[...]En el caso de las literaturas griega y latina, sin lugar a dudas, el principal mecanismo de control, con relación a la traducción, residió, durante siglos, en el poder de decidir qué traducir. Numerosos textos, por el carácter obsceno de su contenido, fueron considerados indignos de los lectores que ignoraban el latín y, consecuentemente, se los expurgaba de las ediciones en las distintas lenguas modernas, o bien se los reproducía, sin traducción, en el contexto de las publicaciones bilingües.[...]
[...]Es cierto, cuando Lía Galán traduce “a quien, tomado de los pies, por la puerta abierta, atravesarán corriendo rábanos y peces”, la cuestión no parece mucho más clara, aunque en nota al pie se consigne el texto latino original “quem attractis pedibus patente porta”, se nos indique que la expresión “puerta abierta” es una metáfora anal y se mencione que el texto habla de un castigo recibido por los adúlteros, aludido en un pasaje de las “Nubes” de Aristófanes. Tanto la traducción, como la nota al pie son eufemísticas, acaso no debido a la voluntad de reflejar la metáfora “puerta abierta”, sino al prurito de explicar que Catulo amenaza a Aurelio con meterle rábanos y peces –mújoles, también llamados lisas– por el culo. Supongamos, no obstante, que el lector, movido por la curiosidad, quiera ir a verificar su hipótesis: sólo nos queda desearle suerte, porque probablemente el traductor de Aristófanes haya decidido ahorrarle la referencia obscena.[...]
Este artículo de Gabriela Marrón, "Traductores, traidores y otros malhechores" se vuelve un imperativo ético: hay que leerlo, para entender la lucha por el control de la lectura y el sentido. Después de que lo terminen, pásense por el fabuloso blog Guarradas poéticas del Antigüedá grecolatina (versiones libres, en español rioplantes), en el que los poemas clásicos recobran toda su potencia sexual y son recuperados en el destello del tiempo presente. Una joyita.
Gracias por mencionar el blog. Un abrazo.
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