lunes, diciembre 30, 2013

Polvo de estrellas (sobre Ball boy de Tatiana Goransky)



Aclaración: la nouvelle reseñada se enmarca en un proyecto editorial-cultural al que vale la pena seguirle el rastro: Exposición de la actual narrativa rioplatense. Se trata de una serie de libros breves de autores y autoras rioplatenses con tapas realizadas por artistas plásticos. Los libros pueden comprarse en papel en un precio módico o bajarse del blog de la Exposición de forma gratuita, en PDF. Ya comencé con la lectura de algunos títulos de este proyecto por lo que intentaré reseñar otro más para dar y tener un panorama. 

1. Hay una canción del grupo Superhéroes titulada "El que está al lado del cantante de Los Piojos", en la que se intenta crear empatía hacia esas figuras fantasmales que forman parte de una banda pero que quedan relegadas por el fulgor de las estrellas centrales del escenario. Un movimiento similar realiza la escritora Tatiana Goransky en su última nouvelle Ball boy (tragedia en polvo de ladrillo) (Milena Caserola - El 8vo loco, 2013). El relato se enfoca en los ball boys y ball girls, chicos y chicas que dedican sus cuerpos al desplazamiento en los márgenes de las canchas de tenis, opacados por deportistas monstruosos como Roger Federer, Rafael Nadal o Juan Martín del Potro. En este relato, asistimos a la rutina de Manuel: un ball boy que pasa sus días ejercitando su cuerpo, siguiendo los partidos del torneo de Roland Garrós, repasando el Código universal del buen Ball boy. Sin embargo, Manuel no está solo. Compite por ser el ball boy elegido (si no hay competencia, no hay deporte): su contrincante fundamental es Micaela, una chica de 12 años, 8 años menor a Manuel. Goransky logra crear un mundo para los ball boys (como el de los jockeys en aquel capítulo de Los Simpsons) con su lógica interna (es elocuente y básica la explicación de los bases y los nets que abre el relato), su competencia feroz, sus lemas repetidos hasta el hartazgo ("Piensen tenis", les dice Danny, el entrenador).

2. En El enigma de París (2007), Pablo de Santis escribe un relato policial clásico que, entre otros aspectos, retrata la relación entre el detective y su ayudante, enfocando en el segundo, quien sólo parece existir para constatar con asombrada ingenuidad las deslumbrantes deducciones del primero. En Ball boy, es la relación entre los tenistas y sus ayudantes en cancha la que replica esa subordinación: ¿no son acaso los ball boys los encargados de llevar y traer las pelotas para que el partido se desarrolle con dinamismo? ¿no son figuras fantasmales que se pierden en los márgenes del polvo de ladrillo, siendo apenas percibidos por los espectadores? ¿no son los eternos ensombrecidos frente a la luz encandilante de las figuras deportivas? Manuel es un ball boy pero no se conforma con eso: quiere ser EL ball boy (vive y a la larga se desvive por ello). A diferencia del ayudante de detective, Manuel no quiere ser tenista (incluso desperdicia todas las oportunidades de serlo): elige la sombra de las redes, las toallas sudadas, la posibilidad de ser el ball boy ideal del tenista ideal, Roger Federer. La relación fetichista y obsesiva entre este ball boy y su tenista soñado da cuenta de cómo fanáticos y objetos de fanatismo son también un tema predilecto para la tragedia.

3. El relato se enmarca en un contexto cronológico cuidado por la construcción narrativa de Goransky: mayo-junio de 2009, tiempo del torneo internacional Roland Garrós pero también tiempo de la gripe H1N1, la gripe porcina. Así, lo que podría volverse pura rutina se degrada entre barbijos y epidemia, fixture tenístico y cobertura mediática. Ese contexto socio-histórico se enlaza con otro: el contexto personal-familiar de Manuel. La convivencia y el pasado de Dorota, la abuela; las cajas de recortes sobre tenis y los equipos usados, que conservan el olor corporal de cada jornadas; y los cruces con los demás vecinos del edificio enmarcan el día a día del ball boy. En este sentido, Ball boy escapa al cuadro de costumbres para volverse un relato trágico (ahí está el pasado acechando, ahí está la enfermedad contagiándose) que por momentos cobra visos de ciencia ficción distópica.

