domingo, octubre 31, 2010

Reinas

"Reinas" de Juan José Hernández, cuento breve que apareció en La favorita (1977), reúne algunos de los elementos recurrentes que obsesionaban al autor de La ciudad de los sueños (1971): los narradores-niños que, en sintonía con la narrativa de Silvina Ocampo, se debaten entre la inocencia y la maldad; la aparición de ciertos animales como aliados o enemigos (perros y gatos pero también arañas y pájaros); la atmósfera del "interior" en la hora de la siesta y/o en las casas de antiguas familias de alcurnia; la tensión entre niñas blancas y muchachas mulatas; los prejuicios, costumbres y lugares comunes de las familias tradicionales de alta sociedad; etc.Tal vez, volver a la narrativa de J. J. Hernández (y a la de Daniel Moyano, y a la de Rozenmacher, y a la de Costantini) pueda ampliar la perspectiva crítica de los modos de representación que la literatura propuso en esa época tan pródiga de los 60' y los 70'. Tal vez sea puro capricho personal, pura necesidad de leer algo no tan trajinado.


Reinas (Juan José Hernández)

Armando dice que tus ojos son parecidos a los míos. No se equivoca. También se asemejan, en el color, a la piedra preciosa del anillo de mamá. Voy a confiarte un secreto: tengo conmigo el anillo. ¿Hay algo más dulce que la venganza, Mascota?
Desde que estoy enferma, la Chabela duerme en mi cuarto, al lado de mi cama. Esta circunstancia me permite vigilar el sueño de mi enemiga. Si veo dibujarse una sonrisa en sus labios de mulata, la despierto en seguida para que no alimente vanas ilusiones. Después le pido por favor que me alcance un vaso de agua fría, o de jugo de naranja. La Chabela se incorpora en el catre, bosteza. Aborrezco la insolencia de sus dientes blanquísimos, las zonceras que canta de mañana temprano cuando riega las macetas del patio o limpia los azulejos del zaguán. Por suerte, hace varios días que la Chabela anda menos alegre que de costumbre. La responsabilidad de cuidarme le ha dado un aspecto taciturno que no la favorece. Además, el dormir poco avejenta. Ese problema no existe para nosotras que dormimos a cualquier hora del día, como reinas. Mi familia no se atreve a molestarme. "Reposo absoluto", dijo el médico, luego de quitarse los anteojos y apoyar su cabeza en mi pecho y mis espaldas.

viernes, octubre 29, 2010

The Modifyers



Hubiera sido genial un dibujo animado como The Modifyers: steampunk, cultura ye-ye, típicas persecusiones y unos dibujos alucinantes. Lástima que los de Nickelodeon lo rebotaron y sólo quedó el piloto...

Visto en BlogZup.

jueves, octubre 28, 2010

Reprogramación Presentación Desarticulaciones de Sylvia Molloy

En el contexto del duelo nacional, se reprograma la presentación del libro de Sylvia Molloy, Desarticulaciones, para el próximo lunes 1º de noviembre a las 19 hs., en Eterna Cadencia, Honduras 5582. Presentarán, como estaba planeado, Nora Domínguez y Daniel Link.

martes, octubre 26, 2010

De la malicia crítica

Leo Ensayos de tolerancia de Carlos Correas, una compilación de artículos y reseñas que Colihue editó en 1999. Empiezo de atrás para adelante, para variar un poco, y me pregunto: ¿Por qué recopilar algunas reseñas de Correas? ¿Qué gracia tendrán? Leo la reseña sobre el libro El concepto de la ficción de Saer y me cae la ficha. La reseña es pura malicia crítica. Me encanta. 

Reseña sobre El concepto de ficción de J. J. Saer (Carlos Correas)

