miércoles, octubre 29, 2008

Ovejita carneada por el aire

“Pero pelear, pelear, en realidad, nadie sabía. El Ejército toma soldados buenos, les enseña más o menos a tirar, a correr, a limpiar el equipo, y con suerte les enseña a cla­var bien la bayoneta, y viene la guerra y te enterás de que se pelea de noche, con radios, radar, miras infrarrojas y en el oscuro y que lo único que vos sabés hacer bien, que es correr, no se puede llevar a la práctica porque atrás tuyo, los de tu propio regimiento habían estado colocando minas a medida que avanzabas. Y las minas son lo peor que hay.

Va la oveja. Olfatea nerviosa. Siente que hay un cristiano cerca. Se hace la idea: "Éste me garcha, me pela la lana o me degüella para comer". Tiene miedo. Se hace la distraí­da. Camina despacito para el lado donde va el viento... Muerde uno o dos pastitos para disimular, para que no la noten yéndose. Pone el hocico contra el viento. Olisquea. A cien metros, antes de oscurecer, el humano la nota que está oliendo. Come ella dos o tres yuyos más y sigue toda disimulo hasta que de repente calcula que ya tiene distan­cia y se larga a correr.
Allí en las islas, las ovejas corren más que los perros y dan saltos. Saltan un alambrado así como así, ¡plac! Suben en el aire y saltan. Y el humano, de lejos, mira la oveja y piensa: "¡Qué animal más boludo: lo único que sabe es ra­jar!". Y la sigue mirando un rato, por mirar algo, a falta de otro entretenimiento mientras espera que se haga oscuro para volver al refugio y de repente el fogonazo: ¡Pac! Suce­dió que abajo de la oveja había una mina y al rozarla ella se hizo como si el sol saliera, una luz fuertísima. En ese mo­mento se la ve completa todavía en el aire, a la oveja. En el aire encoge las patas, levanta la cabeza y mira atrás retor­ciendo el cuello que se vuelve como de jirafa altanera y está volando alto en el aire ella y recién después revienta, justo cuando el humano escucha el ruido de la mina, esa explo­sión que la oveja bien debe haber oído primero. Recién en­tonces se empieza a deshacer la oveja: sigue la cabeza para un lado, una pata se va para el otro, un costillar con la lana chamuscada para el otro, y el lomo -la piel del lomo es lo que menos le quemó el fogonazo- queda liviana sin oveja, sigue flotando por el aire como un tapado sin dueño y tar­da bastante más en volver a tocar el suelo que los otros pe­dazos de la oveja carneada en seco por una mina.
Y las demás ovejas -si hay-, oyen, ven lo que le pasó a la amiga, y corren para otro lado, y en vez de quedarse quietas y separadas, ¡no!, se juntan y van en tropa todas corriendo. Y ése es su error, porque en cuanto se produce un nuevo fogonazo -que alguien pisó una mina- vuela ésa, se desarma como si fuera animal de juguete y después se re­volean las vecinas, de a diez, de a doce, y saltan sin desar­marse -porque estuvieron lejos del fogonazo- pero igual caen muertas, la trompa contra el suelo, después de haber tratado de remontar. Y el humano se acerca, con la bayo­neta en una mano y los ojos clavados en la tierra para ver si no hay minas, pues va a cargarse alguna, o a carnear a una entera, para quitarle lo mejor -trabajo difícil- y las en­cuentra muertas y calentitas por dentro del calor de su pro­pia sangre y calientes de afuera, por el fogonazo y la cha­musquina de la explosión.
El olor a oveja reventada por una mina es parecido al olor de cristiano reventado por una mina: olor a matadero cuando se carnean animales y llegan los peones que les tra­bajan en el vientre para hacer achuras.