4. Tatiana Goransky, la autora de Ball boy, es una narradora, en el sentido clásico del término. Ya lo había demostrado en Don del agua (Gárgola, 2010) con una novela de aventuras pero también familiar de tema excéntrico: la rabdomancia. Goransky cuenta historias, teje tramas, sin dejarse arrastrar por las modas de la literatura argentina actual. Más que realismo, en estos relatos se trata de peripecias (de aventuras en Don del agua, de tragedia en Ball boy), evitando el giro autobiográfico y la experimentación forzada. 

5. Ball boy de Tatiana Goransky es una muestra de cómo contar, en pocas páginas, una efectiva historia de obsesiones en un clima trágico-apocalíptico, sin perder de vista la trama y evitando el costumbrismo. Se puede bajar, leer y compartir de forma digital y gratuita de acá.

martes, diciembre 24, 2013

La fiesta del caos

Fue entonces cuando me decidí a organizar mi primera fiesta realmente caótica. Ante todo, los lacayos tenían orden de no conducir a los invitados directamente al gran salón, sino a las diversas dependencias del palacio, cada uno a un lugar distinto: al cuarto de las lámparas, a la cocina, al dormitorio de una mucama en el último piso, a la capilla, al gallinero. Allí los dejaban, que se arreglaran como mejor pudieran. Para los que a pesar de todo lograban llegar al gran salón, donde ni yo ni nadie de la familia los esperaba, la orquesta debía tocar piezas de baile que empezaban normalmente, para volverse cada vez más lentas, hasta un punto en que el baile se hacía imposible. Los criados ofrecían atrayentes refrigerios, en las tradicionales bandejas de plata, que luego resultaban ser —pero no siempre, porque entonces no habrían causado tanto efecto— sándwiches de gusanos, albóndigas de aserrín, o bocadillos con tajadas de víbora. Además circulaban por los salones labradores y mozos de mercado, con sus ropas de trabajo, y una multitud de obreros que efectuaban reparaciones en las puertas, los techos y los muebles de las habitaciones, sin preocuparse por la presencia de la flor y nata de nuestra aristocracia. En los jardines hice instalar además una cantidad de trampas: pozos disimulados con hojas, lazos atados a las puntas de los árboles, jaulas como cenadores que se cerraban apenas entraba en ellas la pareja adúltera deseosa de aislamiento.
La fiesta en cuestión fue un gran éxito; superado el primer momento de desconcierto, los invitados se entregaron a la exploración del caos con renovadas energías y —exceptuando claro está a los más ancianos y a los hipócritas, que se retiraron en seguida— tanto se divirtieron que era ya de día cuando hubo que echarlos con mangueras y regaderas, porque no se querían ir. Pero yo, en cambio, no estaba plenamente satisfecho del resultado: me parecía que al fin de cuentas se había tratado de una fiesta un poco más movida que las anteriores, y nada más. Nada, en verdad, que pudiera compararse con un verdadero caos. Debía refinar mis métodos, aplicar en mayor escala mi ingenio; debía, sobre todo, convertir a los infieles: no era admisible que los huéspedes se volvieran a sus casas, a proseguir la existencia ordenada de todos los días. Debía introducir el azar hasta el fondo mismo de sus vidas.
Wilcock, J. R. "El caos" (1960). Se puede leer completo acá en el libro de cuentos El caos (1974).

jueves, diciembre 19, 2013

Sobre historieta y humor


P.T: Vos con Sr. y Sra. Rispo utilizaste la lógica de la compilación de otra manera: tomaste lo que estaba disperso y lo redimensionaste en el formato, y le pusiste un sello. Hasta respetaste el formato apaisado clásico argentino.