El autor de El concepto de la ficción (Ariel, 1997), Juan José Saer, nació en Serodino. Conozco, por razones de matrimonio con una muchacha rosarina, esos pueblos santafesinos donde, además de anhelar que llueva y del miedo a la sequía, los sucesos notables son las invasiones de mosquitos gordos como abejorros, el embarazo de la hija soltera de quince años del juez de paz, los sospechados y cumplidos sobornos del presidente de la comuna, los adulterios, los chanchos y los chinchulines y las morcillas y los chorizos asados en los mediodías de los primeros de enero. A mí me ha bastado Buenos Aires para huir de esas módicas pesadillas; las de Juan José Saer han sido seguramente más virulentas, ya que se radicó en París.
Justo, según contratapa, tal distanciamiento y la continuada permanencia en Europa lo ayudan al autor. ¿Lo ayudan para qué? Pues para que Saer nos afirme que "el concepto de ficción" reza que "la ficción mezcla... lo empírico y lo imaginario". Como esto probablemente sería mezquino, Saer añade que la ficción es "antropología especulativa", delicada expresión que el autor mismo reconoce que es "tema arduo" y que "conviene dejarlo para otra vez". Bien hecho, en tanto "antropología especulativa" está ubicada ahí, por lo pronto, sólo para que Saer diga algo que haga oír su voz. Y, también, debemos tomar precauciones puesto que Saer a veces habla —según Saer— "metafísicamente".

sábado, octubre 23, 2010

Carne


Rodolfo Fucile publica un hermoso libro-objeto Vicios y virtudes del Carnicero, una serie de ilustraciones caricaturescas de técnicas diversas en la que trabaja sobre el estereotipo del carnicero pero también de la argentinidad y lo popular. Pueden descargar la versión digital, acá.

Visto en 68 revoluciones.

jueves, octubre 21, 2010

Una biopolítica menor: entrevista con Giorgio Agamben

Conversación mantenida con Stany Grelet y Mathieu Potte-Bonneville, y publicada en la revista Vacarme, n.° 10, invierno 1999-2000. Traducción y notas de Javier Ugarte Pérez.

Giorgio Agamben es filósofo. Ha teorizado, especialmente, en la línea de Foucault, sobre la «biopolítica». Una estructura de poder muy antigua, cuya genealogía él remonta a la Antigüedad occidental, y que no ha cesado de expandirse desde entonces, hasta llegar a convertirse en la forma dominante de política en los Estados modernos: un «estado de excepción convertido en regla». El objeto propio de la biopolítica es la «nuda vida» (zoé), término que designaba en los griegos «el simple hecho de vivir», común a todos los seres vivos (animales, hombres o dioses), distinto a la vida cualificada (bios), que indicaba «la forma o manera de vivir propia de un individuo o un grupo». El objeto de la soberanía, según Giorgio Agamben, no es la vida cualificada del ciudadano, charlatana y protegida por derechos, sino la vida nuda y reducida al silencio de los refugiados, los deportados o los perseguidos: la del homo sacer expuesto sin mediación al ejercicio, sobre su cuerpo biológico, de una fuerza de corrección, de encierro o de muerte. Al modelo de la ciudad, considerado rector de la política occidental desde siempre, él opone el del campo, «nomos de la modernidad», paradigma de esta «politización de la nuda vida» que se ha convertido en lo habitual del poder. La estructura de la política occidental, nos dice, ya no es la palabra, sino el bando.
Esta tesis tiene evidente actualidad. Las medidas de salud pública, regulación del trabajo, control de la inmigración o prohibición de las drogas, revelan la naturaleza eminentemente biopolítica de las políticas públicas contemporáneas. Se aplican precisamente a nudas vidas atrapadas en las categorías y dispositivos de un poder que las trata como a tales: vidas expuestas y administradas. Se piensa inmediatamente en los sin papeles, es cierto, objetos de campos muy literales, muy reales. Pero también en los usuarios de drogas, obligados a cuidarse o encarcelados; en los parados, obligados a trabajar o condenados a la miseria de un Estado del bienestar cada vez más parco; o bien en otros. No es, sin duda, por azar que los recientes debates sobre el PACS han contemplado la proliferación de metáforas animales. En el mismo Parlamento, corazón teórico de las ciudades parlamentarias, el bios cede el paso a la zoé desde que se legisla sobre vidas.
Pero Giorgio Agamben no se limita a un análisis conceptual. Repetidas veces reclama y anuncia, de una manera bastante profética, «otra política». Ésta se desarrollará en el lugar mismo donde se ejerce la soberanía moderna, puesto que de ahí no se escapa. Ésta, para ser «otra» deberá, sino abstraerse, al menos afrontarla o subvertirla. Ahora bien, pudiera suceder que los grupos más expuestos al biopoder estén en camino, desde la experiencia que tienen y las resistencias que le oponen, de inventar la alternativa que Agamben reclama. Cogidos entre los aparatos del biopoder, sin verdadera oportunidad de salir de ellos (¿cómo escapar al poder médico cuando se está afectado por el VIH, a la administración del Estado del bienestar cuando no se tienen recursos, a los centros de retención o a las zonas de espera cuando no se tienen papeles, etc.?), estos grupos inventan una biopolítica menor, como contrapunto a la del adversario. Reivindicando de qué vivir: tratamientos antirretrovirales, ingresos mínimos garantizados, drogas legales y seguras, etc. Enfrentándose al poder allí donde se ejerce: en la ventanilla de las administraciones, en las burocracias sanitarias, en los tribunales ordinarios, etc. Buscando, de alguna forma, el bios de su zoé.

