En los diarios que compraba para buscar trabajo empecé a leer noticias sobre la transbiótica. Una técnica para reemplazar sin trastornos los órganos humanos enfermos o dañados, que comprendía tanto la adaptación del implante como la perfecta conservación de los órganos de repuesto en bancos de reserva. El sistema era impecable; el problema consistía en conseguir órganos sanos. En laboratorio se podían desarrollar cuerpos humanos descerebrados, para después desguasarlos, pero la madurez de estos cuerpos llevaba veinte años, el proceso era muy caro y los órganos obtenibles de ellos no tenían la fortaleza de los órganos de un cuerpo humano natural y sano. Evidentemente los enfermos ricos ofrecían dinerales a los vendedores voluntarios de órganos naturales.Siempre fue sano, fuerte y pobre.
De la crisis del 2001 a 2001, odisea en el espacio: el cuento de ciencia ficción de Daniel Barbieri sigue acá. Quiero leer más de Barbieri, hay una zona de la literatura argentina, la de la ciencia ficción, que ha quedado relegada a los fanáticos o a las revistas especializadas y que vale la pena explorar. Seguiré por esa senda interespacial.
¡Gracias Mati! Una alegría enorme ver este cuento de mi viejo publicado.
ResponderBorrarDe nada, che, viví una reminiscencia en estos días y no sé por qué me acordé de tu viejo. En breve, te escribiré por este asunto y otros. Abrazo!
ResponderBorrar