miércoles, mayo 25, 2011

Bataille y lo común (III)

Bataille y lo común (I)
Bataille y lo común (II)

La tragedia y la muerte como lazo: …por un lado, una composición de fuerzas común adherida a una tradición estrecha –parental o racial- constituye una autoridad monárquica y se establece como un estancamiento y un límite infranqueable para la vida; por el otro, un lazo de fraternidad que puede ser ajeno al lazo de sangre se anuda entre hombres que deciden entre ellos las consagraciones necesarias; y el objeto de esa reunión no tiene como objetivo una acción definida sino la existencia misma, LA EXISTENCIA, ES DECIR, LA TRAGEDIA. (“Crónica nietzscheana”, 123).

Nadie piensa ya que la realidad de una vida en común –lo que equivale a decir “de la existencia humana”-, dependa de la puesta en común de los terrores nocturnos y de esa suerte de crispación extática que expande la muerte. (“Crónica nietzscheana”, 128)

El principio de esta transvaloración [de la comunidad fascista a la comunidad de sentimiento de Numancia] se expresa en términos simples. A LA UNIDAD CESARIANA QUE FUNDA UN JEFE SE OPONE LA COMUNIDAD SIN JEFE UNIDA POR LA IMAGEN OBSESIVA DE UNA TRAGEDIA. La vida que exige que hombres se reúnan, y los hombres no se reúnen más que gracias a un jefe o una tragedia. Buscar la comunidad SIN CABEZA es buscar la tragedia: la ejecución del jefe es en sí misma tragedia; sigue siendo exigencia de tragedia. Una verdad que cambiará el aspecto de las cosas humanas comienza aquí: EL ELEMENTO EMOCIONAL QUE DA UN VALOR OBSESIVO A LA EXISTENCIA COMÚN ES LA MUERTE. (“Crónica nietzscheana”, 130).

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