jueves, enero 17, 2013

La sutileza del colapso (sobre Can Solar de Carlos Godoy)


Los cuentos de Can Solar de Carlos Godoy (2012, 17grises) plantean un procedimiento particular en el que vale la pena detenerse: la aparición de un detalle que altera y reorganiza un ambiente conciso y limitado (una familia, un pequeño pueblo, algunos pocos personajes). Así, en los cinco relatos que componen el libro, un instante de peligro (en "Es preferible tener suerte a ser inteligente"), una visita de un desconocido (en "Erasto") o una aparición lumínica (en "Can Solar"), por ejemplo, intervienen en las vidas de los personajes para alterar sus rutinas y los modos de percibir sus vidas. La focalización en cómo estos ambientes se modifican y el modo sutil en el que esa modificación se narra me parecen los aspectos más relevantes de la propuesta narrativa de Godoy.
En cuanto a la modificación de los pequeños ambientes familiares y pueblerinos, uno se encuentra, por un lado, con la reacción de los personajes ante la alteración propuesta (¿cómo se reorganiza la vida después de esto?) y, por otro lado, con la reconstrucción de la vida que ha sido dejada atrás (vida provista con un cuentagotas a lo largo del relato o que, simplemente, debe ser imaginada por el lector de Can Solar).
Por ejemplo, en un cuento como "HCI", la amistad entre Oscar y Diego se ve alterada y reorganizada a partir del asedio a la Gorda Pavonne, una loca de pueblo. Justamente, la reacción de cada personaje frente a la casa de esta mujer desquiciada nos permite intuir algo más sobre sus vidas y sus personalidades. Incluso, hacia el final, el acontecimiento con la Gorda Pavonne tendrá su correlato en relación con la ya mencionada amistad entre los dos personajes principales del cuento. Otro cuento en el que se destaca la reacción ante la alteración en el pequeño ambiente familiar es el relato "Es preferible tener suerte a ser inteligente" en el que una convulsión genera un después en la vida de Rubén. El antes en la vida de este personaje se reconstruye junto a Rubén, quien también debe volver a entender cómo era su vida hasta la llegada del colapso e intentar recomponerla. Esa pérdida y recuperación en el funcionamiento del pequeño ambiente familiar es lo que le otorga el ritmo narrativo tanto a este como a los otros cuentos: un vaivén entre un antes y un después, marcado por un detalle que quiebra la lógica.

Sin embargo, en Can Solar, Godoy tiene la precaución de no crear un ambiente tremendista en el que una crisis se puede transformar en la vorágine que lo absorbe todo sino que apuesta por una sutileza del colapso, un derrumbe controlado. El uso de una prosa concisa y clara; la elipsis y las omisiones como herramientas narrativas; la breve extensión de los relatos; y la focalización espacio-temporal limitada y circunscripta son modos de lograr esa sutileza del colapso y de dejar en el lector cierta sensación de que lo que pasó alteró todo pero subrepticiamente, sin consecuencias espectaculares ni grandes explosiones. En este sentido, uno de los mejores cuentos del volumen, "Final de anatomía" es clara muestra de esta sutileza: el encuentro de Amikho con el carnicero y su empecinamiento en limpiar la mancha roja en el cráneo del esqueleto son instantes en que lo sutil anuncia alteraciones.
Can Solar de Carlos Godoy es un libro de cuentos que trabaja sobre delicadas crisis que atraviesan mundos concisos y definidos, ambientes rutinarios (familiares, pueblerinos) que se ven interrumpidos brevemente por algo que los altera y los reorganiza, señalando un antes y un después. Si hubiera que buscarle alguna filiación, podría tranquilamente colocarlo en compañía de El asesino de chanchos de Lamberti o de Bajo este sol tremendo de Busqued, un realismo preciso que instala pequeños vacíos en ambientes rutinarios para mostrar ciertas zonas de la experiencia inquietantes, desestabilizadoras, un paseo por la otra cara de la normalidad y la rutina.

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