domingo, diciembre 05, 2010

Zapping


Hace unos días, Rafael Cippolini se la jugó y pasó 10 horas frente a la pantalla televisiva argentina para hacer este zapping:
17:01 hs. Canal 9. ¡Escándalo! Viviana Canosa entrevista a la vedette Paola Miranda que acaba de alejarse de la obra Bravísima, cuya figura central es Carmen Barbieri (¿quién dijo que la televisión es endogámica? ¡la gran familia Tinelli siempre ubicua!). Silvia Süller luce vincha y rulos y denuncia casting sábana en un escándalo que comenzó en Facebook (¿de qué modo los medios se continúan unos en otros?). Según se dice, la cara de la televisión argentina alguna vez fue Pinky. Hoy es Ricardo Fort (cada época sintetiza sus valores). Süller es una ametralladora de pistas sobre Germán, presunto amor secreto del Willy Wonka criollo. ¿Qué oculta el tatuaje con forma de escorpión en sus pectorales? ¿Qué papel juega en todo esto Nilda, empleada histórica de Tita Soldán? No hay espectador que no se sienta Perry Mason.
Sigue acá.


17 años antes, Carlos Correas adquiría un televisor blanco y negro con una apuesta más arriesgada, 24 horas de televisión argentina, se cruzaba con especies hoy extintas y realizaba su propio zapping:

