La exclusión de Wikipedia del concepto derridiano de hauntology (según lo reelaboró la crítica rockera, como ya veremos) es un honor para festejar. Demuestra que la crítica de rock no está muerta y que puede insistir con sus ideas e ideales allí donde la circulación virtual de mp3 no exige a los “especialistas” más que un informe meramente instrumental (a qué género pertenece, a qué suena parecido). Tras Internet, el “tempo” de la crítica es otro: se ralentiza porque rompe el loop de esta nueva bulimia del download y el archivo permanentes, la cual define una especie de “metaconsumo” (un consumismo en estado puro, libérrimo, porque parece liberado aun del intercambio mercantil, pero que padece de todos los síntomas de “acumulación sin uso” que ya enumerara Jacques Attali en su Ruidos de 1979).[...]
La compresión de la información acarrea cantidad, pero no calidad ni comprensión: para abrirse camino en tal selva de opciones faltan “mapas cognitivos”. Si Salecl demuestra cómo esa angustia ante el exceso de posibilidades crece al mismo tiempo que los nuevos gurúes de la “autoayuda”, en el pop la búsqueda de guías y “amos” se detecta en: 1) el masoquismo de los castings de talentos del tipo American Idol, donde la crueldad de los jurados termina ratificando que la exclusión de muchos es necesaria; 2) la necesidad del rock de encontrar Patrones de Composición, paradójicamente, en las “revoluciones inconclusas” de su pasado (el revival del postpunk a cargo de Franz Ferdinand y demás); y 3) el aceptado paternalismo cibernético, tanto de la nueva burocracia comunicacional (adaptarse al rinconcito que Internet nos ofrece como propio: MySpace), como el de la técnica: divertirse armando mash ups (mezclas de hits de diversos géneros) mediante la simple aplicación de programas al caos de los mp3 que nos invade.
Buenísimo el artículo de Pablo Schanton, "Espectros pop en Derrida: el "fin de la historia" en el pop y la finalidad de la crítica de rock", publicado en el último número de Otra Parte (nº 21, primavera 2010), en el que la filosofía y la crítica de rock se cruzan para asistir a los devenires del pop y poblar el universo musical de fantasmas.
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