Una pregunta bastante usual para cualquier conversación cotidiana incluye por parte del interlocutor alguna de estas dos preguntas, o quizá la composición de ambas: ¿trabajás? ¿estudiás? Desde que empecé la carrera de Letras, me acostumbré a enfrentarme a ciertas reacciones frente a mi respuesta a las que, me imagino, no se enfrenta de habitual un estudiante de Medicina o Derecho: así, inventé, cambié y varié versitos para explicar de que se trataba, argumenté en favor de su utilidad, desmentí deificaciones... lo más fácil es decir que en Letras se estudia Literatura, ahí se acaba el circunloquio.
Pero a la hora de ir mas hondo, a veces mi propia explicación resulta contradictoria con mis fines: ¿por qué yo, que estudio literatura, me dedico a la lingüística? Creo que mi respuesta, y la de muchos compañeros, es muy simple: lo hacemos porque amamos la literatura. ¿Qué mejor, muchas veces, que sentarse a leer una buena novela, o recitar a solas algún poema, devorar algún cuento corto? ¿Qué mejor forma de encarar la literatura que esa? Después de un par de años de lucha, aprendí a entender que ningún profesor nunca me enseño a leer, mis mejores maestros, en todo caso, fueron mis compañeros.
El disparador del recuerdo se lo debo a mi amigo personal Omar. Me acuerdo que la primer monografía de mi historia, espantosa por lo demás, era sobre The lesson of the master, de Henry James. Los que me conocen saben de mi devoción por James y por la literatura estadounidense en general. Yo no lograba encontrar aquello que se llamaba eje de lectura; yo lo leía, lo releía y lo volvía a leer: ¿sobre qué me iba a basar? ¿qué es un eje? ¿en qué parte del cuento estaba? Yo lo buscaba y no lo encontraba. Hoy no lo encontraría. Pero la vida es buena y yo aprobé Teoría y Análisis Literario, habiendo aprendido que en el cuento de James nada había más divertido que ver al personaje rebajarse y estupidizarse una y otra vez, ver su incertidumbre, su ansiedad, cerrar el libro y quedarse con la intriga y, por sobre todas las cosas, tener a alguien cerca que lo hubiese leído y empezar a resaltar tal parte, tal otra. Tenía un compañero que me contaba lo gracioso que le había parecido el principio, o qué bien que avanzaba el final y yo pensaba ¿ése era el eje?
Vick me cuenta de no-sé-qué literatura (como materia) en la facultad que está llena de dossiers de crítica y hace que parezca que todo ya está dicho. Yo le digo todo lo contrario, la literatura, o mejor dicho el que ama a la literatura tiene que pensar que en realidad no hay nada dicho, que todo se está por decir. Podemos leer toda la crítica que nos guste, pero ¿de qué sirve un libro sino tiene un lector enfrente? La crítica podrá tirarnos unas guías, mostrarnos un camino, pero una buena manera de utilizarla puede ser seguir el consejo de Machado, el mismo que Serrat metaforizaba para la vida: Caminante, son tus huellas el camino y nada más. La gente con la que más me he divertido hablando de libros fueron libreros, ahí sí que hay una cita para todos, un personaje por personalidad, una escena por situación. Muchos de mis amigos que más aman su literatura se alejan necesariamente de las literaturas.
Sí, ya sé, seguro que nadie está de acuerdo. Seguro que no es sofisticado. Las cosas tan simples tienen que ser demasiado superficiales, hace falta agudeza para encontrar lo inexistente que, frecuentemente es lo más interesante. Omar, otra vez, me contaba de la monumental tesis de un amigo suyo sobre Los Premios de Cortazar, que se cayó como un castillo de naipes en una noche de cervezas entre anécdotas de "y te acordás la parte en que..." Que Borges me perdone, pero el Martín Fierro no sería el Martín Fierro si no pudiese recitarlo al unísono con mi abuelo como si fuera un tango: ahí algo hay. Hablo de dejar de pensar lo académicamente correcto, lo estéticamente racional-vanguardista. A veces me gustaría leer a Sarmiento sin saber lo que opina Piglia.