Un día en los canales

He comprado un televisor usado, blanco y negro, para escribir este artículo. Si hubiera comprado uno nuevo, de color, quizá mis experiencias habrían sido otras. El lector juzgará y tendrá a bien esperar conmigo que mi viejo televisor no explote antes de terminar este texto; le diré que mi recelo es grande, pero adelante.
A las 6:00 veo por Canal 7 "Muy buenas, buenas... Argentina". Aparecen el señor Juan Carlos Mareco y una señora cuyo nombre, aunque dicho, se me ha escapado. Suministran, a intervalos datos sobre la hora, la temperatura y el porcentaje de humedad, simultáneamente por escrito y por vía oral. Leen, con gran ánimo, los titulares de al menos 8 diarios matutinos y sólo del ámbito porteño. Mareco posee una cabeza esférica y exhibe un rostro repulgado en infinidad de arruguitas que se activan con cada visaje y sonrisa y aun después. Su cordialidad es permanente y veraz y con una ligera ironía. Pasan goles de fútbol; entrevistas a jugadores de fútbol; entrevista a una mujer violada por un policía en Lanús: ella intentó suicidarse porque la policía puso en duda al juez acerca de la realidad de la denuncia; noticias sobre inundados y sobre la instalación de teléfonos; otra entrevista a un hijo de una cocainómana de la alta burguesía argentina: el tipo es joven y habla con la autoridad y la displicencia de un jefe cuando defiende a su madre de la acusación de traficar con narcóticos.
A las 7:00 veo por Canal 7 "Hora 7". Aparecen el señor Rolando Hanglin, una señora y dos señores más. Aparentemente el señor Hanglin dirige el programa. Aquí hay más personas ocupando la pantalla que en el programa anterior. Comprobaré que Canal 7 se va poblando en el curso de la mañana. El señor Hanglin muestra un cabello lustroso y tensamente alisado que remata en una cola rabona casi sobre la nuca, lo cual le da al señor Hanglin un curioso aspecto de aborigen. Su voz un tanto atiplada y su jovialidad bastante mecánica lo alejan de la calidez del señor Mareco. Este programa dura dos horas. Reciben mensajes del público, felicitaciones y pedido de deseos de felicidad. Repiten glosas e imágenes ya dadas en el programa anterior. A intervalos informan sobre la hora, la temperatura y el porcentaje de humedad. Sale una cámara a la calle y filma a peatones sin que éstos lo adviertan: la propuesta es que los peatones se reconozcan y se presenten en Canal 7, donde se les invitará a tomar un café. Yo no me reconocí y tomé el café en mi escritorio. Los señores y la señora bromean entre ellos y se divierten y contagian la diversión. Se entrevista a una chica bonita, furtiva y sonriente que oficia de modelo; el señor Hanglin la supera considerablemente en desenvoltura, riqueza de léxico y gracejo. Se nos informa de los comercios donde se visten (o se procuran la ropa de vestir) los encargados del programa. Éstos son siempre amabilísimos y nos saludan con abiertas sonrisas. Siento que Canal 7 es un canal solidario.
A las 9:00 veo por Canal 7 "La mañana". Este programa está a cargo del señor Oscar Otranto y dura dos horas. Nuevamente pasan las imágenes de goles de fútbol y las entrevistas a jugadores de fútbol. Nuevamente publicitan la propia programación del canal. Brindan servicios citando números útiles de teléfono. Hay invitados en el estudio, políticos y funcionarios en su mayoría. Hay un médico y un sidoso que hacen comentarios sobre el Sida. El joven sidoso, canijo, insta a no aferrarse desesperadamente a una esperanza de curación inmediata de la enfermedad, sino a vivir con la conciencia de la común mortalidad humana. Además, aparecen personas acusadas y acusantes; e intendentes de partidos bonaerenses que plantean problemas de escuelas, asfaltados, cloacas, iluminación, contaminación atmosférica, intensidad de la delincuencia, recursos hospitalarios, semáforos, calidad de los alimentos, porcentajes de suicidios y de embarazos en las púberes. El Sr. Otranto semeja hallarse agobiado por la insistente y súbita actualidad de los acontecimientos actuales. Algo se actualiza siempre, sólo que no sabemos qué. Algo fue actual; algo se hace actual; algo se actualizará. Sentimos que esta serie es infinita para nosotros y para el Sr. Otranto. Hay una comunicación telefónica con la cabecilla de un grupo que ha ocupado la intendencia y el concejo de una ciudad jujeña acusando de mal desempeño en sus funciones al intendente y a los concejales. El Sr. Otranto está dispuesto a admitir, y con vehemencia, que el reclamo de los ocupantes es justo en el fondo, pero, a la vez, injusto, ilegal y fuera de orden en la forma.
En el curso de la comunicación la cabecilla grita repentinamente "¡Viva la patria!" y declara que transmitirá una primicia: el gobernador jujeño ha intervenido la intendencia y el concejo dando así razón a los ocupantes. El Sr. Otranto vacila, corta la comunicación y anuncia que queda a la espera de confirmaciones, desmentidas o mayor información. Resulta notable el escepticismo que irradian el rostro y las expresiones del Sr. Otranto ante esta nada edificante aunque verosímil victoria de una forma ilegal y fuera de orden.
A las 11:00 veo por Canal 7 "33 millones de consumidores", orientado a suministrar informes y consejos a los 33 millones de argentinos actuales que algo consumen. A las 11:30, con el televisor prendido, duermo dos horas en mi escritorio luego de beber dos vasos de leche fría y comer varios bizcochos. Los programas que he visto hasta esta hora son, vagamente, de humilde condición.
A las 14:00 veo por Canal 11 "Cuando calienta el sol": pertenece al género magazine periodístico de interés general. Se muestran imágenes del Carnaval de Río y de los visitantes de Mar del Plata y de la ciudad de Florencia; presentan un tono documental añoso que me hace evocar mis horas pasadas en cines ya desaparecidos de la calle Corrientes: Cinelandia, Rotary, Luz, Mundial. Hay entrevistas a actores que dan testimonio de sus personajes y de ensayos de futuras obras: son claras y amistosas. Con elocuencia una sexóloga discurre sobre Sida. En las imágenes marplatenses un entrevistador sumamente movedizo y comedido apremia a mujeres jóvenes en malla a que muestren zonas no bronceadas del cuerpo. La demanda no es un sinsentido, pero varias mujeres no parecen comprenderla, se confunden o se apocan; otras, las menos, acatan rápidamente el ruego; todas exhiben pudor.