Lo mismo: vienen los helicópteros, no se piensa en correr. Primero porque se nota que te alcanzan, de rápidos que son. Después, porque corriendo se hace fácil pisotear una mina y volar ovejita carneada por el aire. Tercero -causa principal- por lo tan feo del ruido y el olor. El olor ahoga; el ruido paraliza. Vienen volando bajo, atacan en montón: cincuenta, sesenta, cien y hasta más helicópteros se han vis­to juntos en el ataque. Llegan echando viento para abajo. ¿Y qué es esto tan hermoso? Esto, tan lindo, es: ¡el escape! La primera impresión del escape es buenísima, porque baja caliente. El viento bárbaro y caliente batido por las hélices pega en el suelo y rebota del suelo y entra por las costuras de las ropas, por las bocamangas de los gabanes y por los pantalones y circula y calienta todo. Es alegría el viento re­calentado de los helicópteros encima. Pero después, cuan­do tratan de respirar, se les termina la alegría: respiran y entra el olor a querosén mal quemado de los motores, eso que ahoga. Entonces quisieran que la nieve y el barro los chupen para siempre y quieren que vuelva el frío, el aire y lo mojado y que se vaya para siempre el olor a helicóptero.
Pero lo peor, y lo que quita definitivamente las ganas de correr, y hasta las de vivir, son los tipos: los tipos se asoman por una puerta grande del helicóptero, miran el terreno, lo eligen y tiran su cintita que cae como una serpentina a la tierra. Por ella, que parece que se fuera a cortar, bajan bri­tánicos -escots o wels- y ver el entusiasmo que traen quita las ganas de correr y pone en su lugar el arrepentimiento de haber nacido en el putísimo año mil nueve sesenta y dos. ¡Si mirando de arriba, antes de bajar, parece que fueran a tirarse en la pileta del club de contentos! Bajan gritando: el griterío tan fuerte tapa el ruido de los helicópteros -que es como de cien locomotoras- y ya bajando se les ven las ca­ras afeitadas, alegres, lisitas, y se les ven los dientes de Kolynos que tienen y se les ven los ojos todos de vidrio celestito que cuando miran al argentino parecen apoyarle cu­bitos de hielo encima del riñón.
Como si fueran a una fiesta bajan: se dan palmadas, riéndose; hacen flexiones en la cintita para caer con gracia como en un circo y cuando tocan el suelo -piedra, pasto, o restos de batalla, fierros fundidos o muertos negros- salen trotando. Si ven al argentino, lo miran y él no lo puede creer; miran a la cara, entornan los ojitos eléctricos y si no tiene armas largas, lo dejan donde está. Uno que otro lo relojea como calculándole el precio de la ropa, pero la ma­yoría hace no más que el gesto de lucir el estado atlético y nunca falta el hombre bajado de helicóptero que mira al ar­gentino de perfil y lo escupe y dice algo en británico que no se entiende, ni falta el que lo pisa. A veces pisa uno y todos se desvían para pasarle en orden por encima al caído y pa­san cinco, diez (hasta treinta pueden salir de un helicópte­ro) clavándole la bota, y el último lo esquiva, mirándolo con lástima y entonces el argentino entiende lo que debió sentir aquella oveja que se iba yendo por el campo con tan­to disimulo.
A los motores de helicópteros los británicos deben po­nerles esos escapes especiales para que hagan más ruido y asusten más. Y a los hombres de los helicópteros los man­dan con una o dos pastillas de pelear adentro y los eligen a propósito con caras de felices, ojos de hijos de puta y me­dio flacos y livianos para que no hagan mucho bulto en la cabina.
Cuando los que habían visto bajar a los hombres de he­licóptero supieron cuánto ganaban de sueldo -más que un general argentino, lo que es mucho decir- justificaron que se tirasen tan contentos por esa cinta fina que parece que en cualquier momento se les fuera a romper, pero les aguanta.”

Fogwill (2006 [1982]): Los pichiciegos: visiones de una batalla subterránea, Buenos Aires, Interzona, págs. 115-119.

Presentación Teatro Proletario de Cámara de Osvaldo Lamborghini

A pesar de que ni sueño con conseguir un ejemplar del mismo (apuesto a que el precio no bajará de las tres cifras), tal vez la presentación del libro valga la pena. Copio la info:

"Miércoles 5 de noviembre / 19.00 hs.
TEATRO PROLETARIO de CÁMARA, de Osvaldo Lamborghini.

