Lovecraft y sus precursores I: "Los otros ojos" de Jean Richepin (fragmento)
Estuve leyendo Las fuerzas extrañas de Leopoldo Lugones y en sus páginas me encontré con esta resonancia lovecraftiana:
Estuve leyendo Las fuerzas extrañas de Leopoldo Lugones y en sus páginas me encontré con esta resonancia lovecraftiana:
[...] Nada pudimos replicarle, pues un estertor de la médium nos distrajo.Fuente: Lugones, Leopoldo (1981 [1906]), "El origen del diluvio" en Las fuerzas extrañas, Buenos Aires, Ediciones del 80, pp. 115-116.
De su costado izquierdo desprendíase rápidamente una masa tenebrosa, asaz perceptible en la penumbra. Creció como un globo, proyectó de su seno largos tentáculos, y acabó por desprenderse a modo de una araña gigantesca. Siguió dilatándose hasta llenar el aposento, envolviéndonos como un mucílago y jadeando con un rumor de queja. No tenía forma definida en la oscuridad espesada por su presencia; pero si el horror se objetiva de algún modo, aquello era el horror.
Nadie intentaba moverse, ante el espantoso hormigueo de tentáculos de sombra que se sentía alrededor, y no sé cómo hubiera acabado eso, si la médium no implora con voz desfallecida:
–¡Luz, luz, Dios mío!
Tuve fuerzas para saltar hasta la llave de la luz eléctrica; y junto con su rayo, la masa de sombra estalló sin ruido, en una especie de suspiro enorme.
Mirámonos en silencio.
Algo como un lodo heladísimo nos cubría enteramente; y aquello habría bastado para prodigio, si al acudir a su lavabo, Skinner no realiza un hallazgo más asombroso. [...]
¡Nooo, qué grande! Fuerzas Extrañas y Cuentos Fatales son un caño.
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