A las 16:00 veo por Canal 9 "Yo me quiero casar... ¿y usted?" El Sr. Roberto Galán, aplomado y reflexivo, conduce el programa. Aparecen damas y caballeros que presuntamente habrían de casarse las unas con los otros. De inmediato inspiran respeto por sus historias personales y por la nobleza de sus deseos; son módicos; aunque también pueden despertar apatía. Gradualmente, en el trato que les dispensa el Sr. Galán, las damas y caballeros pasan a ser las "chicas" y los "muchachos", y luego ya resultan "amigos" y "pibes". El conjunto está libre de estridencias y de énfasis. Todos —incluido, claro, el Sr. Galán— trabajan lícitamente; las señoras, verbigracia, hacen obras de cerámica. Los señores tienen casa propia, si bien no suntuosa; algunos poseen auto; también tienen hijos de vínculos anteriores; anhelan una compañera y un hogar. Todos tienen buena salud, no bajan los brazos, están frente a la vida y ganosos de seguir luchando y despojados de conflictos idiosincrásicos. El programa termina con emotividad y gran decencia, pues si se forman parejas, éstas, acompañadas por señoritas del "equipo de producción" del Sr. Galán, irán a determinados restaurantes donde recibirán trato fino; y tal vez se casen. Otra cuestión, por supuesto, es resolver en qué sentido usted, lector, y yo nos presentaríamos en este programa para buscar casarnos.
A las 17:00 veo por Canal 9 "El infiel": es una telenovela. Minuciosamente, hasta se diría enciclopédicamente, se muestran acá todos o casi todos los matices del alma humana en el enfrentamiento de las propias personalidades que cada personaje cultiva. Hay culpas y daños mutuos; reproches de incoherencia, de puerilidad, de inconducta, de excesos de exigencia, de celotipias, de egoísmo, de pereza, de irrespetuosidad, de lujuria, de injusticia, de impiedad, de gelidez, de desorden, de torpeza, de caprichosidad, y "vos arruinaste mi vida" y "yo no me voy a angustiar por vos, no voy a sufrir" y "sos una porquería" y "no te enojes, pero te propongo que me tengas un poco de contemplación" y "a vos no te importa cómo esté yo mañana" y "soltáme" y "he vivido en un mundo de engaño" y "estás envenenada de envidia, de rencor y de resentimiento" y "nunca me querés creer" y "siempre me has humillado, pero yo voy a vengar esas humillaciones" y "me abrumas con tanta ansiedad" y "yo, con toda la fuerza de mi vida, sólo deseo tu felicidad" y "te amo por tu extraordinaria belleza, singularísima".
A las 18:00 veo por Canal 9 "Princesa"; el género es también telenovela. El didactismo observado en el caso anterior aquí se incrementa hasta proporciones amazónicas en cantidad y diversidad atinentes a los azarosos y complejos episodios de las almas. Como los personajes jamás están efectivamente solos, las sorpresas psicológicas de los encuentros y pérdidas se suceden hasta la extenuación de las almas absortas; es inconmensurable la delicadeza de las heridas y vicisitudes de la conciencia y de la inconsciencia. Se sufren y gozan las pugnas entre hijos, madres y padres; el hecho de que alguien no signifique nada para otro o el hecho de que alguien nunca haya sentido nada por otro; se diferencia la grosería de la sinceridad; se registran las burlas de una persona hacia otra; el hecho de que a alguien no le interese nada de la vida del otro; el hecho del exceso de soberbia y del exceso de dolor y vergüenza; el problema de "¿Qué vamos a hacer cuando se nos acabe la plata?"; y "me sale del cuerpo, es preconceptual, pero para mí ella es una podrida"; y "¿acaso vas a ser siempre una carga para mí?"; y la consigna de reflexionar en el futuro y no acotar las cosas con una visión inmediatista. En la telenovela hay "equipos de producción", apoyo técnico, asesoría artística, criterio empresarial y responsabilidad; intriga la mención de un "generador de caracteres".
A las 19:00 veo por Canal 11" Telefé Noticias". En esta ocasión me informo más o menos bien sobre un vino envenenado y las víctimas mortales producidas; sobre el Carnaval en Gualeguay, Gualeguaychú y Concepción del Uruguay. "Telefé Noticias", que es del género informativo, ha realizado, y ofrece, una investigación acerca del costo de la vida, o de la canasta familiar, comparativamente entre París y Buenos Aires: resulta más caro en París. Pasan noticias sobre jubilados que denuncian su situación de indigencia y en seguida una entrevista a un cantante argentino que deplora el estado de indigencia de los jubilados. Los encargados de este programa tienen la palabra impasiblemente certera, pero hablan como haciendo rodar un caramelo dentro de la boca. Es probable que el Canal 11 sea el más melifluo de los canales.
A las 20:00 veo, alternativamente, por Canal 11 "Amigos son los amigos", y por Canal 13 "Telenoche 13". En el primer caso el protagonista es un adolescente pillete de edad adulta: esta incongruencia pervierte las situaciones, infaltablemente paroxísticas, y transforma al conjunto en un chiste. En el segundo me informo más sobre el vino contaminado; sobre una intoxicación de niños en un lugar de veraneo; un psicópata asesino; un robo en un ómnibus con turistas; choques con muertos en rutas; la limpieza del Riachuelo. En el primer caso también se nos comunica los comercios de la ropa de vestir de los "señores actores".
A las 21:00 veo por Canal 9 "Mi mujer y tu marido... ¡Qué pareja!": debo suponer que pertenece al género comedia. Hay ilusión de encanto en una mujer. Los personajes temen ser desamorados. El estar loco y el volverse loco son los temas a la vez sutiles, centrales y dominantes. Las mujeres reiteran "yo me quiero morir" y los lloros. Es constante el peligro de quién se enoja con quién. Hay un capital, múltiple y sin duda grave trabajo técnico: equipos de producción, de maquillaje, de sonido, de iluminación, de dirección artística. Debe ser esperable la corrección del logro; lo es, y también su prescindibilidad.
A las 22:00 veo por Canal 9 "La película de la semana": es sumamente entretenida: reúne los géneros acción, policial y aventuras. A las 24:00 veo por Canal 9 "El cine de medianoche": es una película de distracción con aire poético pues mezcla géneros heterogéneos y cursa de uno a otro: es bélica, biográfica y dramática. A las 2:00 veo por Canal 7 "Cine internacional": Y Dios creó a la mujer: la belleza y el deleite que concede Brigitte Bardot son la esencia del entretenimiento. A las 4:00 veo por Canal 7 "Conquistador de la luna", asimismo combina géneros: ciencia ficción, suspenso, misterio, terror, algo de comedia e infantilidad; y asimismo entretiene y nos da el poder de hacer llevadero el tiempo.
Gracias, lector, por haberme acompañado hasta aquí. Son las 5:50. Dentro de 10 minutos empezará otra vez "Muy buenas, buenas... Argentina". Mi viejo televisor aún funciona. Lo apagaré e intentaré dormir.

(1993)

Fuente: Correas, Carlos (1999): Ensayos de tolerancia, Buenos Aires, Colihue, pp. 41-48.

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