Esas son cosas raras. El formato apaisado respondió simplemente a esto: son tiras ¿no? Yo podía poner dos, tres, cuatro, cinco y hasta seis. En Barcelona y Fierro salían 6 tiras. Yo pensé que si lo sacaba así, salía un libro finito. Y si lo sacaba en dos tiras, quedaba un libro gordito. A raíz de eso nació la semejanza con el formato de la Patoruzito y todo lo otro. Con el primer libro de Rispo ya había hecho algo así, con sellos y la portada como una revista de Novaro. Puedo ser por un poco de nostalgia, puede ser falta de imaginación. Cuando te ponés a pensar en cómo utilizaban la retícula esos tipos, te das cuenta que funciona, queda lindo. Y te das cuenta que no sabés hacerlo de otra manera, por eso lo copiás. Lo único que sí me planteé realmente es hacer humor, y que en ese mundo los personajes pudieran morir, revivir, casarse, etc. Pueden hacer lo que sea y volver para atrás todas las veces que quieran porque es humor. Alguien me dijo “¡Eso es lo que pasaba en las viejas Superman!”. Todo volvía a empezar, todo se podía hacer y rehacer. Eso es lo lindo de la historieta: el poder salirse un poquito de la realidad, porque la realidad está estancada en algún punto, la realidad es dura, la realidad es lo que hay. Si tu personaje se muere, se muere. Y tu mamá llorará, y harán un mes de duelo, y ya está, es la vida. La historieta te permite joder más… ¡Son dibujitos en un papel!

Una excelente entrevista de Pablo Turnes y Amadeo Gandolfo al humorista, historietista y dibujante Diego Parés en Entrecomics.

miércoles, diciembre 11, 2013

sábado, diciembre 07, 2013

La abanderada de los humildes (7)

Previously: "Casandra", de J. R. Wilcock
"El único privilegiado", de Rodrigo Fresán
"(Star Quality)", de Edgardo Cozarinsky
Cine (fragmento), de Juan Martini
"La razón principal", de Luis Gusmán
La ciudad de los sueños (fragmento), de Juan José Hernández

Como nada se pierde, todo se retoma, vuelvo a mi estimada renovación de corpus alrededor de la abanderada de los humildes, Evita. En este caso, vía El oasis, dejo el relato de César Aira, "Las dos muñecas". Es interesante cómo recupera "El simulacro" de Borges, la perspectiva de la infancia y el peronismo (que luego desplegará con altísima calidad en El tilo) y lo ominoso de las muñecas como juguetes casi reales. El relato fue escrito en 1995 y recopilado en La trompeta de mimbre (Beatriz Viterbo, 1998).

Las dos muñecas (César Aira)