Participan: César Aira, Ricardo Strafacce y Anxo Rabuñal.
PARANÁ 1159

"Pensaba divertirme escribiendo un libro pornográfico. Más precísamente,
gráfico: toda la carne ya está en el horno
Pero resultó una empresa cara, de las caras
no fue posible:
el porno
es una tortura política"

Osvaldo Lamborghini, Teatro Proletario de Cámara.


Teatro Proletario de Cámara de Osvaldo Lamborghini. Con un prólogo de César Aira. 552 páginas a color. 17 x 23 cm. Cubierta en pvc serigrafiado. En estuche de cartón.

El Teatro Proletario de Cámara es un proyecto inacabado de Osvaldo Lamborghini conservado entre los papeles que dejó a su muerte en Barcelona, por Hana Muck, y en el que venía trabajando desde 1982.
Además de los poemas y textos, la obra compila dibujos, pinturas, calcos, fotografías y colages, realizado todo con un amplio repertorio de técnicas.
Esta edición cuasi facsímil compila en un volumen las ocho carpetas originales en una cuidada edición limitada y numerada de 300 ejemplares.

César Aira, escritor, albacea de la obra de Osvaldo Lamborghini, se ha ocupado de la edición de sus obras completas.
Ricardo Strafacce, novelista, autor de la biografía de Osvaldo Lamborghini recién publicada por Mansalva.
Anxo Rabuñal, editor del Teatro Proletario de Cámara."

Vía vamos?.

Vivir y dejar morir

"[…] De cualquier modo, el ciclo de novelas que escribió Ian Fleming es un caso digno de particular estudio en virtud de la confusión e inexactitud con que ha sido enjuiciado el protagonista, al que atribuyen rasgos pertenecientes al mundo de acción que lo circunda: James Bond es un eficiente y disciplinado servidor de la oficina británica de inteligencia; mantiene una cordial pero respetuosa relación con el personal femenino de esta dependencia estatal; pone sus difíciles obligaciones por encima de todo; está autorizado a matar, pero lo hace solo por necesidad y defensa propia; su conducta erótica es pro­miscua, pero jamás seduce o ultraja a una mujer sino que -a menudo, con cierta compasión y sentimentalis­mo- acepta los ofrecimientos de sus atractivas admira­doras, quienes por lo general se han formado en una vida de agitación y penuria en que la iniciación sexual fue impuesta tempranamente por un acto de violencia. En resumen, este arquetipo heroico -destinado a suscitar la simpatía e identificación del lector- se halla muy lejos de ser un personaje sádico que maltrata mujeres y hace gratuita exhibición de brutalidad, según se ha pretendi­do; es más bien la encarnación de un ideal romántico, un tanto byroniano; la continencia y la mansedumbre no son sus cualidades distintivas -como no podían ser­lo en la atmósfera que lo rodea-, pero en sus tareas y en sus placeres no comete ofensas innecesarias y solo le preocupa cumplir con su deber y disfrutar al máximo sus momentos de solaz. En estos relatos, la inhumanidad y la perfidia corren por exclusiva cuenta de los enemigos del héroe -en particular, las cabezas pensantes de Smersh y de Spectre-, quienes son introducidos de tal forma que se ganan de entrada la antipatía del auditorio. El mayor reproche que quizá se le pueda hacer a Fleming es cierta generalizada xenofobia (los malvados suelen ser orientales, mestizos o naturales de países remotos), pero inclusive esto no debe ser confundido con racismo porque -a semejanza de lo que sucede en las novelas de Faulkner- un hombre de color puede ser noble, valien­te y generoso si colabora con la buena causa (Quarrel en Live and Let Die y en Dr. No); por lo demás, tal actitud del autor acaso ni siquiera sea personal sino una conce­sión al público británico: a menos que sirvan a un país extranjero potencialmente enemigo, todos los ingleses son caballerescos; las debilidades y felonías son exclu­sividad de las poblaciones exóticas (idea que no es nue­va en la literatura porque suele encontrarse ya en los clásicos griegos). En consecuencia, James Bond es una especie de trickster, ese típico semidiós o "héroe cultural" travieso -y, en este caso, epicúreo- de las culturas pri­mitivas, cuya misión consiste en prestar auxilio incom­parable y riesgoso a la humanidad sufriente, para lo cual se interna en la "Comarca de la Muerte" o roba el fuego seminal de los titanes; es un ejemplo de la "metamorfo­sis de las divinidades", un avatar de Prometeo (o acaso de Hércules y sus "doce trabajos") que se incorpora al nuevo panteón popular proporcionado por la "cultura de masas": el relato de sus aventuras carece de profun­didad y responde a un esquema mecánico y repetido, la edad del protagonista -como sucede en las "tiras cómi­cas"- no varía con el transcurso del tiempo, las hazañas narradas son totalmente extravagantes e inverosímiles; pero el impacto logrado es pleno porque se trata de un mito que responde a las necesidades de nuestra época. Lo cual debe servirnos de advertencia: quizá las creacio­nes de la "cultura de masas" deban ser examinadas con esquemas de la antropología, más bien que con instru­mentos de la crítica literaria o de la sociología[1]."

