Víctima de delito de trata de personas. ¿Por qué traer a colación este aviso para leer Le viste la cara a Dios?
Cabezón Cámara elige acertadamente un cuento clásico para actualizarlo y, en ese reseteo, cruzarlo con la explotación sexual. Ese cuento es “La bella durmiente”. Así, la promesa de ser “como una reina” funciona perfecto como excusa para abrir la puerta del puticlub tortuoso de Lanús donde la “Beya durmiente”, una chica secuestrada y prostituida por el Rata Cuervo y sus secuaces, pasará sus días anestesiada por la droga y por la brutalidad sexual, "dormida" para escapar del cuerpo atravesado. El relato, sin embargo, no elige la sencillez de una primera persona que cuente su experiencia (porque el sujeto que la experimenta pareciera no poder comunicarla, porque es una experiencia del límite) ni la aparente neutralidad de una tercera persona (porque no se trata de distanciarse de la experiencia, se trata de internarse en el cuerpo de mujer torturada); por el contrario, Cabezón Cámara despliega una segunda persona que apela todo el tiempo a la conciencia, la reflexión y la sensación de la Beya durmiente, un relato de alguien que comparte, como un espectro ubicuo, los sucesos que atraviesan a la protagonista pero que también intenta pensarlos. El estilo que ese relato adopta en el correr del río textual es barroco, cargado de rodeos para acceder al centro de la sensación, al mejor estilo lamborghiniano (Cabezón Cámara ya lo había desplegado en La virgen cabeza). Ese barroquismo se cruza con referencias al misticismo español en el Siglo de Oro (y, por ende, la entrada de lo religioso en diáfano esplendor) pero también con referencias pop como Kill Bill (que, en el final, se vuelve fundamental como deriva imaginaria y renovada “justicia pop-ética”).
Por otro lado, en términos estructurales, Le viste la cara a Dios se divide en tres partes pero para no extenderme (aunque lo valdría) me detengo solo en la primera. Esta parte se sostiene en la tensión entre el cuerpo y el espíritu, entre la carne y el alma, entre un plano en el que el dolor y la tortura son ineludibles y otro plano que la Beya desea en donde aislarse (en este punto, la inserción de citas y menciones a los místicos españoles y el cruce del discurso católico son perfectos recursos para enfatizar la tensión). Justamente, la referencia al sueño como bálsamo, la continua apelación a Dios como posible salvación y, en el límite del paroxismo, la cocaína como anestesia son estrategias para retextualizar el cuento clásico en un posible relato de la explotación sexual en la Argentina. En ese punto, las posibilidades de narrar la experiencia se cruzan con las posibilidades de denunciar una experiencia: ¿cómo puede hacer la literatura para contar el sufrimiento del cuerpo? ¿qué función tienen los relatos frente a un caso como el de Marita Verón? ¿qué hacer con la imaginación frente a la brutalidad de lo real? 
Le viste la cara a Dios es, justamente, un experimento narrativo que merodea estos interrogantes político-literarios intentando darles una respuesta con el barroquismo que la sexualidad y la violencia podrían precisar para ser narradas.

viernes, diciembre 14, 2012

Un París neobarroso

En la segunda mitad de 1989, cometí el error (la imprudencia, fascinado como una niña proletaria, por las luces benjaminianas de los pasajes de Lutecia) de aceptar, después de un duro trámite, una beca en París. Lo que sigue es una crónica fragmentaria de los infortunios y sinsabores que tan insensato desplazamiento me causó, montada a partir de una charla con María Inés de Aldaburu.

Así comienza la crónica poética Nueve meses en París de Néstor Perlongher que tan generosamente pone a disposición de todos el blog jaibasbibliopiratas, un hermoso baúl de sorpresas poéticas digitalizadas (no dejen de explorarlo). La crónica de Perlongher sigue acá.

Gracias a Schlemihl.

martes, diciembre 11, 2012

Hablame otra vez, forastero

Copio gacetilla de la nueva visita de Pedro Lemebel a nuestro país:



Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti

Viernes 14 / 17 HS
Sábado 15 / 20 HS

III Jornadas por la diversidad
Literatura y resistencia. Expresiones de la diversidad
Con la presencia de Pedro Lemebel 

En el marco de las III Jornadas por la Diversidad - literatura y resistencia, el sábado 15 de diciembre a las 20 hs, el artista chileno Pedro Lemebel  realizará una presentación audiovisual en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti (Av. del Libertador 8151 – Ex ESMA). Como todas las actividades del espacio, la entrada será libre y gratuita.

