viernes, mayo 31, 2013

Todos somos Osvaldo Lamborghini (Entrega 7)

Entrega 1: "La seducción del gesto" de Antonio Marimón (Punto de Vista, nº 36, 1989).
Entrega 2: Reseña sobre El fiord de Oscar Steimberg (Los Libros, nº5, 1969).
Entrega 3: "[Sobre] Sebregondi retrocede" de Héctor Libertella (en Nueva escritura en Latinoamérica, 1977).
Entrega 4: "De la inasible catadura de Osvaldo Lamborghini" de Sergio Chejfec (Babel, nº 10, 1989).
Entrega 5: "Lengua: ¡sonaste!" de Alan Pauls (Babel, nº 9, 1989).
Entrega 6: "Tipos de guerras" de Luis Chitarroni (Babel, n° 9, 1989).

Hace 3 años que no posteaba un artículo crítico en la serie "Todos somos Osvaldo Lamborghini" (una serie en la que intentaba recuperar un andamiaje crítico para leer lo ilegible de OL). Hete aquí que navegando en la página oficial de Ludmer, me encontré con su temprana reseña sobre Sebregondi retrocede, publicada en Clarín el 25 de Octubre de 1973 bajo el título "Literatura experimental". Va entonces la reseña mencionada con la lectura literal de la joven Ludmer:
El problema ante un texto como Sebregondi retrocede, de Osvaldo Lamborghini (Buenos Aires, Ediciones Noé, 1973) es de uso: cómo leer algo que no cuenta nada y que, sin embargo, es prosa y literatura, que no tiene forma de verso y es poesía, que no deja apresar ninguna “realidad”, ningún “mensaje” claro, ningún personaje definido, ninguna historia que correría graciosa hacia su culminación. Es decir: ¿qué hacer con un texto que, de entrada, se plantea como el revés, la otra cara de la novela, el relato, el poema y hasta de ensayo y el drama tal como los entendemos? Si se conserva la misma actitud que ante un relato clásico o una novela de aventuras sobreviene el tedio, la decepción (resultados característicos no solo de la novela o la poesía más avanzadas sino del cine y de la música actuales) y correlativamente, la pregunta: ¿a dónde quiere ir esto?, ¿qué sentido tiene? Sobreviene, además, la angustia ante lo que no se cierra en un significado claro y determinado, ante lo que no propone un saber, un sentimiento, una aventura, un conflicto, ante lo vacío y escurridizo de la significación. Surge el “no entender”: cuando no puede responderse la pregunta sobre el sentido de un texto, la salida es el rechazo, la exclusión, la muerte. Sebregondi retrocede, que es toda una “poética del pensar” sobre la literatura, desarrolla ese “no se puede responder” (en “Tío Bewrkzogues” pág. 77) en relación con el crimen, la muerte y la palabra.
Se lee completa, acá.

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