Desalmadas (La Bestia Equilátera, 2010) podría haber sido el nombre de la ultísima telenovela de Andrea del Boca o de la continuación de la inverosímil tira de Juanita Viale; sin embargo, ése es el título de la novela de María Martoccia, novela que viene a continuar una red de historias cruzadas en las sierras de Córdoba. que habían comenzado en sus novelas anteriores. Y si el título nos instala en un ambiente que esperamos melodramático, no sorprende que la puesta en abismo de la novela pueda localizarse en una conversación entre Julio, el comisario, y Artemia, la curandera, dos personajes que desde sus ocupaciones (“parecidas”, según la anciana) intentan resolver el embrollo pasional que se va desatando desde las primeras páginas del libro. En dicha conversación, mientras las cartas con sus figuras van descorriendo el velo del destino, Julio y Artemia se ocupan de señalar los núcleos centrales de Desalmadas, recurrencias temáticas que tienen en su referencia culta a Borges y su puñado de tramas; y en su referencia masiva, a las telenovelas de la tarde en las que “siempre ocurre lo mismo”. Así, cuando el tarot anuncie que la huida de los jóvenes de la novela tiene como respuesta “agua” y “dinero”, Julio dirá: “—Bah, siempre lo mismo doña… Parece que en el mundo no hubiera otra cosa: plata, muerte, y…” a lo que más tarde, Artemia agregará: “—Digo. Cuando nombraste los temas de siempre dijiste: plata y muerte. Te olvidaste de la cama… Porque mirá que hacemos tonterías para pasar el rato…”.
Plata, muerte y cama son, entonces, los temas de Desalmadas pero estos se van entrelazando y derivan en inflexiones que sólo una escritora magistral como Martoccia puede darles. Por un lado, está la elección del lugar, las sierras cordobesas, en el que esos tres temas funcionan de modo diferente al que funcionarían en otros lugares. Así, la autora de Sierra Padre se ocupa de describir la esterilidad y la violencia que el clima y la naturaleza pueden presentar a los hombres en dicho ambiente y cómo estos hombres y mujeres intentan adaptarse al mismo. Y es que las sierras de Córdoba, como ya se dejaba leer en Los oficios y en Sierra Padre, poseen sus propias leyes y sus propias formas de sociabilidad y, por eso, el comisario, la curandera y el remisero son tres figuras centrales que intentar ordenar o transitar los destinos de dicho lugar. Martoccia posee la capacidad estilística de describir los lugares y los objetos dotándolos de un sentido desbordante, como si la anotación de sus elementos, de sus características resultara fundamental para el desarrollo de una vida. Por eso, el ritmo de sus libros no es acelerado es más bien, en la línea de Saer, constante; la escritora de Caravana construye escenas que condensan los momentos anteriores a la misma, pequeños instantes de puro presente en los que el pasado vuelve cargado en los ambientes, en los objetos, en los recuerdos.
Si volvemos a las sierras cordobesas, es en ese contexto que las mujeres desalmadas, pero también los hombres pollerudos, intentan barajar los temas predestinados (la plata, la muerte y la cama), para saltearlos en tanto obstáculos o para colocarlos como objetivos, en el camino a la felicidad y la tranquilidad. En Desalmadas, la madre que escapó de la muerte y la hija perdida en delirios; las hermanas ancianas que se debaten entre la codicia, la empatía y la eutanasia; y la mujer que haría todo por volver a bailar conforman una galería de mujeres que, por una causa o por otra, terminarán compartiendo hombres y un asado en las Salinas Grandes hacia el final de la novela. El acierto de Martoccia en Desalmadas, a la par de su construcción de ambiente, es doble: por un lado, en el vaivén entre narración y exploración introspectiva, logra dotar de identidad profunda y problemática a cada uno de los personajes de su novela; y por otro lado, en el estilo de su escritura, recupera el ritmo y el tono de las conversaciones coloquiales, atenta a las expresiones y la sintaxis que identifica a cada personaje, a cada clase, a cada género.
En resumen, Desalmadas de María Martoccia es una novela sobre los típicos temas del mundo pero desarrollados en un lugar atípico, las sierras de Córdoba, y sometidos al tratamiento de un estilo detallista, preciso e iluminador. Entre esas desalmadas que intentan sobrevivir a la plata, a la cama y a la muerte, se teje una historia dinámica en el que se cruzan las tensiones de diversas vidas con sus sueños, sentimientos y destinos.
PD.: Lean a Martoccia, es un placer. Encontrar una autora que apueste al realismo sin caer en el panfleto o en el aburrimiento y dándole una inflexión novedosa, es un hallazgo.
Hola. Te parece un libro adaptable a cine?
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