Evita tenía dos muñecas “Evita” de tamaño real, que había mandado a hacer especialmente, idénticas a ella y entre sí. Las necesitaba por la cantidad de actos a los que debía asistir, en razón de la importancia que tenía su figura en el ritual peronista. La idea original era mandar hacer una sola, para poder duplicarse y satisfacer con su presencia a más gente; pero después se le ocurrió que con el mismo esfuerzo necesario para hacer una se podían hacer dos, y tendría más margen de acción. En realidad, hecha una también se podían hacer diez, o veinte, o mil; pero se limitó a dos nada más porque con dos sus necesidades quedaban cubiertas, y le resultaba chocante tener una legión de réplicas. A los alemanes que se las hicieron les dijo que las quería a las dos igualmente perfectas, porque como nunca se sabe qué va a pasar, nunca sabría cuál de las dos debería utilizar. No quería tener una mejor que otra, una “favorita” y una “de repuesto”, sino dos muñecas iguales. Y las tuvo. Se las entregaron en sendas caja de níquel con cerraduras de seguridad, que fueron depositadas en un cuarto de acceso restringido de la Residencia Presidencial. Los chambelanes de la Señora sacaban una y otra, a veces las dos a la vez, según las necesidades de la agenda, y durante años cumplieron sus funciones sin que nadie cayera en la cuenta de la sustitución. Eran asombrosamente pequeñas pero las medidas estaban bien tomadas, y respondían hasta el último milímetro al modelo. La realidad siempre es ligeramente más extraña de lo que uno espera. Las muchedumbres fervorosas que la veían aparecer en persona ante sus ojos la agigantaban, y llenaban con ella todo el espacio de su memoria, para siempre. Las instrucciones a los fabricantes habían sido cumplidas cabalmente: se había logrado la perfección. Pero sucede que la perfección, como todos los absolutos, es una cuestión muy resbalosa. Eran perfectas, es decir idénticas, pero ese rasgo no era recíproco. Lo cual produjo, llegado el momento, un accidente muy triste, que por suerte para el régimen quedó secreto.
Sucedió en una de esas ceremonias, entre grotescas y conmovedoras, típicamente peronistas, que tenían lugar casi todos los días en alguno de los barrios populares del Gran Buenos Aires. En este caso se trataba de la inauguración del campo recreativo de un sindicato. Era una tarde hermosa de primavera, a las siete. Se había anunciado la presencia de Evita, y allí fue una de las muñecas… y la otra. Porque por un malentendido en el personal a cargo mandaron a las dos, ataviadas con el mismo tailleur pied de pule blanco y negro, el mismo sombrerito, los mismos zapatos de gamuza negra, cada una en su respectiva caravana de Cadillacs y motociclistas que partieron con dos o tres minutos de diferencia.
Todo el barrio se había dado cita. Los bombos hacían latir el suelo y las casas. Por unos parlantes se hacían los anuncios y se pasaban tangos… Una característica del peronismo fue que no se propuso dominar el mundo, sino sólo la Argentina. Eso bastó para hacer de la Argentina un mundo: el mundo peronista. El sol se ponía tras las casitas vacías, al fondo de las calles de tierra. Los pájaros cantaban en los árboles del parque sindical. La multitud se inflamaba en la expectativa… ¡Y de pronto la anunciaron! ¡Ya estaba aquí! Un grito unánime salió de las gargantas y miles de pañuelos se agitaron. “Evita” había aparecido en el estrado, más hermosa que los sueños donde vivía, más real que la esperanza. Como sucedía siempre que se presentaba, nadie podía creerlo del todo. La tenían tan presente, todos los días… Su realidad en cierto modo distorsionaba la percepción, y fue por eso que nadie se dio cuenta que había dos.
Las aclamaciones se transformaron con naturalidad en la marchita, y después empezaron los discursos. En primera fila, flanqueando a “Evita”: el obispo, el intendente, el secretario del sindicato, la representante de la rama femenina, diputados, ministros provinciales y colados. El público fijaba la vista con arrobo en la Señora, en una o en la otra. Los corazones decían “¡Presente!”.
Era la primera vez que las muñecas se veían entre sí (y fue la única). Estaban atónitas, porque las dos ignoraban la existencia de la otra. La ignoraban en la medida que podían hacerlo, en su limitadísima psicología de objetos, que en esta circunstancia tocó sus trémulos extremos. Mientras saludaban, y cantaban la marcha, y volvían a saludar, notaron que todos sus gestos eran los mismos, que se movían al mismo tiempo y lo hacían todo igual. Cuando empezó el discurso del Ministro de Trabajo, las dos clavaron la vista en el mismo punto del vacío, con el mismo gesto cortés de fatiga. Habían decidido ignorarse, porque parecía lo único razonable, pero la curiosidad pudo más. Se volvieron una hacia la otra, se miraron francamente, con la misma duda en los ojos. Pero, ¡qué difícil hablar, hacer una pregunta o responderla, sin que la otra no lo hiciera al mismo tiempo! Cada pregunta que pudiera hacer una, se la haría la otra, y no valía la pena oír la respuesta porque era lo que respondería ella. En una cascada vertiginosa, todo el diálogo se anticipaba a sí mismo y se consumía en un fuego de revelación: no era la única, y eso significaba que no era ella. Una tristeza inmensa la invadía, su tonto narcisismo de muñeca se disolvía, y no dejaba nada en su lugar. Era casi como si todo el mundo se disolviera y se volviera nada: la tarde de primavera, el pueblo, la Argentina… Todo se hacía atrozmente transparente, un desierto que en adelante debería atravesar sin esperanzas, sin ilusiones.
La puesta de sol había difundido por todo el cielo un intenso rosa, que se derramaba en la tierra y afectó su naturaleza de muñecas. Corrían lágrimas por sus mejillas, y el pueblo reunido frente al palco también lloraba, no sabía por qué. Era la infancia de la Argentina, la edad de los juguetes.