[1] La tendencia a crear mitos que caracteriza a la "cultura de masas" y el significado que esto tiene en nuestro tiempo son problemas fundamentales para la investigación. El asunto ha sido considerado por Roland Barthes, en Mythologies [Mitologías, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores]. Pero quien más ha desarrollado la cuestión es Edgar Morin; para un examen panorámico, cf. op. cit., p. 230-232; para el mito de las estrellas cinematográficas, cf. Les Stars, passim [Las estrellas del cine, Buenos Aires, Eudeba]; para un resumen de la posición adoptada por Morin y bibliografía adicional, cf. Daniel Bell, loc. cit., p. 13.

En Rest, Jaime (2006): “Literatura y cultura de masas (1965)” en Arte, literatura y cultura popular, Bogotá, Norma, págs. 129-131.

domingo, octubre 26, 2008

Lanzamiento Editorial Nulú Bonsai

El martes 28/10 en la Casa de la Lectura (Lavalleja 924) realiza su lanzamiento la nueva Editorial Nulú Bonsai con tres títulos y uno de ellos, Ataque de Pánico, de puño y letra del intrépido Juan Xiet.

Más información, acá.

martes, octubre 21, 2008

You don't mess with the Sandler

Les recomiendo fervientemente que se den una vuelta por el blog sobre cine Cinemarama que tiene muy buenos análisis. En particular, deténganse en el dossier sobre Adam Sandler que está de diez. Hace tiempo que Sandler se merece que valoren su trabajo desde una lectura crítica (películas como Billy Madison, Happy Gilmore e, incluso, You don't mess with the Zohan son de lo mejor que le puede haber sucedido a la comedia norteamericana que ya se venía agotando con personajes, a su vez agotadores, como Steve Martin, Eddie Murphy y Robin Williams), pues bien, los muchachos y muchachas de Cinemarama lo hacen con especial precisión y claridad.

Saludamos a Cinemarama, entonces, que promete nuevos dossiers y nuevas críticas cinematográficas para deleitarnos.

domingo, octubre 19, 2008

Entrevista en vivo a Leónidas Lamborghini en la Casa de la Lectura


Jueves 23 - 20 hs (a caballo del homenaje a Terán)
Lavalleja 924
Entrada gratuita

La entrevista, abierta y en vivo, estará a cargo de Susana Villalba. El autor de El solicitante descolocado leerá luego fragmentos de sus textos. Aquí, con el debido agradecimiento a la gente de literatura.org, una versión comentada por el propio Lamborghini del poema como parte de su ponencia en el Encuentro "La Política y la Historia en la ficción argentina" organizado por la Universidad Nacional de Litoral en 1994.

lunes, octubre 13, 2008

La extensa bibliografía de Mr. Aira (post in progress)

Una mañana, hace un par de años, me desperté con la siguiente inquietud: ¿cuántos libros escribió César Aira? Es decir, siempre se insiste en lo prolífico de la producción de Aira pero en ese momento me dio la sensación de que andaba faltando una lista que diera cuenta, con la mayor fidelidad posible, de todos los títulos de sus obras y del año de publicación de cada una de ellas. Fue así que puse manos la obra y me arme un simple cuadro de Word en el que desde ese día voy intentando anotar los libros que va publicando Aira, año tras año.

