No hay que ver el matrimonio solamente como una manera de copular día y noche gratis: todos los médicos y fisiólogos han reconocido que el matrimonio es indispensable no sólo para el desarrollo completo del pene y de los testículos en el varón, y de la vulva en la mujer, sino también para el de las facultades intelectuales, cuando se las tiene. Investigaciones laboriosas y estadísticas supervisadas por científicos merecidamente célebres, han demostrado (con pruebas irrefutables) que la locura, la epilepsia, la hipocondría, las manías, la histeria, la droga, la masturbación recíproca, la fiebre uterina, el exhibicionismo, las chupadas indiscriminadas, la eyaculación precoz que conduce al suicidio, y muchísimos otros penosos vicios, defectos y males atacan únicamente a los hombres solteros o separados de sus esposas. Los placeres moderados y regulares de la vida conyugal otorgan al hombre nuevas energías secretorias, liberándolo de los fluidos prolíficos y sobreabundantes, o semen superfluo. Y piensa además en el intercambio cotidiano de atenciones afectuosas y de caricias peculiares, que la mayoría de las veces los solteros se ven obligados a pagar con toneladas de oro, sin la verdadera satisfacción de los sentidos como recompensa, que es ver crecer a su alrededor veinte, treinta, cuarenta hijos de todos los tamaños, todos bautizados como corresponde con los nombres de los santos más influyentes en los ambientes cercanos a la Santa Familia en el Paraíso, o bien honestas y famosas princesas cristianas reinantes.En Wilcock, J. R. ([1973] 2001): Los dos indios alegres, Buenos Aires, Sudamericana, p. 314.
Una razón más para leer a J. R. Wilcock, maestro de la parodia y los juegos del lenguaje.
Es maravilloso
ResponderBorrarsaludos
Me alegro que te haya gustado. La verdad que sí, es maravilloso.
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