Escritor, artista visual, militante, Pedro Lemebel se ha convertido en una de las principales figuras del arte latinoamericano de las últimas décadas. Después de 30 años de trayectoria, su obra, encausada siempre en un profundo compromiso político como resistencia a los regímenes totalitarios y las instituciones fosilizadas, aún sirve de inspiración a artistas de todo el continente y contribuye día a día a la reconciliación de la palabra con el cuerpo y la acción. Entre sus antecedentes se encuentra la creación del colectivo artístico (y escandaloso) Yeguas del apocalipsis (1987), la conducción del programa de radio Cancionero y la publicación de los libros de crónicas urbanas Zanjón de la Aguada y Adiós mariquita linda, entre otros. Además sus textos fueron premiados en numerosas ocasiones y su poema “Manifiesto por mi diferencia”, a esta altura, constituye una pieza clásica de la literatura chilena y latinoamericana.

En lo que será la antesala de la presentación del sábado, el viernes 14 a las 17 hs, se proyectará “Corazón en fuga” -documental de Verónica Quense sobre la vida de Lemebel- y a continuación declamarán los poetas Ioshua y Naty Menstrual. El cierre del primer día estará a cargo de la cantautora Valeria Cini.

Las Jornadas por la Diversidad representan un espacio de construcción de la memoria que busca reivindicar los derechos de la comunidad Gay Lésbica Bisexual Trans e Intersexual (GLBTI) y fomentar la igualdad a través del arte y la cultura. A tales fines, a lo largo de este año se han convocado a intelectuales y referentes de la cultura para reflexionar y ayudar a deconstruir todo lenguaje o práctica basada en una discriminación encubierta y se ha propuesto el diálogo con estudiantes y ciudadanos interesados en la temática.


Cronograma

Viernes 14
17 HS: Proyección - Corazón en fuga
de Verónica Quense, sobre la vida y obra de Pedro Lemebel
19 HS: Presentación de los poetas Ioshua y Naty Menstrual
Recital - Valeria Cini (cantautora)

Sábado 15
20 HS: Presentación de Fernando Noy
20.30 HS: Pedro Lemebel en vivo

Para más información, ingresar a www.derhuman.jus.gob.ar/conti

Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti
Contacto: Área de Comunicación y Prensa
prensaconti1@gmail.com
Tel.: 4702-7777 Int. 197

Lugar: Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti
Av. Del Libertador 8151 CABA (Ex ESMA)
Horarios: martes a viernes de 12 a 21 hs. Sábados, domingos y feriados de 11 a 21 hs. Lunes Cerrado.

sábado, diciembre 08, 2012

Lo trash



Quiero verla. Después de ver el trailer no puedo dejar de pensar en Snatch y en Tarantino. Puede resultar interesante...

martes, noviembre 27, 2012

Qué puedo

La separación tajante de las acciones a partir de un apriori que divide entre lo que está bien y lo que está mal es uno de los presupuestos desde los cuales parte la concepción moral de la política. Dicho apriori desconoce que no hay política previa a su realización. Por el contrario, la concepción ética de la política, no evalúa si una generalidad se aplica bien o mal a cada caso particular. Ya que más que juzgar, la ética pregunta.
El artículo de Mariano Pacheco, "La concepción ética de la política", sigue acá.

Visto en circoanálisis.

lunes, noviembre 12, 2012

MM


El Siglo XXI sorprendió a los miembros de la corporación historietística con una novedad impensada: Sus servicios ya no serían necesarios, o por lo menos no su condición de “autores”, “artistas” o cualesquiera fueran los títulos que los habilitaban para acumular fortunas. Las nuevas estrellas del firmamento del cómic, en lugar de gatos parlantes, ratones parlantes o marineros tuertos parlantes serían a partir de ahora una serie de “caritas” expresando estados de ánimo, que copypasteadas por infinidad de usuarios anónimos protagonizarían otra infinidad -aún mayor- de breves relatos satíricos.
La genial columna de Podetti sigue acá. Espero que algún día recopilen estas columnas de historietistas, guionistas y dibujantes apócrifos porque no tiene desperdicio.

