domingo, octubre 13, 2013

Gestos críticos

Las formas son simples: una introducción, el planteo de alguna hipótesis, su aparente demostración con citas y anécdotas, la aparición de dos invitados que reafirman lo expresado, un final con conclusión o intervención de “los alumnos”, que siempre constatan lo dicho. Ninguna contradicción, ninguna discusión, ninguna noción distinta a las de quien enuncia, que se dice descreer del canon de la crítica, canonizándose en el proscenio visual. Pero también se exime, y autocrítico, en la última charla (porque eso hace, dialoga con el imaginario público recluído en el aula de su voz) recomienda ciertos textos de Borges que subraya imprescindibles. El artificio crítico que esto convoca es la inversión, ¿qué textos de Piglia recomendaría Borges? Pero hay otra cuestión más primitiva, o radical. Y ya no es el tono, sino la forma oral con la que Piglia construye su discurso, que remite más al titulado del concepto que a su verificación. Frases como “Borges estuvo más cerca que nadie de ser eso que quería ser”, “Borges iba a donde fuera a decir lo suyo, por eso estoy acá (¿?)” ó “La industria borgeana editorial y la industria borgeana académica, no quieren reconocer que Borges se quedó ciego en 1953 y su capacidad de estilo quedó destruida” (clase 1), demandan otro gesto crítico: la verdad de las mismas no se constatan en ningún momento.
Omar Genovese desmonta las clases de Piglia sobre Borges en la televisión pública en este artículo publicado en Perfil. Las lecturas a las que Genovese nos tiene acostumbrados en Nación Apache y en sus participaciones en Perfil, sumados a su novela Norep (una fantástica novela sobre Perón, construida desde el infierno sobre la parodia ácida al discurso paternalista y mesiánico del peronismo, son una muestra de cómo sostener una posición crítica, precisa y sin complaciencia. Me gusta leerlo en la estela de C. E. Feiling y de Carlos Correas; agradezco su falta de dulzura y su lucidez analítica. 

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