miércoles, octubre 20, 2010

El escritor como forma-de-vida


Una vida que no puede separarse de su forma es una vida que, en su modo de vivir, se juega el vivir mismo y a la que, en su vivir, le va sobre todo su modo de vivir. ¿Qué significa esta expresión? Define una vida -la vida humana en que los modos, actos y procesos singulares del vivir no son nunca simplemente hechos, sino siempre y sobre todo posibilidad de vivir, siempre y sobre todo potencia. (Forma-de-vida)

martes, octubre 19, 2010

Espectros pop

La exclusión de Wikipedia del concepto derridiano de hauntology (según lo reelaboró la crítica rockera, como ya veremos) es un honor para festejar. Demuestra que la crítica de rock no está muerta y que puede insistir con sus ideas e ideales allí donde la circulación virtual de mp3 no exige a los “especialistas” más que un informe meramente instrumental (a qué género pertenece, a qué suena parecido). Tras Internet, el “tempo” de la crítica es otro: se ralentiza porque rompe el loop de esta nueva bulimia del download y el archivo permanentes, la cual define una especie de “metaconsumo” (un consumismo en estado puro, libérrimo, porque parece liberado aun del intercambio mercantil, pero que padece de todos los síntomas de “acumulación sin uso” que ya enumerara Jacques Attali en su Ruidos de 1979).[...]

La compresión de la información acarrea cantidad, pero no calidad ni comprensión: para abrirse camino en tal selva de opciones faltan “mapas cognitivos”. Si Salecl demuestra cómo esa angustia ante el exceso de posibilidades crece al mismo tiempo que los nuevos gurúes de la “autoayuda”, en el pop la búsqueda de guías y “amos” se detecta en: 1) el masoquismo de los castings de talentos del tipo American Idol, donde la crueldad de los jurados termina ratificando que la exclusión de muchos es necesaria; 2) la necesidad del rock de encontrar Patrones de Composición, paradójicamente, en las “revoluciones inconclusas” de su pasado (el revival del postpunk a cargo de Franz Ferdinand y demás); y 3) el aceptado paternalismo cibernético, tanto de la nueva burocracia comunicacional (adaptarse al rinconcito que Internet nos ofrece como propio: MySpace), como el de la técnica: divertirse armando mash ups (mezclas de hits de diversos géneros) mediante la simple aplicación de programas al caos de los mp3 que nos invade.
Buenísimo el artículo de Pablo Schanton, "Espectros pop en Derrida: el "fin de la historia" en el pop y la finalidad de la crítica de rock", publicado en el último número de Otra Parte (nº 21, primavera 2010), en el que la filosofía y la crítica de rock se cruzan para asistir a los devenires del pop y poblar el universo musical de fantasmas.

lunes, octubre 18, 2010

Habrás de verla


Entre esta nueva serie, Boardwalk Empire, dirigida por Scorsese, y la nueva temporada de Fringe, que se viene tan en alza como la segunda, ya puedo empezar a llenar el lugarcito vacío que había dejado Lost.

sábado, octubre 16, 2010

La hermanita pobre (sobre Por dentro todo está permitido de Jorge Barón Biza)

El desierto y su semilla del cordobés Jorge Barón Biza (Simurg, 1998) es tal vez una de las mejores novelas de los 90 de la literatura argentina. Será por el trabajo estético con su propia vida (pura transfiguración), será por el trabajo con el cocoliche, será por las imágenes impactantes y polisémicas de un rostro destruido, o será por todo lo anterior y más que a JBB le bastó una sola novela para dejar su marca personal y dejar a sus lectores a la expectativa de la aparición editada de otros textos de su autoría. 
Este año, la ansiedad ha sido aplacada con la aparición de la antología de reseñas, artículos y ensayos: Por dentro todo está permitido (Caja Negra, 2010). En este libro se recupera la labor de JBB como periodista en diversos medios (Página 12/Córdoba; Aquí vivimos; La Voz del Interior; etc.) y así nos encontramos con verdaderas joyas de diverso tono y manufactura como “El decálogo de la mala crítica” (en el que se imagina un infierno para la crítica pedante y los mandamientos para realizar una mala crítica), “El canto de la lejana libertad” (un recorrido por la literatura inscripta en las paredes de la cárcel) o “La loca no se rinde. La actitud lírica en los tiempos del mercado” (ensayo polémico que ya aparecía modificado en El desierto y su semilla y que aquí se reproduce completo).