sábado, noviembre 03, 2012

Rancière, la cultura popular y las capacidades

Carnevale: Tenemos un diagnóstico con el que tal vez no concuerdes: en tanto existen sujetos políticos que desaparecen del campo de la política actual, que se vuelven obsoletos a través de una cantidad de procesos históricos, estos son recuperados de forma icónica en el arte contemporáneo. Muchos artistas contemporáneos y curadores parecen compartir, por ejemplo, una cierta nostalgia por las contraculturas de generaciones anteriores. Estamos pensando en todas esas cosas centradas en el movimiento del trabajo, por ejemplo, no solo en el trabajo de Jeremy Deller sino también en un gran número de artistas que usan esta especie de código icónico (Rirkrit Tiranavija, Sam Durant, Paul Chan). ¿Cómo explica este proceso? ¿Se trata de una reacción atrasada del arte contemporáneo en relación con el presente o es una forma de absorción?

Ranciére: Debemos ir más allá de la demasiado simple relación entre pasado y presente, realidad e ícono. Su respuesta presupone una cierta idea del presente: acredita la idea de que la clase trabajadora ha desaparecido, que de ahora en más podemos hablar de ella con nostalgia o en términos del imaginario kitsch. Los artistas podrían contestar que esa es una visión que toman prestada del imaginario dominante del momento y que, más aún, la reexaminación del pasado es una parte de la construcción del presente. La pregunta entonces es si mediante la reconstrucción de una huelga durante la era Tatcher, Jeremy Deller está proponiendo un quiebre en la relación con el imaginario dominante de un mundo donde, de otro modo, no habría más que virtuosismos de alta tecnología o la asombrada mirada ocasional hacia el pasado, que es cómplice de esta visión. La mirada hacia la contracultura del pasado, de hecho, cubre dos problemas: primero, la relación con la cultura militante de los años de la revuelta, que no es necesariamente nostálgica. Más bien, es ácida en el trabajo de Sam Durant, por ejemplo, para no hablar del trabajo de Josephine Meckseper, quien intenta mostrar la cultura de la protesta como una forma de moda juvenil. Segundo, la relación con la cultura popular, que me parece ser el objeto de una nueva mutación. En la era del arte pop y de los nuevos realismos, con gusto hubiéramos usado el “mal gusto” popular para desestabilizar la “alta cultura”. Las fotografías del kitsch de Martin Parr continúan en esta tradición. Pero hay un intento más positivo actualmente de darle forma a la continuidad entre la creatividad artística y las formas de la creatividad manifestadas en objetos y comportamientos que testifican las capacidades de cualquier persona y nuestras poderes inherentes para resistir. Trabajos como los de la serie fotográfica de Jean-Luc Moulene Objets de greve [Objetos de huelga, 1999-2000] o la instalación Menschen Dinge [El aspecto humano de los objetos, 2005] creada en el Memorial de Buchenwald por Esther Shalev-Gerz en torno de objetos repensados y retocados por detenidos del campo de concentración son solo dos ejemplos —ejemplos que coinciden con mi argumento tal vez demasiado bien. En todo caso, este modo de relacionarse con la cultura popular o con las contraculturas desde el punto de vista de las capacidades que ponen en funcionamiento y no desde las imágenes que convocan, me parece el verdadero asunto político del presente.
Fragmento rápidamente traducido de una entrevista a Rancière de 2008 que se puede leer, en inglés, acá.

viernes, octubre 26, 2012

Interceptadísimos

Leo en la Hecho en Buenos Aires de octubre una entrevista a Julián Assange, el fundador de Wikileaks, y me reencuentro con el glorioso discurso paranoico (ellos son Google y la NSA, aquellos que están detrás de los telones cibernéticos). Va un fragmento divino con un concepto a tener en cuenta, la interceptación.

JG– ¿Cuál es el impacto que los movimientos y las redes sociales tienen en este momento en que vivimos?

JA– Si hay redes y movimientos sociales, entonces hay un rival.Existe la posibilidad de conectarse a los deseos y pensamientos de todos, por ejemplo, cuando haces una búsqueda en Google, el sitio la registra permanentemente. Porque Google trabaja desde Estados Unidos, Google te conoce mejor de lo que te conoces a ti mismo, recuerda lo que estuviste buscando hace dos días, hace tres horas, Google lo recuerda, te conoce incluso mejor que tu mamá.

