A serious man, la nueva película de los hermanos Coen, es brillantemente oscura. Puro humor negro, grandes diálogos y grandes planos, un pobre tipo con una vida ideal que se desmorona y un trabajo paródico con la tradición y los usos y costumbres de la comunidad judía, digno de aplauso, una atmósfera entre la mística, la vida cotidiana y el absurdo. Con esta película, me da la sensación, vuelven al tono que lograron con Fargo, El Gran Lebowski y Barton Fink, ese tono que mezla el drama con el humor, películas en las que uno no sabe si cagarse de la risa o lamentarse por la suerte de los protagonistas.
Buscando en la web, encontré un comentario (no lo lean sin haberla visto) que la relaciona con la historia bíblica de Job, puro existencialismo pesimista. Yo, mientras la veía, no podía evitar pensar en La comunidad que viene de Agamben y en particular en estos fragmentos (cuando la vean, díganme si le encuentran alguna relación o si estoy delirando):
Buscando en la web, encontré un comentario (no lo lean sin haberla visto) que la relaciona con la historia bíblica de Job, puro existencialismo pesimista. Yo, mientras la veía, no podía evitar pensar en La comunidad que viene de Agamben y en particular en estos fragmentos (cuando la vean, díganme si le encuentran alguna relación o si estoy delirando):
Según el Talmud, cada hombre tiene dos lugares que le esperan, uno en el Edén y otro en el Gehinnom. El justo, después de ser hallado inocente, recibe en el Edén su sitio, más aquel sitio de su vecino que se ha condenado. El malvado, después de ser juzgado culpable, recibe en el infierno su parte, más aquella del vecino que se ha salvado. Por esto se escribe en la Biblia sobre los justos: «en su país recibirán el doble» y de los malvados «destrúyelos con una doble destrucción».
En la topología de esta aggada, lo esencial no es tanto la distinción cartográfica
de Edén y Gehinnom, cuanto el sitio adyacente que todo hombre recibe sin falta. Ya que en el punto en que cada uno alcanza su estado final y cumple su destino propio, allí y por esto mismo, se encuentra en el sitio del vecino. Ser sustituible, estar como sea en el lugar del otro, se convierte así en lo más propio de toda creatura. (VI, Solaz, pág. 20)
Es conocida la parábola sobre el reino mesiánico que Benjamin (que la había escuchado de Scholem) contó una tarde a Bloch y que éste transcribe en Spuren: «Un rabino, un verdadero cabalista, dijo una vez: para instaurar el reino de la paz no es necesario destruir todo y dar inicio a un mundo completamente nuevo; basta empujar sólo un poquito esta taza o este arbusto o aquella piedra, y así con todas las cosas. Pero este poquito es tan difícil de realizar y su medida tan difícil de encontrar que, por lo que respecta al mundo, los hombres no pueden hacerlo y por eso es necesario que llegue el Mesías». En la redacción de Benjamin esta parábola suena así: «Entre los sabios se cuenta una historia sobre el mundo por venir que dice: allí todo será justamente como aquí. Como ahora es nuestra estancia, así será el mundo por venir. Donde ahora duerme nuestro niño, allí dormirá también en el otro mundo. Y aquello que nos ponemos en este mundo, lo llevaremos también allá. Todo será como ahora, sólo que un poco diverso». (XIII, Aureola, p. 36).
Buenas, no encuentro del todo clara la relación con Agamben, de acuerdo con lo de aceptar el misterio, me parece que esa es la línea clave. Los lacanianos se pueden hacer una fiesta. A mí la peli me pareció un tanto chata en comparación con las otras que nombras, la atmósfera mísitica a veces se hace tan intencionalmente humorísitica que le quita fuerza. Saludos!
ResponderBorrarJa, explico lo de Agamben: la relación entre el protagonista y Sy es una relación parecida a la que propone el Talmud en relación con el sitio del vecino. No hablo más para no spoilear. Y luego, la atmósfera de la película me refiere a cierta vida levemente desplazada que va a tener su punto cúlmine en el final.
ResponderBorrarNo comparto con la chatura, al contrario, me pareció una película muy interesante y en todo caso, el humor con el que se trata la atmósfera mística, en una primera instancia y sobre todo en referencia al judaísmo, marca una distancia copada. Igual es sólo una opinión.
Saludos, E.! Gracias por el comentario.
Ayer estabamos por verla con Mik y leí un par de comentarios sobre la película, y me agarró miedo de que fuera demasiado parecida a Fargo (que es una película frente a la que todavía no sé cómo ubicarme) pero más mala.
ResponderBorrarAsí que terminé viendo Whip it, porque está Ellen Page.
Cuando la vea vuelvo a hacer mi comentario sobre los Coen.