Qué reñido con la ética el comportamiento de tantos "editores".Random House Mondadori, para publicitar la reciente edición española de los cuentos de César Aira (ahora con el nuevo título de un viejo relato publicado por Eloísa Cartonera, El cerebro musical), anuncia hasta en las gacetillas de prensa que se trata de una versión ampliada de Relatos reunidos con tres textos "inéditos" de corte autobiográfico. Faltó una mínima aclaración: inéditos en otra galaxia... Porque, desconfiable olvido, en la nuestra, los tres relatos falazmente anunciados como tales formaron el volumen que hace casi veinte años tuve la posibilidad de editar con el título de Taxol precedido de Duchamp en México y La broma (ISBN 987-95510-4-4).No tiene mayor importancia. El marketing, lo sabemos, se imporne por sobre la veracidad de la información. Lo tomaré, con la sabiduría de los años, como un nuevo “elogio” hacia mi editorial, digno de sumarse a otros menoscabos menores: el ninguneo que en algún reportaje intentó el editor segundón al pretender hacer de la original edición de Los sorias (la de Simurg, con prólogo de Ricardo Piglia y tapa de Guillermo Kuitca) una publicación "privada", "académica", “sin circulación”. Por cierto, la única contribución personal de este aprovechado editor fue la de arruinar la novela, pues mutiló el archivo digital que recibió diseñado y corregido, y terminó por imprimir el libro con un capítulo menos.
Acá continúa el texto de ocasión y denuncia de Gastón Gallo, editor de Simurg, un proyecto editorial que le ha dado mucho a la literatura argentina y que no ha sido aún justamente valorado. Desde Las islas, de Gamerro, pasando por El desierto y su semilla, de Barón Biza, hasta las recuperaciones de la obra de Holmberg y del Vizconde de Lascano Tegui, Gallo ha sabido detectar libros realmente fulgurantes en nuestra literatura. Vaya, pues, este enlace para reconocer su tarea y el catálogo de Simurg.
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