JG
– ¿ A dónde va esta información?

JA– Esa información es almacenada por Google, pero también es interceptada por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. La gente en Latinoamérica podría no darse cuenta de ésto, pero la posición geográfica de Estados Unidos es tal que le ha dado un gran poder a sus agencias de inteligencia, comunicaciones fluidas hacia Europa, hacia Asia.

La información de Latinoamérica atraviesa Estados Unidos, es interceptada por la NSA y luego viene el juego de la interceptación, decir: ¡Ha! Es un individuo interesante, yo a esta hora vi que abrió un correo aquí, creó un portal, trató de llamar a su mamá en Madrid. Es el juego nuevo es la interceptación, registran todo, es más barato registrar todo, desde América Latina a Estados Unidos, y almacenarlo durante un par de años.

Te vuelves interesante para Estados Unidos y sus amigos, regularmente dicen: revisemos qué estaba haciendo Assange hace unos años, revisemos quiénes son sus amigos, con quién se está comunicando.

Esto no es especulación, existen compañías por todo el mundo que venden equipos para hacer esto, y tienen las guías de mercadeo para las agencias de inteligencia. Aquí es donde esto es aplicable, éste es el costo, puedes interceptar todo, no tienes que preocuparte en determinar qué persona es interesante, simplemente intercepta todo y almacena todo. Esta denuncias la publicamos nosotros a principio de año, se trata del llamado el Spy File.

La entrevista completa puede leerse en la Hecho o acá.

sábado, octubre 20, 2012

Madre nuestra

Cooptado por el mercado, esperanzado en la dulce espera, ayer adquirí por precio ínfimo el primer libro de Mamá Pierri, la genial historieta de Langer que empezó en Inrockuptibles y ahora andá por la Barcelona. De la contratapa, copio:

Dedicado a Nusia, mi mamá, a la mamá de mi mamá, a la idishe mame, a la mamma tana, a la Pachamama, a la reina madre, a las Madres de la Plaza (línea fundadora), a las madres originarias, a la madre coraje, a las madres del dolor, a las madres del paco, a la madre patria, a las madres de las ligas de madres, a las madres solteras, a las madres de nuestras novias, a las madres merqueras, a las madres golpeadas, a las madres garcas, a las madres boludas, a las madres fachas, a las madres putas, a las madres zurdas, a las madres locas, a las madres empastilladas, a las madres asesinas, a las madres adolescentes, a las madres adoptivas, a las madres lesbianas, a las madres sidosas, a las madres hijas de puta, a la madre superiora, a las madres pijudas, a las mamushkas, a las madres caretas, a las madres depresivas, a las madres chorras, a la santa madre, a las madres desnutridas, a Mamá Pierri, a las madres botoxeadas, a la concha de tu madre… y a la reputísima madre que nos parió,
Con amor.

Langer


domingo, octubre 14, 2012

oh, el horror


La segunda temporada de American Horror Story tiene dos puntos altos: 
1. la reasignación de los actores de la primera temporada en un nuevo contexto, en una nueva historia, en un nuevo tiempo y, en particular, encarnando nuevos personajes (oh, Jessica, qué nos mostrarás esta vez...); 
2. la intertextualidad ya no con películas de casas embrujadas y almas en pena sino de cuerpos endemoniados, religiosas perversas y manicomios oscuros (y la consiguiente necesidad del espectador de buscar en su archivo cultural mental la escena que la serie evoca; o, en su defecto, pedirle a san google, que se la recuerde). 
No dejen de ver las promos que lanzaron (creo que es otro de los hallazgos de la serie: videos enigmáticos y precisos; una imagen congelada en un gesto) y veremos qué nos depara esta nueva temporada de horror.

viernes, octubre 12, 2012

Disco, baby, disco!