Y cómo recomendar entonces. Recomendame un libro vos, que estudiás literatura. ¿Qué opinás del Código Da Vinci? "¿No leyó el Quijote? Usted no merece estar aquí" (J. W. sic) Tenés que leer Ficciones, que es una obra fundamental de la literatura argentina. ¿No entendés Tlön, Uqbar, Orbis Tertius? Creo que yo tampoco le encontré demasiada gracia. Deberías probar con el diario renacentista de algún conquistador. O quizá una prostituta brasileña tenga algo mejor que decir, pero es fundamental que distingas las partes naturalistas de las realistas. Eso sí, no agarres un libro de Mallea che, que no se usa. Mejor probá con Lamborghini. Es mejor que arriesgarse con alguno de estos pichis nuevos. Vamos a descubrir que al final el Martín Fierro no era tan oficialista como decían.
No quiero pagar el costo de no saber si algo me gusta al precio de saber decidir incomprobablemente si algo es bueno o es malo. Guillermo, si alguna vez pasás por acá y lo estás leyendo, brindo por vos.
Pero a la hora de ir mas hondo, a veces mi propia explicación resulta contradictoria con mis fines: ¿por qué yo, que estudio literatura, me dedico a la lingüística? Creo que mi respuesta, y la de muchos compañeros, es muy simple: lo hacemos porque amamos la literatura. ¿Qué mejor, muchas veces, que sentarse a leer una buena novela, o recitar a solas algún poema, devorar algún cuento corto? ¿Qué mejor forma de encarar la literatura que esa? Después de un par de años de lucha, aprendí a entender que ningún profesor nunca me enseño a leer, mis mejores maestros, en todo caso, fueron mis compañeros.
El disparador del recuerdo se lo debo a mi amigo personal Omar. Me acuerdo que la primer monografía de mi historia, espantosa por lo demás, era sobre The lesson of the master, de Henry James. Los que me conocen saben de mi devoción por James y por la literatura estadounidense en general. Yo no lograba encontrar aquello que se llamaba eje de lectura; yo lo leía, lo releía y lo volvía a leer: ¿sobre qué me iba a basar? ¿qué es un eje? ¿en qué parte del cuento estaba? Yo lo buscaba y no lo encontraba. Hoy no lo encontraría. Pero la vida es buena y yo aprobé Teoría y Análisis Literario, habiendo aprendido que en el cuento de James nada había más divertido que ver al personaje rebajarse y estupidizarse una y otra vez, ver su incertidumbre, su ansiedad, cerrar el libro y quedarse con la intriga y, por sobre todas las cosas, tener a alguien cerca que lo hubiese leído y empezar a resaltar tal parte, tal otra. Tenía un compañero que me contaba lo gracioso que le había parecido el principio, o qué bien que avanzaba el final y yo pensaba ¿ése era el eje?
Vick me cuenta de no-sé-qué literatura (como materia) en la facultad que está llena de dossiers de crítica y hace que parezca que todo ya está dicho. Yo le digo todo lo contrario, la literatura, o mejor dicho el que ama a la literatura tiene que pensar que en realidad no hay nada dicho, que todo se está por decir. Podemos leer toda la crítica que nos guste, pero ¿de qué sirve un libro sino tiene un lector enfrente? La crítica podrá tirarnos unas guías, mostrarnos un camino, pero una buena manera de utilizarla puede ser seguir el consejo de Machado, el mismo que Serrat metaforizaba para la vida: Caminante, son tus huellas el camino y nada más. La gente con la que más me he divertido hablando de libros fueron libreros, ahí sí que hay una cita para todos, un personaje por personalidad, una escena por situación. Muchos de mis amigos que más aman su literatura se alejan necesariamente de las literaturas.
Sí, ya sé, seguro que nadie está de acuerdo. Seguro que no es sofisticado. Las cosas tan simples tienen que ser demasiado superficiales, hace falta agudeza para encontrar lo inexistente que, frecuentemente es lo más interesante. Omar, otra vez, me contaba de la monumental tesis de un amigo suyo sobre Los Premios de Cortazar, que se cayó como un castillo de naipes en una noche de cervezas entre anécdotas de "y te acordás la parte en que..." Que Borges me perdone, pero el Martín Fierro no sería el Martín Fierro si no pudiese recitarlo al unísono con mi abuelo como si fuera un tango: ahí algo hay. Hablo de dejar de pensar lo académicamente correcto, lo estéticamente racional-vanguardista. A veces me gustaría leer a Sarmiento sin saber lo que opina Piglia.
