jueves, noviembre 20, 2008

Una Biblioteca Innumerable y una Realidad Infinita

"En El jardín de senderos que se bifurcan, la influencia que Borges ha tenido crecientemente sobre Borges alcanza un grado no superable. El resultado es una creación angustiosamente perfecta: es apenas creíble que se pueda sobrepasar ese límite. Por mi parte, ignoro cuidadosamente la existencia de algo que le sea comparable.
Propongo la siguiente edificación de Borges:
Fantasmas hipostáticos emanados de él (sucesiva o simultáneamente) recorrieron una Biblioteca Innumerable y una Realidad Infinita, trayendo a su regreso: un Chesterton desposeído de cierto sentido apoplético; una dosis manifiesta de cábala judaico-pitagórica; unas esencias de Lewis Carrol, matemático; un sentido kafkiano de las postergaciones infinitas; un comercio inacabable con heresiarcas; un cierto orden policial, formado de fatum griego (por un lado) y mate ajedrecístico (por el otro); un, finalmente, imaginar el Hombre en un Laberinto atroz de simetrías especulares, con retornos desesperantes a una Misma Realidad y una Metafísica (angustiosa) de lo Innúmero.
Un primer premio concedido a Borges por la Comisión Nacional de Cultura me habría dejado perplejo. Su no existencia (más, todavía: la no existencia de su posibilidad) me parece una monstruosidad excelente y tranquilizadora."

Fuente: Sábato, Ernesto, Sur, nº 94 (mayo de 1942), págs. 30-31 [El número del "Desagravio a Borges" por no haber recibido el Premio Nacional de Literatura por el trienio 1939-1941 por su libro El jardín de senderos que se bifurcan] Citado en Bastos, María Luisa (1974): Borges ante la crítica argentina (1923-1960), Buenos Aires, Hispamérica, pág. 136.

1 comentario:

  1. Una habitación entre la docta suiza y la barbarie telúrica.

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