Contratapa:
Para sus detractores, la música disco nunca fue más que el desfile de celebridades de Studio 54, la empalagosa música de los Bee Gees o el chico humilde de origen italiano de Fiebre de sábado por la noche que es transportado al firmamento por la sola virtud de su atuendo y pasos de baile. Sin embargo, en este libro Peter Shapiro revela que detrás de ese espectáculo de narcisismo, indulgencia y frivolidad se esconde una historia pocas veces contada, la historia oculta de un género nacido de la convergencia de las culturas marginales de los homosexuales, los afroamericanos y los inmigrantes latinos e italianos, en una época en la que el fracaso de la utopía hippie había dado lugar a la exclusión y la guerra de pandillas. “Glamour entendido como acto de rebeldía”, el disco le dio un nuevo sentido a la idea de comunidad al promover la integración racial, sexual y de clase en la pista de baile.
Shapiro rastrea así el origen de la cultura disco en las luchas por los derechos civiles, el Black Power, la edad dorada del soul, la revolución sexual y la psicodelia, a la vez que hace foco en aquellas transformaciones surgidas al compás de primitivas cajas de ritmo y sintetizadores que cambiaron el paisaje de la música para siempre. En tanto la historia del disco es al mismo tiempo la historia del nacimiento de la cultura del DJ, del remix, y, en definitiva, de la discoteca tal como la conocemos actualmente, este libro recupera el aporte innovador de artistas como Larry Levan, David Mancuso, Giorgio Moroder o Arthur Russell, entre tantos otros, y documenta el surgimiento de clubes emblemáticos como The Loft, Le Jardin o el legendario Paradise Garage que establecieron el canon de lo que conocemos como música y cultura dance.

Más info de la brutal novedad de Caja Negra, acá.

lunes, octubre 08, 2012

El folletín, Puig, la realidad

Manuel Puig. —En mi trabajo he tratado de rescatar algunas características del folletín que me parecían válidas, y de desechar otras, pero tal vez no lo logré. Por ejemplo, me interesa del folletín la preocupación por mantener una intriga y mantener al lector o al espectador despiertos a lo largo de toda la narración. Empecé a trabajar en una época en que lo sentimental era casi mala palabra y se me ocurre que ésta es una parte de la experiencia humana y... ¿por qué no puede entrar en la literatura? La cuestión es que básicamente he tratado de integrar esos dos puntos en mi narrativa y no usar, por ejemplo, la inexcrupulosidad del folletinista por el uso de personajes unidimensionales. Otra falla muy visible todavía en el teleteatro, como antes había existido en el radio-teatro, heredada de los folletines del siglo pasado, es la necesidad de alargar las historias, sin ninguna razón; no sé por qué los folletines tenían que ser tan largos: jsería cuestión de contratos? No sé por qué las telenovelas tienen que durar meses e incluso hay algunas que duran años. La cuestión es que he tratado de incorporar esas características y me ha traído problemas, porque hay críticos que ven en una lectura rápida la sospecha de que algo no está bien, como si el placer fuera sospechoso. Hay una actitud elitista en ciertas críticas según las que lo que puede ser de fácil acceso, lo que puede ser popular, resulta sospechoso. He tratado, con mi trabajo, de unir la lectura accesible y el interés anecdótico a una pretendida profundidad de discurso. Pero ésas no son nada más que las intenciones.

Recupero la intervención de Puig en una mesa redonda en torno del folletín (1982) en la que también participaron Vargas Llosa, Roman Gubern y Fernando Savater. La transcripción, acá.

sábado, octubre 06, 2012

Esto no es una regadera



Más humor petiso-político de Diego Parés, acá.

domingo, septiembre 30, 2012

La religión bancaria

“Crisis” y “economia” actualmente no son usadas como conceptos, sino como palabras de orden, que sirven para imponer y para hacer que se acepten medidas y restricciones que las personas no tienen ningún motivo para aceptar. ”Crisis” hoy en día significa simplemente “vos debés obedecer!”. Creo que sea evidente para todos que la llamada “crisis” ya dura decenios y nada más es sino el modo normal como funciona el capitalismo en nuestro tiempo. Y se trata de un funcionamiento que nada tiene de racional.