viernes, octubre 15, 2010

jueves, octubre 14, 2010

Soy positivo

Ya nadie respeta el misterio del sobre cerrado. Nos tentamos con abrirlo antes y ver si podemos adivinar algo: por lo general, los resultados de los análisis de sangre vienen con los parámetros normales, y si los propios guarismos están en ese rango, respiramos porque todo salió bien; en cambio, si sospechamos que algo está mal y tenemos que esperar varios días hasta que llegue el turno con el médico, podemos comenzar una búsqueda frenética en Google tratando de encontrar un alivio. Por suerte, con el test de detección del VIH no es así. A L., como a todos los que alguna vez pasamos por ese trance, el resultado le fue entregado en un consultorio por un médico: cuando el resultado es positivo, es necesario que haya alguien ahí para explicarnos qué tenemos que hacer. L. no se sorprendió, había hecho todo lo posible por contagiarse con el virus; en cambio sí le hubiera resultado extraño que el test diera negativo.
Con Soy positivo de Pablo Pérez, columna publicada en el suplemento Soy de Página/12, vuelve el folletín, vuelven las entregas literarias que nos dejan pendientes, vuelven los enredos sensuales, los placeres efímeros y los conflictos de identidad, vuelve una prosa que merodea por la sexualidad, sus dispositivos y el VIH. Pueden seguirla todos los viernes, acá.
Hoy, jueves 14 de octubre, Pablo estará leyendo algunas de las entregas de Soy positivo en Casa Brandon (Drago 236) a las 21 hs. Vayan si quieren deleitarse.

martes, octubre 12, 2010

Speedy Gonzalez y el "problema" mexicano


Arquetipos raciales, levantamiento de novias, menciones a drogas y alcohol e incómodas referencias al problema fronterizo hacen de Speedy Gonzalez un personaje peligroso, y explican su lenta erradicación del ficcionario Warner.
Lean este post, no tiene desperdicio (no se olviden de mirar los capítulos que ilustran la argumentación). Aplaudo este tipo de intervenciones críticas (El blog Ausente está plagado de ellas) que se detienen en el imaginario de las historietas y los dibujos animados para analizar las representaciones y el vínculo con el sistema socio-histórico del momento. Una joyita.

sábado, octubre 09, 2010

Versiones (sobre Apache de Sonia Budassi)