A continuación cuelgo dicha lista y los invito a que me señalen correcciones si es que encuentran errores en las obras ya agregadas; u obras que falten si es que recuerdan alguna que no figura en el cuadro.


PD.: ¿Es una pérdida de tiempo hacer este recuento?. Sí, seguramente lo es pero, al menos, puedo decir orgulloso que Aira publicó unos 67 textos (sin contar los publicados en revistas y diarios) y sustentar con evidencia cuantitativa la idea de que don César es una verdadera máquina de escritura que inunda el campo editorial argentino. Que así sea.

miércoles, octubre 08, 2008

La increíble y triste historia del filólogo que desconocía la axiología (o el latín según Rafael Lapesa)



Como toda historiografía, y quizá más que ninguna, la de la lengua, por mucha objetividad que pueda aparentar tener detrás de los esquemas de la gramática histórica, está fuertemente cargada de ideología. Detras de las palabras que usamos todos los días, y de aquellas que se perdieron en el transcurso de los siglos, detrás de todos estos elementos léxicos, de su pronunciación, incluso de fenómenos gramaticales de los que forman parte se esconden historias de influencias lingüísticas que son resultado, las más felices, del contacto lingüístico; la mayoría, de invasiones, guerras, conquistas y reconquistas. Sin duda, esto no es lo que uno aprende en la escuela cuando le cuentan, por caso y como curiosidad, que almohada, alcohol y albahaca son palabras que vienen del árabe. La historia de cómo el árabe, por ejemplo, llegó a tener la influencia que tiene en el español y en el portugués, suele ir por otro lado.
Si esta neutralización del pasado resulta simplista, aunque comprensible, quizá, en el contexto de una instrucción no específica (eso puede discutirse al margen) más triste resulta ver los manuales que existen sobre el tema. Muchos de los materiales de los que uno dispone como bibliografía básica para acceder a esos contenidos a menudo es un claro producto de momentos históricos y políticos de España. A modo de prueba, subo esta pequeña definición que el filólogo Rafael Lapesa da del latín, como para pensar seriamente en qué grado de confianza puede tener uno en el relato de, por ejemplo, la romanización, la invasión árabe, la llamada "reconquista", o yendo a lo más específicamente lingüístico las influencias del ligur, del celta, del vasco, en el español.

El latín


Entre las lenguas indoeuropeas, la latina se distingue por su claridad y precisión. Carece de la musicalidad, riqueza y finura de matices propia del griego, y su flexión es, comparativamente, muy pobre. Pero en cambio posee justeza; simplifica el instrumental expresivo, y si olvida distinciones sutiles, subraya con firmeza las que mantiene o crea; en la fonética, un proceso paralelo acabó con casi todos los diptongos y redujo las complejidades del consonantismo indoeuropeo. Idioma enérgico de un pueblo práctico y ordenador, el latín adquirió gracia y armonía al contacto de la literatura griega. Tras un aprendizaje iniciado en el siglo ni antes de J. C., el latín se hizo apto para la poesía, la elocuencia y la filosofía, sin perder con ello la concisión originaria. Helenizada en cuanto a técnica y modelos, pero profundamente romana de espíritu, es la obra de Cicerón, e igualmente la de Virgilio, Horacio y Tito Livio, los grandes clásicos de la época de Augusto.
Hispania contribuyó notablemente al florecimiento de las letras latinas; primero con retóricos como Porcio Latrón y Marco Anneo Séneca; después, ya en la Edad de Plata, con las sensatas enseñanzas de Quintiliano y con un brillante grupo de escritores vigorosos y originales: Lucio Anneo Séneca, Lucano y Marcial. En sus obras —especialmente en las de Séneca y Lucano—, españoles de tiempos modernos han creído reconocer alguno de los rasgos fundamentales de nuestro espíritu y literatura.

Fuente: Lapesa, Rafael, Historia de la lengua española (novena edición). Madrid: Gredos, 1981. Las negritas son nuestras.

