sábado, marzo 23, 2013

Plan de trabajo (Néstor Sánchez)

Hoy comienzo un libro que había postergado por cuestiones de natalicios y crianzas: Sobre Sánchez, el libro de Osvaldo Baigorria sobre la obra-vida de Néstor Sánchez. El solo hecho de que las notas al texto sean tan importantes como el texto central ya me hace arrancar la lectura con expectativas. De paso, aprovecho y releo los fragmentos, cartas y escritos que se publicaron en la revista Las ranas en los que esos espacios que tantos dolores de cabeza nos causan, la obra y/o la vida, se tocan, se entremezclan y se confunden. Va, entonces, el "Plan de trabajo" de Néstor Sánchez y la aclaración que lo acompaña: "Este texto sintetiza el proyecto de novela con el cual Sánchez, entre 1988 y 1991 (según se indica en lápiz en el margen superior izquierdo de la primera página), intentó obtener una beca de la Fundación Guggenheim. El texto está mecanografiado y lleva el título con el cual lo publicamos aquí. En el dorso de otra página escrita a mano en un cuaderno cudriculado, la primera de varias tituladas "Retorno al oficio" hay una lista de 5 nombres encabezada por la indicación "Los cuatro": Enrique Pezzoni,Tomás Eloy Martínez, Roa Bastos (sic). Severo Sarduy y Silvia Molloy. Muy posiblemente, esas fueron las personas en quienes Sánchez pensó como avales para su proyecto de beca."

A partir de la traducción al francés de mi cuarta novela (ya radicado en París y en contacto directo con una enseñanza de carácter objetivo), creí corroborar que un ciclo total de actividad literaria muchas veces comentada en textos paralelos y entrevistas a la manera de escritura como instrumento de conocimiento, había llegado a su fin. La relación con lo que calificara de "objetivo" tendía sin remedio alguno, desde el punto de vista de la conciencia intelectual, a volver el uso de la palabra, paradójicamente, un medio de posible "traición" a todo aquello que sólo podía comprenderse de manera limitada, fragmentaria y, sobre todo, carente de vivencias duraderas y auténticas.
Necesité de manera perentoria imponerme un silencio total (que podría, incluso, haberse vuelto definitivo), viajando al mismo tiempo con intensidad por gran parte de Europa y, durante los siete años conclusivos de la experiencia, por los Estados Unidos. A pesar de las dudas de todo orden y fiel a un aprendizaje físico y psicológico de dificultad por momentos extrema, tomé la precaución de ir enviando periódicamente en correo aparte, al domicilio de mi madre, sobres con notas extensas y exhaustivas para un posible libro en el supuesto caso de verme obligado, algún día, si mi destino así lo determinase, a volver a escribir. En la actualidad, forman un total de sesenta y ocho sobres (es decir, unos doce años de periodicidad) y, por lo tanto, la alternativa de una rara y muy compleja empresa de correlación, tono global, y síntesis.
Hace cinco años que regresé a la Argentina después de casi dieciocho de ausencia. A manera de prólogo a lo que sería un segundo ciclo de escritura, en este caso ya definida COMO DISYUNTIVA ÉTICA, escribí y acabo de publicar un conjunto de doce textos; La condición efímera, especie de doce puntos de vista dispares de vivencias concretas a ser decantadas en lo relacionado con el ejercicio y la configuración de lo que tendría que ser el libro ya nítidamente expuesto a las notas de los referidos sobres.
Enfrentar este material forma parte, por lo tanto, de mi plan de trabajo. Sin embargo, para que alcance la legitimidad y el rigor que me prometiera en diferentes momentos de "sinceridad irremisible'' necesitaría hacer un viaje general previo de entre tres y cuatro meses a Londres, el sur de Francia, San Francisco y Los Angeles, sitios donde sé que mis notas fijaron puntos de suma importancia con interrogantes esenciales, entre otras cosas en lo concerniente a diferentes grupos y personas en el orden de la FUNCIÓN. Dado el caso de poder cumplirlo, una vez de regreso, necesitaría instalarme de inmediato en una casa de la costa atlántica, lo más cerca posible de Bahía Blanca, teniendo en cuenta que esa delimitación, a manera de contrapunto con la muy frecuentada costa del Pacífico de la ciudad de Los Ángeles, representaría una clave contextual de gran importancia en cuanto a la "voz" primordial de la novela a conquistar. Calculo que esta escritura decisiva (paralela a cierta investigación consecuente con tres expresiones de música tradicional muy distantes en el tiempo) podría concentrarse, a lo sumo, en un año y medio, por supuesto de dedicación sin atenuantes, dado que ya me es dado sospechar el carácter de intensidad progresiva y de certidumbre que podría llegar a producirse, y guiar el esfuerzo.
Habría, en términos generales, también "tres mitos del regreso" que se aluden en lo intuitivo y parecerían comentarse con dos océanos tan diferentes de por medio. La relación Bahía Blanca-Los Ángeles es una vieja sospecha que mi destino (¿acaso cíclico?) llegaría a corroborar como nostalgia y, sobre todo, como "asombro" compartible de pauta de conocimiento.
De todas maneras la escritura poemática a la que siempre he adherido (relación intrínseca poesía-prosa) creo que no sería tampoco sacrificada, como resultado estético, en función de un discurso en este caso, y por primera vez, nítido, funcionalizado y pre-establecido por la continuidad cronológica, a su modo premonitoria y ya previamente elucidada.

Fuente: Revista Las ranas, nº3, noviembre de 2006, Buenos Aires, pp. 113.

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