¿Pero se puede comprometer a la historieta? Es obvio: es imposible no hacerlo. La historieta no participa de esa inocencia de naturaleza de que goza la pintura. El grafismo, la imagen visual, el tipo de dibujo, se hallan en la historieta ligadas al relato. La historieta no nos habla de "tipos" ni de "clases" de hombres: sino de un cierto individuo que a fuerza de irreal no es menos un tal Mutt o un tal Lindor Covas, y que vive en un momento preciso de la historia, que lleva una vida particular, con sus rasgos de carácter, hasta con sus tics. En la historieta, todo significa o bien todo es moral. La historieta es "prosa", en el sentido de Sartre: cualquiera fuera la relación entre el texto escrito y la imagen dibujada, en la historieta las palabras escritas siempre terminan por reducir la ambigüedad de las imágenes. Y al revés, en la historieta el dibujo nunca deja de "ilus¬trar", siempre en algún sentido, a la palabra escrita o, para el caso de las historietas "silenciosas", de ilustrar casualmente a la ausencia del texto escrito. Dicho de otra manera: la historieta nos cuenta siempre una historia concreta, una significación terminada. Aparentemente cercana a la pintura, entonces, es su parienta lejana; verdaderamente cercana en cambio a la literatura (sobre todo á la literatura popular y de grandes masas), y también al cine, la historieta es —para decirlo con precisión— literatura dibujada (LD).
En 1968, Oscar Masotta fundaba
LD. Literatura Dibujada, una revista efímera (duraría sólo tres números) dedicada a la historieta y su crítica.
Acá, se puede bajar el primer número (trae la editorial de Masotta, una historieta de
Flash Gordon con posterior análisis, una de
Guido Crepax, una de Copi, etc.). Esperamos ansiosos que algún o alguna emprendedor/a cuelgue los otros dos por algún lejano rincón de la web. No descansaremos hasta encontrarlos.
Podrían volver a subirlo con otro servidor???Gracias!
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