Encuentro multidisciplinario sobre ciencia ficción en Objeto a

Tal como lo informan acá, durante este mes (octubre) y los primeros días del que viene (noviembre), el espacio multicultural Objeto a (Niceto Vega 5181) organiza un encuentro multidisciplinairo sobre ciencia ficción. Acá, pueden ver la agenda de actividades, habrá charlas sobre El Eternauta de Oesterheld, sobre Ballard (hablarán Pablo Capanna y Luis Pestarini), sobre ciencia y ciencia ficción, entre otras; también, habrá ciclos de cine retro, de cortos nacionales, entre otros; y demás actividades en torno al núcleo tan frecuentado de la ciencia ficción.

martes, octubre 07, 2008

Lost in translation

Carlos Gamerro se despacha con "La dictadura contada en inglés", un artículo sobre algunos libros de escritores en inglés que intentan traducir el tramo histórico de la dictadura en la Argentina, según el resumen del artículo una especie de "nuevo género de "historias del Proceso"" (aunque tan 'nuevo' no sería porque la primera novela que toma Gamerro es de 1987; aunque tan 'género' no sería porque salvo por las tres novelas analizadas, no se menciona ninguna otra). La traducción, por lo que se desprende del artículo, pasaría particularmente por lograr captar la idiosincracia argentina y la experiencia histórica particular de esos años oscuros. La nota de Gamerro es muy interesante porque se detiene en cómo tres autores configuran literariamente la experiencia de la dictadura argentina a través de la mediación de modelos genéricos (los lugares comunes del realismo mágico, algunas tramas típicas y personajes estereotipados de Hollywood, la novela de romance y de espías, etc.), de linajes literarios (desde García Márquez hasta Kafka) y de ciertos conocimientos personales o colectivos (la nacionalidad irlandesa de Tóibín, la apelación a la comunidad judía en Englander), en fin, recursos con distintos fines y resultados que les permiten (o no) a estos autores dar cuenta de un momento histórico y una experiencia que les resulta ajena.

Y más allá del contenido crítico-literario, son imperdibles los pasajes en los que Gamerro deshace la novela de Lawrence Thornton, Imagining Argentina (1987):

"Y uno sigue leyendo, perdonándole al autor sus obvios Falcon verdes, sonriendo ante sus generales cubiertos de medallas que parecen salidos de un filme de Hollywood sobre países bananeros (quizás lo fue, el nuestro, durante la dictadura, pero nuestros generales tenían un estilo un poco más austero), tolerándole su incomprensible simbología (como convertir al Kilómetro cero de la Plaza del Congreso, vaya uno a saber por qué, en símbolo del poder de éstos). Pero cuando uno llega a la secuencia en que un joven a punto de ser fusilado por un grupo de tareas es rescatado por seis gauchos que llegan cabalgando y disparando, uno se siente finalmente habilitado a cerrar el libro y arrojarlo lejos con un bufido de sorna."

PD.: Hace unos años salió en dvd la película Imagining Argentina (con Antonio Banderas (obvio, actúo en La casa de los espíritus) y Emma Thompson; y la participación estelar de ¡Rubén Blades!), basada en el libro del que habla Gamerro, habrá que verla para ver cuánto realismo mágico tiene, cuán delirante es y si es verdad que la trama es una mezcla de "Macondo con tango".

domingo, octubre 05, 2008

Rodolfo Walsh y el lugar de la verdad (Ricardo Piglia)

En 1993, Ediciones de la Urraca recopiló en La Argentina en pedazos de Ricardo Piglia los trabajos del crítico literario argentino en la revista Fierro, ensayos sobre la violencia en la literatura argentina acompañados por historietas de distintos dibujantes y guionistas sobre las obras que Piglia tomaba para sus análisis. Los breves ensayos que nos presenta este libro, que van desde El matadero de Echeverría hasta Boquitas pintadas de Puig, poseen una estructura peculiar que consiste en párrafos aislados que condensan de forma bien resumida ideas centrales que van tramando en su sucesión una lectura centrada en la representación de la violencia y la relación con el contexto socio-histórico en las obras seleccionadas.