Para entender lo que está pasando, es necesario tomar al pie de la letra la idea de Walter Benjamin, según el cual el capitalismo es, realmente, una religión, y la más feroz, implacable e irracional religión que jamás existió, porque no conoce ni redención ni tregua. Ella celebra un culto ininterrupto cuya liturgia es el trabajo y cuyo objeto es el dinero. Dios no murió, se tornó Dinero. El Banco –con sus funcionarios grises y especialistas– asumió el lugar de la Iglesia y de sus sacerdotes y, gobernando el crédito (incluso el crédito de los Estados, que docilmente abdicaron de su soberania ), manipula y administra la fe –la escasa, incierta confianza– que nuestro tiempo todavía trae consigo. Además de eso, al hecho de que el capitalismo sea hoy una religión, nada lo muestra mejor que el titulo de un gran diario nacional (italiano) de hace algunos dias atrás: “salvar el euro a cualquier precio”. Así es, “salvar” es un término religioso, pero ¿qué significa “a cualquier precio”? ¿Hasta el precio de “sacrificar” vidas humanas? Sólo en una perspectiva religiosa (o mejor, pseudo-religiosa) pueden ser hechas afirmaciones tan evidentemente absurdas e inhumanas.

Una entrevista completa al estimado Giorgio, acá.

miércoles, septiembre 26, 2012

Presentación La tendencia materialista: antología crítica de la poesía de los 90


Paradiso Ediciones invita a la presentación de
La tendencia materialista.
Antología crítica de la poesía de los 90

Compiladores:
Violeta Kesselman, Ana Mazzoni, Damián Selci.

Incluye poemas de:
Casas, Cucurto, Desiderio, Gambarotta, Laguna, Raimondi y Rubio.

Presenta
Nicolás Vilela

Jueves 27 de septiembre, 19 hs,Auditorio David Viñas,
Museo del Libro y de la Lengua, Av. Las Heras 2555

lunes, septiembre 24, 2012

La crisis ya causó


Nótense los sustantivos 'gente' y 'crisis'. Nótese la enumeración exhaustiva. Nótese la cara del pobre Felipe. Compárese.

sábado, septiembre 22, 2012

Y un día, volvió...


En Cupido, cuyo primer ciclo duró en MuchMusic de 2001 a 2003, no hay un conductor “canchero”, capaz de captar al vuelo las insinuaciones con las que puede sugerir un chiste procaz, ni un tarambana obsecuente, capaz de conducir a la víctima y su escolta a la apoteosis consecuente de risas y aplausos. En Cupido hay plano y contraplano, el suspenso inherente, que es como un McGuffin sustantivo, sustancial, y la voz incomparable de Franco Torchia.
La columna de Luis Chitarroni sobre la vuelta de Cupido, ese programa que nos acompañó en el fin de nuestra adolescencia.
Ayer me lo perdí pero miro la foto que acompaña la nota y no me agrada lo de las caretas. Igualmente, celebro la vuelta de Cupido, en contra de las apariencias, a favor del corazón (y suena el "Cuando te conocí" de Calamaro).

sábado, septiembre 08, 2012

Cierta educación sentimental


Por los parlantes del local empieza a sonar la marcha imperial, pasaron cinco minutos del comienzo anunciado y por ahora lo único que se ve es a la gente que entra y se aposta alrededor de los estantes. Una mujer con evidente tono de fastidio se sorprende: “¿Pero qué es todo esto? ¡Por favor!”. Estoy seguro de que ni siquiera sabe que existe algo llamado Star Wars y que ese algo es mucho más que seis películas e infinidad de novelas, cómics, videojuegos, pues es una de las piedras basales de la cultura popular desde hace más de treinta años y que ha visto con YouTube y la Internet colaborativa una expansión como ícono retro (junto con Super Mario) también cebado por la aparición de las precuelas.
Por el balcón del segundo piso de la librería se asoman ya un Boba Fett y un Storm Trooper que saludan a los chicos que esperan en planta baja.

Acá, en la gran revista de crónicas Anfibia, un adelanto del libro Que la fuerza te acompañe: la invasión de las culturas nerd, geek y friki de Alejandro Soifer. De lectura obligatoria en los tiempos que corren.

Los ángeles (Héctor Lastra)

Movido por el interes de explorar otra zona de la literatura argentina, llegué a la narrativa decadentista de Héctor Lastra. Hacía un par de años que había comprado La boca de la ballena (1973) pero recién unos meses atrás me decidí a sumergirme en la primera y única novela gótica de iniciacion durante el peronismo. Cuando terminé de leerla, no dudé en buscar sus cuentos. Lastra escribió dos libros de cuentos cuyos títulos anuncian los intereses de su narrativa: Cuentos de mármol y hollín (1965) y De tierra y escapularios (1969). Justamente, su prosa va de la institución religiosa hacia la represión de las pasiones, de la ornamentación a la ceniza, de lo glorios a lo abyecto. Va un primer cuento de Lastra, recopilado en De tierra y escapularios y la certeza de estar exhumando una obra que bien vale la pena.

