Cándido López, los campos de batalla es el primer film-documental del experimentado director de fotografía José Luis García, quién relata varios historias, bajo la excusa de recorrer la obra del artista plástico argentino. Como si la realización de un documento fuese un extenso ensayo de captación de una problemática social o de una realidad, pero viéndose preso del devenir que esta le impone. Arrojado al azar, el documental rompe las estructuras del guión.
El lei motiv del documental, es hacer un recorrido o una búsqueda obsesiva, como Sherlock Homes tras las pistas de un crimen, por la obra producida por el soldado y pintor argentino, a lo largo de los bocetos y pinturas que produjo estando dentro de la guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay. Para este punto de partida se proponía contar con una brújula especial, el anciano nieto del pintor, que por razones de salud no lo puede acompañar, y el film da el primero de los vuelcos inesperados.
Una vez arrojado en la ruta, el documental ingresa en un segundo momento en el cual, además de rastrear algunos discursos históricos sobre la guerra, se detiene sobre la búsqueda obsesiva y simbólica de los puntos de vista desde donde el pintor esbozaba sus cuadros. Con una infinita escalera, y equiparando formas de reproducción con la cámara fotográfica, García reflexiona y ve, ve y reflexiona, sobre la mirada y el recorte que el pintor hacía desde arriba, desde donde todos son en una guerra: “iguales”.
Abandonada la escalera y a partir del peso dramático que empiezan a adquirir el relato de los paraguayos, su visión sobre la historia y las imágenes de museos históricos en casas precarias o extensas excavaciones en búsqueda de tesoros perdidos, la narración se hunde en la última capa: la histórica. Desde la voz de los niños, los perros “dálmatas” y el relato de una escritora inglesa, el documental se adentra en revelar otra noción de lo que fue la guerra. Así, profundiza en la visión que los propios paraguayos tenían de Solano López, la voz de los vencidos, y sobretodo la voz, omnipotente e imperial de los ingleses.
Trabajada desde una fotografía por momentos exquisita, y con una cámara arrojada, como dijimos, al azar de una búsqueda, si bien el documental se abre sobre varios temas y podría hacer agua al no profundizar por completo en ninguno de ellos, afirma su valor allí, en su constante indeterminación.
El lei motiv del documental, es hacer un recorrido o una búsqueda obsesiva, como Sherlock Homes tras las pistas de un crimen, por la obra producida por el soldado y pintor argentino, a lo largo de los bocetos y pinturas que produjo estando dentro de la guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay. Para este punto de partida se proponía contar con una brújula especial, el anciano nieto del pintor, que por razones de salud no lo puede acompañar, y el film da el primero de los vuelcos inesperados.
Una vez arrojado en la ruta, el documental ingresa en un segundo momento en el cual, además de rastrear algunos discursos históricos sobre la guerra, se detiene sobre la búsqueda obsesiva y simbólica de los puntos de vista desde donde el pintor esbozaba sus cuadros. Con una infinita escalera, y equiparando formas de reproducción con la cámara fotográfica, García reflexiona y ve, ve y reflexiona, sobre la mirada y el recorte que el pintor hacía desde arriba, desde donde todos son en una guerra: “iguales”.
Abandonada la escalera y a partir del peso dramático que empiezan a adquirir el relato de los paraguayos, su visión sobre la historia y las imágenes de museos históricos en casas precarias o extensas excavaciones en búsqueda de tesoros perdidos, la narración se hunde en la última capa: la histórica. Desde la voz de los niños, los perros “dálmatas” y el relato de una escritora inglesa, el documental se adentra en revelar otra noción de lo que fue la guerra. Así, profundiza en la visión que los propios paraguayos tenían de Solano López, la voz de los vencidos, y sobretodo la voz, omnipotente e imperial de los ingleses.
Trabajada desde una fotografía por momentos exquisita, y con una cámara arrojada, como dijimos, al azar de una búsqueda, si bien el documental se abre sobre varios temas y podría hacer agua al no profundizar por completo en ninguno de ellos, afirma su valor allí, en su constante indeterminación.
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