Pero hete aquí que el libro no recopiló todos los ensayos de Piglia, faltó el dedicado a Operación Masacre de Rodolfo Walsh con su respectiva historieta dibujada por Solano López y adaptada por Omar Panosetti cuyo título es "Rodolfo Walsh y el lugar de la verdad". Este ensayo y su historieta fueron publicados en la revista Fierro nº 37 (sept. 1987) y, luego, el ensayo solamente apareció en la compilación de Jorge Lafforgue, Textos de y sobre Rodolfo Walsh (2000).

Aquí les dejó, pues, el texto de Ricardo Piglia sobre la obra de Walsh y un link a la revista Fierro nº 37 con la que podrán deleitarse en la lectura de la historieta de Operación Masacre y demás yerbas.

Rodolfo Walsh y el lugar de la verdad

Ricardo Piglia

Narrar el horror."La novela política tal cual la conocemos —decía Brecht— es imposible después de Auschwitz." ¿Se puede usar la ficción para narrar el horror? Walsh percibió ese límite cuando la masacre de José León Suárez. Un grupo de civiles había sido fusilado clandestinamente en junio de 1956 por la policía de la Libertadora. Uno de ellos estaba vivo. Walsh entró en contacto, comenzó a investigar, encontró a otros sobrevivientes, reconstruyó los hechos, inició una campaña de denuncia. A fines de 1957 reunió los materiales que había publicado en el periódico Mayoría, entre mayo y julio de ese año, en la primera edición de Operación Masacre.

Una novela verdadera."Un periodista me preguntó por qué no había hecho una novela con eso, que era un tema formidable para una novela; lo que evidentemente escondía la noción de que una novela con ese tema es mejor o es una categoría superior a la de una denuncia con este tema. Yo creo que la denuncia traducida al arte de la novela se vuelve inofensiva, es decir, se sacraliza como arte. Por otro lado, el documento, el testimonio, admite cualquier grado de perfección, en la selección, en el trabajo de investigación se abren inmensas posibilidades artísticas", decía Walsh en 1970.

Una lección. Operación Masacre es una respuesta al viejo debate sobre el compromiso del escritor y la eficacia de la literatura. Frente a la buena conciencia progresista de las novelas "sociales" que reflejan la realidad y ficcionalizan las efemérides políticas, Walsh levanta la verdad cruda de los hechos, la denuncia directa, el relato documental. Un uso político de la literatura debe prescindir de la ficción. Esa es la gran enseñanza de Walsh.

Una tradición. En este sentido no hace más que tomar una tradición que se remonta al Facundo, es decir, a los orígenes de la prosa argentina. Walsh es muy conciente de la oposición entre ficción y política, clave en la historia de nuestra literatura. Su obra está escindida por ese contraste y lo notable es que, a diferencia de tantos otros, comprendió siempre que debía trabajar esa tensión y exasperarla. Liberar su ficción de las contaminaciones circunstanciales y usar su destreza de narrador para construir textos de crítica política y de denuncia.

Las dos poéticas. Esta escisión define dos poéticas en la práctica de Walsh. Por un lado está el manejo de la forma autobiográfica del testimonio verdadero, del panfleto y la diatriba, en la línea del padre Castañeda, de Sarmiento, del Hernández de la Vida del Chacho, de los grandes prosistas del nacionalismo como Anzoátegui, incluso el Martínez Estrada de Las cuarenta. El escritor es un historiador del presente, habla en nombre de la verdad, denuncia los manejos del poder. Su Carta abierta a la Junta Militar, enviada el mismo día de su desaparición, es el ejemplo más alto de su escritura política.

Ficciones. Por otro lado para Walsh la ficción es el arte de la elipsis, trabaja con la alusión y lo no dicho, y su construcción es antagónica con la estética urgente del compromiso y las simplificaciones del realismo social. Basta pensar en "Cartas", uno de los mejores relatos de la literatura argentina, donde a partir de un pueblo de la provincia de Buenos Aires en los años de la década infame, Walsh construye un pequeño universo joyceano, una suerte de un microscópico Ulises rural, mezclando voces y fragmentos que se cruzan y circulan en una complejísima narración coral. Siempre alusivo y sutil, Walsh cultivaba el álgebra de la forma como un modo de asegurar la autonomía y la eficacia específica de sus cuentos.