Los ángeles
A Juana B. Bagnati

Siempre los tres juntos, en hilera: en los bancos de la capilla, en la mesa del comedor, en la fila, en el aula, en el dormitorio y en las duchas. Inseparables. Un solo cuerpo, un solo gesto en las buenas y en las malas, como decían los curas.
También ese sábado estaban juntos, castigados, sin salida. Era ésa, por fin, una vez que el castigo caía redondo. Con fobia a los guardapolvos grises, que soportaban desde segundo año, pretendieron imaginarse un sábado a la noche. Pero les era imposible derrocar los angostos pasillos, las escalinatas circulares, los frescos apocalípticos.
Saborearon esa tristeza que deparan las aulas vacías, las campanadas de la tercera torre, las estatuas de ojos fijos, fríos, condenados a vidrio perpetuo.
Recorrieron los dormitorios y los comedores pateando una pelota de goma, puteando por el sábado y domingo de encierro.
Ya entrada la tarde bajaron al subsuelo donde pasaban la mayor parte de los recreos en compañía de los demás alumnos. Encendieron las luces y pudieron ver las mesas de billar, los tableros de dardos apilados contra las paredes.
—Seguro que mañana nos hacen tragar dos misas y una procesión —supuso Reyes.
No recibió respuesta.
Agarró una pelota de ping-pong y paleteó sin ganas. Al rato tiró la paleta al piso y, mirando hacia los ventanucos que estaban cerca del techo, observó parte del patio que se veía desde el dormitorio.
—Eh..., ¿se quedaron mudos? —preguntó.
Apareciendo por una de las arcadas, entre serio y sonriente, entre lejano y compinche, el Padre Torabias le dijo:
—Qué esperás..., ¿que Montero diga una de sus habituales mentiras? Ya se le debe haber agotado la imaginación.
—Si Montero no mintió. Ya se lo dijimos mil veces.
—¿Ah no?... Pero si hace años cuando la abuela lo trajo nos advirtió que de tres palabras que decía cinco eran mentira. ¿No sabías que entre otras cosas lo internaron por eso?
—Montero nunca miente —aseguró Reyes, tratando de disimular la risa.
—Bueno..., mejor así... Ahora, ¿ven que no es fácil la vida de claustro?
—Para un carcamán como el Padre Carney debe ser bastante fácil.
—Yo no soy un carcamán, y sin embargo...
—Pero se la desquita a reglazos con los pibes del primario... Además, uno entre treinta no cuenta.
—¿Y quién te dijo que somos treinta?
—Qué, ¿se olvida de los que viven en el segundo piso?
—¿Qué tenés contra los seminaristas?
—Son futuros cuervos, ¿le parece poco?
—Vamos —ordenó el cura entre risas—, vayan para arriba; pronto va a estar la cena.
—¿Y después?
Y después no tuvieron otra escapatoria que no fuese el dormitorio. No obstante parecían conformes. Quizá les gustaba poder hablar en voz alta, caminar por entre las hileras de camas vacías e ir a ducharse sin el pantaloncito de lana azul.
A puertas abiertas, divertidísimos ante su inhabitual desnudez, se bañaron sin el apuro que exigía el Padre Romero en los días de semana. También se arrojaron agua con la boca y se tiraron con los restos de jabón que encontraban en las canaletas.
—Si esta orgía la llegamos a hacer los días de clase —dijo Montero—, quedamos enclaustrados hasta fin de año.
—¿Ya esto lo llamás orgía? —replicó Reyes—. Entonces te olvidás de la Silvia Candiotti.
—¿Esa?... Ya nos la pasamos mil veces.
—Si no quieren verme al palo no hablen más de la Silvia Candiotti —advirtió Sánchez.
Dejaron abiertas las tres persianas que se alzaban sobre las cabeceras de sus camas y quedaron callados. Montero parecía dormir. Mirando el techo y hurgándose una oreja, Sánchez dijo:
—Hoy lo tomamos en joda, pero, ¿se imaginan aguantar una semana más hasta el sábado que viene?
Con los codos apoyados en el marco de la ventana, Reyes no respondió.
—Che, ¿me oís?... ¿Qué mirás?