Hoy me encontré con un cartel amarillo chillón con la siguiente leyenda: "Estaría bueno Buenos Aires". De más está decir que me llamó la atención: una frase con tono coloquial que incluía al trofeo de las próximas elecciones sobre un fondo amarillo (no rojo, verde o azul con un candidato de cuyo nombre no quiero acordarme sino amarillo: el color del sol, el de la traición, el de la yema de huevo).
Al instante, recorrí el cartel buscando al autor intelectual de esta curiosa frase que no sólo estaba en condicional, como una expresión de hermoso deseo, de anhelante esperanza, de remanida utopía sino que jugueteaba con el adjetivo "bueno" anclándolo con el nombre de nuestra actualmente re-querida ciudad de "Buenos Aires" y, sin embargo, la frase parecía incoherente, como si algo le faltara algo. En mi búsqueda, y a través de un espacio vacío de agobiante color amarillo taxi porteño, fui a parar a la parte inferior donde me encontré con (acabáramos) el logotipo del pujante partido macrista: (triangulito)pro. Y sí allí estaba, solitario, colgado del ángulo inferior izquierdo, como intentando aferrarse a un color que no era el suyo (¿dónde quedó el azul, Mauricio? Ese azul policía, azul institución, ¿dónde, Mauricio?), a un espacio vacío que no lo quiere llenar la cara del candidato.
Fue entonces que entendí que en la frase y en el cartel había espacios vacíos, elementos elididos. En la frase (recordémosla: "Estaría bueno Buenos Aires") no estaba ese verbo infinitivo que podía dar sentido: "Estaría bueno X Buenos Aires". Y ahí nomás me puse a reponer el elemento ausente: "Estaría bueno civilizar, limpiar, asegurar, ordenar, urbanizar, privatizar, seleccionar, terminar con, etc., Buenos Aires". Pero pensándolo bien, me dijo mi novia (sí, estaba presente pero la estaba elidiendo), podría ser que el elemento elidido fuera una estructura con "si": "Estaría bueno Buenos Aires si..." Tomando esa idea como una llamativa posibilidad sólo faltaría que todo vecino decente de Buenos Aires repusiera allí sus anhelos, sus esperanza, sus utopías y todos esos pequeños sueños que pueden realizarse de la mano del tío Mauricio y sus huestes proístas.
Así sea.
Poesía PRO (las verdades proístas, extraídas de la página oficial de pro y susceptibles de llenar los espacios vacíos del cartel amarillento. Nota: el del equipo de fútbol, el del asfalto y el de las puertas giratorias son mis versos preferidos. )
Proponer, sólo proponer. Ya es pro.
Que no se cobren impuestos a los que ganan $ 800.
Que el equipo de fútbol más popular de la Argentina sea admirado en el mundo.
Que los chicos tengan 180 días de clase.
Asfaltar toda la Argentina y que con esa sola idea todos tengan trabajo.
Que haya agua corriente y cloacas en todo el país.
Urbanizar las zonas marginadas.
Que cuando nuestros hijos salgan a bailar, nosotros podamos dormir tranquilos.
Hacer una revolución moral.
Una policía preparada y bien paga.
Proyectar un país que exporte cultura.
Tener un proyecto.
Que los chicos puedan tener la educación que necesitan.
Que se pueda volver a circular por las calles.
Que los delincuentes estén tras de las rejas y los vecinos no.
Terminar con las puertas giratorias en las cárceles.
Recuperar los presos.
Que criticar no signifique desestabilizar.
Mirar el futuro más que el pasado.
Saber hacer lo que uno propone.
Crear propuesta republicana.
Eso es pro.
Yo digo que se cebó con el asfalto. Tanto le jode la tierra?
ResponderBorrarEncontrè actividades del movimiento PRO en los siguientes ruPROs:
PROstitucion
PROscripcion
PROmiscuidad
PROnografia
PROmatologia
PROfesor Girafales
baPRO
Benedetto PROce
Sos PRO-boleta!
Y aPROpiación!
ResponderBorrarLos colores son los del Vaticano y no es gratuito. Si no usan los azules y verdes propios de las tapas de los "briefs" empresariales.
ResponderBorrar(nunca un rojo, nunca un negro, colores primarios, verdades primales, pensamientos peligrosos)
Acabáramos: ¡lo elidido eran proposiciones relativas del estilo "Estaría bueno que..."! ¡Véanlos en las calles de nuestra deseada ciudad!
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