La investigación. Las dos poéticas están sin embargo unidas en un punto que sirve de eje a toda su obra: la investigación como uno de los modos básicos de darle forma al material narrativo. El desciframiento, la búsqueda de la verdad, el trabajo con el secreto, el rigor de la reconstrucción: los textos se arman sobre un enigma, un elemento desconocido que es la clave de la historia que se narra. Cuentos como "Fotos" o "Esa mujer" o "Nota al pie" no son estructuralmente muy distintos al Caso Satanowsky o a ¿Quién mató a Rosendo?. El relato gira alrededor de un vacío, de algo enigmático que es preciso descifrar, y el texto yuxtapone rastros, datos, signos, hasta armar un gran caleidoscopio que permite captar un fragmento de la realidad.

El periodismo. Por supuesto la marca de Walsh es la politización extrema de la investigación: el enigma está en la sociedad y no es otra cosa que una mentira deliberada que es preciso destruir con evidencias. En este punto para Walsh el periodismo es sobre todo un modo de circulación de la verdad. Por eso el uso y la construcción de canales alternativos para la difusión de la denuncia es un elemento clave. Desde la publicación en Revolución Nacional o en Propósitos de los primeros textos de Operación Masacre a las entregas de ¿Quién mató a Rosendo? en el Semanario de la CGT esta línea alcanza su punto máximo en la tarea clandestina de denuncia e información sobre la dictadura militar que realiza en 1976 y 1977 por medio de La cadena informativa, un sistema de circulación de textos y noticias que ha sido reconstruido y analizado por Horacio Verbitsky en su libro Rodolfo Walsh y la prensa clandestina.

Los estilos. Este conjunto de prácticas y de estrategias de escritura se combinan para formar la obra múltiple y la única de Rodolfo Walsh. El relato policial, el panfleto, el ensayo, la historia, la denuncia, el testimonio político, la autobiografía, el periodismo, la ficción: todos estos registros se unen sostenidos por una escritura que sabe modular los ritmos y matices de la lengua nacional. Walsh era capaz de escribir en todos los estilos y su prosa es uno de los grandes momentos de la literatura argentina contemporánea.

sábado, octubre 04, 2008

Homenaje a Oscar Terán en el Centro Cultural Rojas

Jueves 23 | 19 hs

sala Abuelas de Plaza de Mayo (70 localidades)
Entrada gratuita

Homenaje a Oscar Terán
Mesa redonda en la que participarán Tulio Halperin Donghi (Universidad de Berkeley), Adrián Gorelik (Universidad Nacional de Quilmes), Eduardo Jozami (Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti) y Omar Acha (UBA). Se presentara el libro Historia de las ideas en la argentina. Diez lecciones iniciales, 1810-1980 (editorial Siglo XXI).

Oscar Terán (1938 - 2008) filósofo, docente e investigador en la UBA y la UNQ. Fue titular de la cátedra Pensamiento Argentino y Latinoamericano (UBA) e investigador principal del CONICET. Fue mienbro fundador del Club de Cultura Socialista e integró el consejo editor de la revista Punto de Vista. Entre sus libros se encuentran En busca de la ideología argentina (1986), Nuestros años sesenta (1993), Las palabras ausentes: para leer los Póstumos de Alberdi (2004), De utopías, catástrofes y esperanzas (2006), Para leer el Facundo (2007).

Historia de las ideas en la argentina.
Diez lecciones iniciales, 1810-1980,

de Oscar Terán

Estas páginas recorren las creencias y los discursos que permiten entender de qué manera los argentinos han pensado su identidad, su pasado, sus opciones políticas y su porvenir como sociedad desde 1810 hasta 1980. Con la soltura de un discurso oral, estas lecciones, en las que Oscar Terán quiso volcar su experiencia en las aulas universitarias, reflejan su preocupación por transponer un análisis riguroso y complejo en una exposición clara e incitante.