Y cómo recomendar entonces. Recomendame un libro vos, que estudiás literatura. ¿Qué opinás del Código Da Vinci? "¿No leyó el Quijote? Usted no merece estar aquí" (J. W. sic) Tenés que leer Ficciones, que es una obra fundamental de la literatura argentina. ¿No entendés Tlön, Uqbar, Orbis Tertius? Creo que yo tampoco le encontré demasiada gracia. Deberías probar con el diario renacentista de algún conquistador. O quizá una prostituta brasileña tenga algo mejor que decir, pero es fundamental que distingas las partes naturalistas de las realistas. Eso sí, no agarres un libro de Mallea che, que no se usa. Mejor probá con Lamborghini. Es mejor que arriesgarse con alguno de estos pichis nuevos. Vamos a descubrir que al final el Martín Fierro no era tan oficialista como decían.
No quiero pagar el costo de no saber si algo me gusta al precio de saber decidir incomprobablemente si algo es bueno o es malo. Guillermo, si alguna vez pasás por acá y lo estás leyendo, brindo por vos.
Existe mucha gente que vive la literatura así y estuvo por lo miemo a punto de estudiar letras, pero decidió quedarse en el lugar, muy humilde, del puro lector. (O, por lo menos, si no mucha gente, es mi caso.) ¿Hay algo mejor que tirarse con un libro nuevo y no levantarse hasta haberlo terminado? ¿O descubrir un escritor o escritora nunca leído antes que te gusta y salir a buscar sus libros por las librerías? Leer es una forma de placer puro.
ResponderBorrarde acuerdo con maria. a veces en el debate se pierde tanto el punto que ya no se sabe de que se esta hablando. y con muchos libros se peca de prejuicio por cuestiones que no hacen al texto. y cada uno tiene sus afinidades y sus gustos, no? los gustos no tienen ni deben tener explicación
ResponderBorrarVenia todo bien hasta que metiste a Lamborghini; yo mucho de autos no entiendo, que queres que te diga.
ResponderBorrarVuestro manifiesto es poco profundo y desprovisto de la adecuada intelectualidad, la cual nos es brindada por nuestra facultad, de la cual deberiamos estar orgullosos, y sobre la cual muchos compañeros reaccionarios reniegan.
El otro dia me comi una garrapiñada; fue sublime, sus formas asperas me hacian evocar a todas aquellas cosas que uno incorpora con dificultad, pero a la vez su sabor agradable me habla sobre el merito de pasar por algo dificil para lograr una satisfacción. Y mientras me deleitba con estos profundos pensamientos el garrapiñadero me recordo que no le habia pagado el paquete y me insto a hacerlo de forma poco amistosa.
Hay, que horror, no hice ninguna cita bibliografica o academica en este comentario!! Eh... como dijo... Bucay... ah no, era el, pero no era el... quien era en realidad?.. .eh... Viva la revolucion!!! Salvador Limones.
Un abrazo, libertate pibe
El otro dia pase por el mercadito y me compre un comunista. Si queres te compro uno, hoy paso de nuevo.
ResponderBorrarPiglia con Sarmiento es como la opinión previa de mi madre que me arruina toda decisión futura. Gracias por pasar.
ResponderBorrarBueeeeenooooo, parece que nos fuimos de mambo... :P
ResponderBorrarJustificar una decisión mediante la negativa al resto de las opciones te deja mal parado, qué se yo (digo por lo de '¿por qué linguistíca en Letras?').
Después, muy linda tu defensa EMO de los placeres cotidianos de la lectura. Inconfesablemente concuerdo. Pero (siempre hay un pero), me remito a mi primera oración. Saber separar los tantos es parte del asunto.
Hay un tiempo para todo, y está en uno mandar a la crítica a la mierda cuando se le antoje, y también abrazarla cariñosamente (usando tus palabras EMO), de vez en cuando, a la hora de profundizar en una lectura propia.
Además, uno nunca debería leer la crítica de un texto sin haberlo leído primero hasta el hartazgo.
Esa es mi versión y la defiendo.
He dicho.
Emi, muy bueno el texto, concuerdo con el último que escribio.
ResponderBorrarNi te cuento cuando tengo que explicar los que es estudiar "Artes Combinadas"... imposible.
Saludos, P.