El subtítulo de Apache: en busca de Carlos Tevez de Sonia Budassi (Tamarisco, 2010) nos inserta en la dinámica de esta crónica, la búsqueda, y en su objeto, su grial: el futbolista argentino que conmueve al pueblo, que divide a los especialistas y que agita las aguas del mercado deportivo, de la prensa y de la farándula. En esta línea, el libro de Budassi apunta dos logros: por un lado, la reconstrucción de la odisea de conseguir una entrevista con Tevez (las vicisitudes que atraviesa Sonia; las conversaciones con el manager de Carlitos; el contacto con los cuerpos y los gritos en el área de prensa; el intercambio con otros periodistas que transmiten, como viejos sabios, los consejos para sobrevivir en las vallas y conseguir la ansiada nota; el paso fugaz y elusivo del jugador-grial; etc.); y por otro lado, la presentación de Carlos Tevez como una figura compleja, mediática, atravesada por discursos, prácticas y visiones que lo caracterizan de modo multiforme (pura construcción de subjetividad).
Los capítulos de Apache se agrupan en estas dos líneas: en unos, el pulso narrativo y descriptivo de Sonia se encarga de dar cuenta de la complejidad de una zona del mundo futbolístico (en vísperas al Mundial, a pasos del “Fútbol para todos”): de cuáles son las reglas que hay que seguir para conseguir una entrevista desde un medio no televisivo y menor (“Los reporteros especializados dicen que él sólo da entrevistas “mano a mano” a sus amigos o cuando le conviene por la coyuntura. A medios grandes o revistas de fútbol.” (23)); de cómo acercarse a los jugadores y robarles algunas palabras; de qué modo deambular en los espacios que dividen a un estadio o un predio (“Un estadio habilita movimientos múltiples y realidades superpuestas, como un jardín que crece sobre un hormiguero gigante.” (19)); de qué palabras o promesas arrancar a los managers y representantes para avanzar en el camino al santo grial (“Se suponía que iban a permitir el ingreso a aquellos que hubieran acordado una entrevista pero, no será la primera vez, el departamento de Prensa cambió los planes a último momento.” (21)); de cómo codearse con ciertos colegas del otro mundo que retrata esta crónica, el mundo de la prensa (“El Tití Fernández está molesto, parece que había arreglado entrevistar a alguien ahí dentro y se le complica.”(41)). Los otros capítulos de Apache, además de reconstruir de forma heterogénea la historia biográfica de Carlitos, recuperan voces para reconstruir la figura de Carlos Tevez, y por eso Apache es también un relato coral que dice “un mito que incluye versiones contradictorias” (17): desde las fanáticas inclaudicables hasta los periodistas deportivos, pasando por los compañeros de equipo, los amigos de la infancia y los vecinos de Fuerte Apache. Todos tienen algo que decir sobre Tevez, todos tienen su versión de Carlitos, todos de alguna manera lo buscan, lo siguen, le dan forma (el Apache se convierte en una lucha simbólica, en una lucha de intereses mediáticos y económicos pero también afectivos: las voces de sus amigos, con quienes forma el grupo Piolavago, son una constante en este libro).

viernes, octubre 08, 2010

Arte efímero


John Kenn dibuja monstruos y escenas inquietantes en notas post-it, esos papelitos amarillos con pegamento en los que los mortales escribimos cosas.

martes, octubre 05, 2010

El problema del Estado (1933) (Georges Bataille)

En contradicción con la evolución del siglo XIX, las tendencias históricas actuales parecen dirigidas en el sentido de la coerción y la hegemonía del Estado. Sin prejuzgar el valor último de tal apreciación —que en lo que sigue podría revelarse ilusoria— es evidente que domina ahora, de forma abrumadora, la comprensión confusa y las interpretaciones divergentes de la política. Algunas coincidencias entre los resultados del fascismo y del bolchevismo han creado la perspectiva general de una conciencia histórica desconcertada que, bajo nuevas condiciones, se transforma poco a poco en ironía y se habitúa a considerar la muerte.
Poco importan las mediocres aspiraciones del liberalismo actual —que encuentran aquí una salida trágica—: el propio movimiento obrero está obligado a la guerra contra el Estado. La conciencia obrera se ha desarrollado en función de una disolución de la autoridad tradicional. La mínima esperanza de la revolución se describe como debilitamiento del Estado y, por contrario, el mundo ve decaer las fuerzas revolucionarias, al mismo tiempo que toda fuerza viva toma hoy la forma del Estado totalitario. La conciencia revolucionaria que se despierta en este mundo de la coacción, es forzada a considerarse ella misma históricamente como un sin-sentido: se ha convertido, para emplear las viejas fórmulas de Hegel, en conciencia desgarrada y conciencia desdichada. La sombra y el frío proyectado por el único nombre de Stalin sobre toda esperanza revolucionaria es, junto al horror de las policías alemana e italiana, la imagen de una humanidad donde los gritos de rebelión son hoy políticamente desdeñables, donde estos gritos no son más que desgarramiento y desdicha.

domingo, octubre 03, 2010

¿Hoy me miraste? ¿Qué me miraste? ¿Qué viste? (sobre Cine: II. Europa, 1947 de Juan Martini)


Me acerco a Cine: II. Europa, 1947 de Juan Martini (Eterna Cadencia, 2010) con la desconfianza que me producen las segundas partes. Cine, la primera parte de la trilogía publicada en 2009, me había sorprendido gratamente pero, a pesar de su final abierto, no me esperaba una continuación. Y sin embargo, esta segunda parte que nos ofrece Martini y que deja el camino abierto para la tercera, esta segunda novela funciona como un despliegue de la propuesta y los recursos formales que había inaugurado en Cine. Este despliegue consolida un proyecto narrativo y, a su vez, apuesta por la proliferación. Y eso, de nuevo, me sorprende gratamente.