El bajo porteño que recorrí en mis veintitantos tenía ese hálito, procesado de otro modo, con cierta angustia, desconcierto y haciendo del placer una forma de resistencia. Poniendo bombas intracapilares, criptomenemistas, que trataban de sabotear un “relato” de otra forma. Tomando lo que la corrupción desmedida (que nos vendía Página/12, del que éramos acérrimos lectores) y la vulgaridad sin colador, disfrazada de “apertura económica”, nos ofrecía para el goce (vinos, habanos, libros y CDs importados), pero dotándolo de un sentido subversivo. El placer crítico de la productividad elogiada y el desguace era un arma política, ahora se ve más claro. Todo era una forma de resistencia hedonista a la uniformidad (que no llamaría “neoliberal” por ser un cliché), al gestionismo frívolo y el economicismo rampante, a la reducción al número (uno a uno), a la avispa presidencial, al humor barato y pretendidamente “transgresor” del conductor canchero de turno. Nadie creía en ello. No era apoliticismo porque se hablaba de política entre amigos pero con otra retórica y modos, quizá más sofisticados o menos exhibicionistas que los de hoy. Era una política no partidaria ni de trincheras (moneda corriente estos días) que no caía en el cinismo de “dar la vida” por una militancia falaz que termina, a la vista está, en contrato, robo, omisión, caja o beca: un aparato del Estado paquidérmico e hipócrita al cual muchos someten su libido. Hay poca erótica fuera de esa sumisión estos días.
Un ensayo-crónica de LDF, "El bajo, un estado de ánimo" en donde la calle Florida y sus alrededores como plano espacio-temporal sirven para pensar las modas culturales pero también las políticas de deseo. Más allá del acuerdo o no con la perspectiva del filósofo cronista, es un texto que habilita una reflexión intertextual (está ahí el cruce productivo entre Ezequiel Martínez Estrada y Héctor Libertella, entre Néstor Perlongher y Soda Stereo) sobre una zona urbana de flujos deseantes. No pude evitar pensar en el capítulo de Aquí América Latina (Eterna cadencia, 2010) de Josefina Ludmer en el que la autora y Libertella recorren la ciudad de Buenos Aires reflexionando sobre los tiempos yuxtapuestos: (cf. Agamben): "Y entonces cada punto de la ciudad pero también cada sujeto, cada idea, cada imagen… es y contiene su historia, sus formas anteriores y sus pasados yuxtapuestos". En fin, lean y disfruten del texto de LDF sobre el bajo porteño.
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