domingo, abril 17, 2011

La abanderada de los humildes (4)

En Cine de Juan Martini (2009, Eterna Cadencia), Sívori, guionista y profesor de cine, se aboca a la tarea de escribir una trilogía cinematográfica sobre Evita. La pregunta que surge en las páginas de esta novela, en la vida de Sívori es: ¿cómo escribir una nueva película sobre Evita sin caer en lo obvio, en lo remanido? La respuesta está en el guión que va escandiendo el relato sobre la vida cotidiana de Sívori y sus furtivos encuentros con su vecina, Pina Bosch, un guión centrado en pocos personajes (Eva y Rita), en un lugar fijo, (el departamento de Eva en la calle Posadas), en tiempo real (dos horas de la tarde del 17 de octubre de 1945), con una Evita que, cual profeta, anticipa la construcción de su propia leyenda y escenifica su tensión con la figura de Perón. Lo que sigue es parte del guión, la novela es genial así como su continuación, Cine II, en la que Sívori se aboca al segundo guión (vendrá parte del mismo en una próxima entrega de esta sección que dimos en llamar "La abanderada de los humildes"):

EL GUIÓN

PERSONAJES
Eva Duarte (26 años) y Rita Molina (amiga,
actriz y cantante).

VESTUARIO
Rita Molina lleva un vestido floreado, con hombreras,
y zapatos con plataformas de corcho. Eva tiene un
vestidito de entrecasa, verde seco, mangas tres cuartos,
escote en V, y un par de zapatillas chinas. Eva se pinta
las uñas de las manos, y Rita Molina hojea Radiolandia.

DÍA Y HORA
17 de octubre de 1945, entre las 5 y las 7 pm.

LUGAR
Un living chico, en el departamento de Eva D.
en la calle Posadas (Perón vive en otro departamento
del mismo edificio).

CIRCUNSTANCIAS
Perón ha pasado cuatro días preso en Martín García.
El 16 de octubre lo traen de vuelta a Buenos Aires.
Parece que está enfermo y lo llevan al Hospital Militar.
El 17 de octubre, desde muy temprano, se produce la
movilización popular. A la tarde el gobierno del general
Farrell decide liberar a Perón. Lo conducen primero a
su casa, para que se cambie. Y luego a la Casa Rosada, y
allí, desde un balcón, por primera vez, le hablará
a la multitud. Entre las 5 y las 7 de la tarde,
mientras Eva lo espera, acompañada por Rita Molina,
las dos mujeres hablan.

17 horas

Estoy preocupada, Rita.
¿Qué te pasa?
Preocupada y de mal humor...
¿Por qué?
Por Perón.
¿Qué te pasa ahora con Juan, Cholita?
Vos no entendés.
Siempre me decís lo mismo. ¿Qué es lo que yo no entiendo?
Que Perón no va a querer.
No va a querer ¿qué?
Ponerse al frente de la gente.
¿Qué gente?
¿Cómo qué gente? ¿Sos pavota, vos? Los trabajadores.
Ah.
Los humildes. Los desamparados.
Ah. ¿Y por qué Juan no va a querer?
No sé si le da el cuero para tanto.
A él le gusta que la gente lo quiera.
Eso ya lo sé. Eso lo saben todos. Pero una cosa es que le guste que la gente lo quiera y otra es estar dispuesto a ponerse al frente de una Revolución.
Ah... Y vos, ¿estás dispuesta?
¿Yo? Yo no tengo ninguna duda. Pero no lo puedo hacer sola. Necesito a Perón. Y no estoy segura de que Perón tenga...
¿Qué?
Nada... Olvidate.
¿Qué?
Pelotas, Rita. Pelotas.

Falta texto

15 minutos después:

Mirá. ¿Ves?
¿Qué?
La calle, Rita. Vivimos en la calle Posadas, Perón y yo, ¿te das cuenta?
No. Perdoname, pero ¿de qué tengo que darme cuenta?
Vivimos en el barrio del enemigo. Este barrio está lleno de oligarcas y narices fruncidas. Y estos son los que dentro de poco van a pedir a los gritos la cabeza de Perón. Y la mía.
¿Te parece que va a ser para tanto?
Sí, Rita. Lo que está pasando hoy va a cambiar la historia.

Falta texto

20 minutos después:

¿Te acordás del Luna Park, Cholita?
Claro que me acuerdo.
Llegamos justo cuando se iban el presidente y su mujer. Y Mercante nos hizo sentar en esos dos lugares vacíos, al lado de Imbert y de Juan...
Eso es lo único que le debo a Ramírez. Vas a ver que dentro de un tiempo se van a sacar los ojos por esa noche.
Y al final nadie va a saber si nos hizo entrar Manzi y nos acomodó Mercante, o si el que nos llevó hasta las dos sillas vacías fue Galán.
¿Y eso qué importa?
Nada. Todo se convertirá en una leyenda o en una fábula. Y lo único que importa en las leyendas y en las fábulas es que te puedas identificar con los personajes.

Fuente: Martini, Juan (2009): Cine, Buenos Aires, Eterna Cadencia, pp. 75-78.

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