sábado, abril 25, 2009

Diario de Manhattan (fragmento)

domingo 7 [febrero]

Tendió a imponerse con exigencia durante toda la noche: ¿por qué tan alucinante?
Si me viese obligado a comparecer, ya me consta, entre otros factores, la inutilidad denigrante de lo que llamamos cultura, el despropósito que se nombra educación.
Cinco elementos primordiales aparecerían, creo, como de eficacia impostergable (en caso de componerse) para una supuesta regeneración del dilema. Y los enumero para releerlos, para no seguir adelante:
I. rescatar de lo ordinario el conocimiento de tipos humanos (conocerse, conocer al otro en especial a partir del sello cósmico.)
II. estudio activo del inconsciente, en base a evidencias que se protagonizan.
III. que el cuerpo, en su organización diversa y complicadísima, pueda contar con un instrumento objetivo de aprendizaje iniciático; arquería Zen como mejor ejemplo.
IV. simultáneamente, siempre, estudios de cosmos, de universo. O sea: estudio correlativo de tipos, inconsciente, cuerpo instrumento, y leyes que rigen, a su vez, psiquismo, cosmos y universo.
V. ética activa. Rigor sin consideraciones de tolerancia. La conducta como oración cotidiana.
Entonces sí religión; entonces sí re-ligarse.
En este sentido, a pesar de algunos casos relativamente favorables, me parece que la práctica del cristianismo tendería más bien a la fe de la emoción que a la fe de la conciencia. ¿Por eso resulta demasiado cómodo, demasiado complaciente?
Por algo el Dios (Os dí) de consumo más estable resulta casi tonto en su tolerancia patriarcal; no advertiría la carnestolenda interior impenetrable que se le escamotea en permanencia.

Fuente: Sánchez, Néstor (1988): “Diario de Manhattan” en La condición efímera, Buenos Aires, Sudamericana, p. 52-53.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué buen blog!!! Mis felicitaciones a quien corresponda...
Ana.

 

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