Voy a explayarme un poco en lo que pienso, cosa que, por una cuestión de espacio lógica, no hice en el post. Yo no hago lingüística por la negativa, podría hacer ingeniería nuclear y leer lo mismo. Sigo lingüística porque me gusta la lingüistica y me interesa el lenguaje; y como lenguaje me interesa la literatura. Personalmente, desde la posición que elijo, me permito hacer un "uso", si se quiere, de la literatura, mas bien hedonista. Me interesa disfrutar de la lectura, pero no necesariamente invlucarme en ciertos tufillos intelectuales. Eso se lo dejo a los que escriben crítica. Podrá ser poco sofisticado o mal tachado, no es tema mío.
ResponderBorrarRespecto de la crítica, yo no pienso que deba ser descartada, pero sí que se puede leer dejándola de lado, quizá, como vos decís, en un acto de hartazgo o de liberación. Yo creo que de todos modos, toda lectura es básicamente crítica. Y la crítica ajena puede ayudar a complementar la individual. Incluso hedonísticamente puede ser positivo, en el sentido de que puede permitir disfrutar de aspectos que pasan desapercibidos.
Mi "reclamo", en todo caso, va por otro lado. Tiene que ver con no olvidar que debajo de pilas y pilas de dossieres hay un texto. Hay un texto para ser leído, que puede merecer nuestro agrado o no, mas allá de lo que digan otros.
No creo que una cosa necesariamente excluya la otra. A partir de eso, puede ser, Gon, Pablito, que estemos de acuerdo en más puntos de los que parece a simple vista.
E.
PD: Gon, solo una cosa no entendí: ¿por qué EMO?
hola! estoy de acuerdo con que saber separar los tantos es patre del asunto, pero eso no qujita que tmabien se puede elejir.
ResponderBorrarmuy buena la discurion
¿Que significa eso de leer cosas que te pasan en la vida o que ya habias dicho?
ResponderBorrarQue debes dejar de leer o darle solo el tiempo adecuado a la lectura?
¿Que debes escribir tus propias cosas antes de leerlas en alguien mas?
Acaso algo mas triste como ¿no leer nada y dedicarte a otras pasiones con tus razones?
No lo se..he leeido muy poco..solo clasicos como Oscar Wilde, Balzac......en fin. Saludos, chilo post : D
(al que comento anonimamente) Puto el que comenta anonimamente.
ResponderBorraremiliano, no explique. piglia SABE SER una piedra en el zapato
ResponderBorrarLo de EMO es una chilenada mía. El otro día descubrí que podía hablar chileno y ahora lo hago a menudo. :P
ResponderBorrarSabía que en el fondo estábamos de acuerdo, pero quería tirar del hilo que quedaba suelto a ver si terminabas de coser.
Y el texto tuyo es EMO, ¿qué querés que te diga?
Un abrazo,
Gon, aclarando mientras oscurece, y viceversa.
PD: Tanto caos porque te gusta Cohelo. ¡Decilo de frente! Si vende es porque mucha gente lo lee...
tal cual! no se que oscura obsesión tienen con Piglia. o que oscura obsesión tiene Piglia. parece que desde la famosa frasesita "quien de nosotros escribirá el Facundo" no hay forma de evitarlo para leer a Sarmiento. igual Piglia o no Piglia, mal no viene una introducción sobretodo si son libros de otra epoca
ResponderBorrarMe parece que considerar la literatura sólamente en su aspecto placentero es un poco chato. La literatura es un instrumento de reflexión que nos puede mostrar por qué estamos donde estamos, por qué las cosas no son de otra manera, cómo podrían ser las cosas de otra manera. La literatura es esencialmente política, no creo que el argumento del "arte por el arte" lleve a ningún lado. Aparte Letras no es dueña de la literatura.
ResponderBorrarA mi me parece que estan todos equivocados y me opongo a lo que dicen. Y tambien me opongo a lo que dije yo, y a lo que estoy diciendo, de manera que me opongo a esta oposicion y por ende estaria a favor de todos, a lo cual, por supuesto tambien me opongo.
ResponderBorrarJaja, me gusta ese espíritu muajajuesco. Emi... me sorprendiste bastante... guardarte eso durante un tiempo... ¿por qué no lo dijiste antes? Me hubiera dado más animo...
ResponderBorrarSaludos,
Ro