César Aira, 21 de Agosto de 1995

jueves, diciembre 05, 2013

Vade retro



Daemonium es un largometraje online, dividido en cinco capítulos. Los primeros dos ya pueden verse en este canal de youtube y el tercero saldrá a la luz el 13 de diciembre de este año. ¿De qué se trata? Por ahora tenemos solo algunos elementos para reconstruir esta historia de terror, fantasía y ciencia ficción que nos ofrecen gratuitamente los muchachos de Farsa producciones, Rabbid Fx y Studio Patna: un mundo devastado con estética cyberpunk, un pacto con el diablo, la convivencia entre magia y alta tecnología, chicas vestidas de colegialas o con trajes ajustados, hombres con cicatrices y poderes extraños. 
El primer capítulo es pura acción, tal vez en desmedro de la trama y privilegiando la cita coreográfica; el segundo capítulo supera al anterior: comenzamos a comprender elementos sueltos y ahora sí hay una historia (y el personaje del nigromante está muy bien). La calidad de los dos videos es muy alta y es un hermoso homenaje al cine de género. En fin, mírenlos y saquen sus propias conclusiones.

martes, diciembre 03, 2013

Rozenmacher, un índice

Este es el índice de las Obras completas de Germán Rozenmacher (Biblioteca Nacional - Colección Jorge Álvarez, 2013). Me enorgullece haber participado del proyecto y leer este paratexto tan exhaustivo, ordenado y elocuente. De paso, un panorama de lo que nos dejó Germán. 

Palabras previas por Horacio González
Los ojos de Rozenmacher: una invitación a la relectura por Matías H. Raia
Nota del compilador

Cuentos

Presentación
Ataúd
Tristezas de la pieza de hotel
El gato dorado
Los pájaros salvajes
Cabecita negra
Raíces
Rocío Fuentes está borracho
Esta hueya la bailan los radicales
El gallo blanco
Blues en la noche
En la playa
Bananas
Cochecito
Los ojos del tigre
¡Dónde están los porotos!
Una perfecta tarde de playa

Teatro

Réquiem para un viernes a la noche
La crucifixión
Simón Brumelstein, el caballero de Indias
El avión negro (escrito por Germán Rozenmacher, Roberto Tito Cossa, Carlos Somigliana y Ricardo Talesnik)
El lazarillo de Tormes

Guiones para televisión

Casita en el Tigre
El casamentero (El shadjen)
La despedida de Klein

Escritos para prensa

La tortura como hábito
La conferencia que nosotros vimos
CIES. Réquiem en la Riviera
El chico con cabeza de toro
El hombre que escribe en la pared de la Casa Rosada
¡Calma, radicales!
Ruletas clandestinas
El marqués de la Rural
Adiós al Mono
La señorita del SIDE
La historia desconocida de Eva Perón: A 15 años de su muerte
La historia desconocida de Eva Perón: La infancia de Evita
La historia desconocida de Eva Perón: Evita actriz
La historia desconocida de Eva Perón: El matrimonio Perón
La historia desconocida de Eva Perón: Evita y el 17 de Octubre
La historia desconocida de Eva Perón: La política Eva Perón
La historia desconocida de Eva Perón: Evita en Europa
La historia desconocida de Eva Perón: El mito Eva Perón
Reportaje a las Malvinas
Enigmas para espías
Pichuco Troilo: Intimidad de un bandoneón
Reportaje a la Patagonia
La conquista del lejano sur
Los hijos del viento
El gigante que está solo y espera
Apolo 10: En los suburbios de la Luna
Así en al tierra como en el cielo
El cazador de tupamaros
Teatro argentino. Nacionalizar a toda costa
Chaco. La maldición del oro blanco
El misterioso señor Q (o el espionaje industrial en Argentina)
Federico Pinedo: “Yo soy de antes del diluvio”

Extras

Hablaron de teatro: Cossa, Rozenmacher y Walsh (Reportaje de Pirí Lugones, en cuatro escenas)
Diccionario de la literatura universal (Muchnik editores, 1966) [Se incluyen las entradas para los artículos:
La Biblia - Cábala (recepción o tradición) - El Estado judío (Der Judenstaal) - Los hijos del ghetto (Children of the ghetto) - Ishtó Hasenuá (Su mujer odiada) - Literatura judía - Lazarillo de Tormes - Motl peisi dem jazns (Motl, el hijo del cantor) - La yegua (Di Kliatche) - Yo y tú (Ich und Du)]
Cabecita negra (historieta) (Introducción de Ricardo Piglia. Dibujos de Francisco Solano López.
Adaptación de Eugenio Mandrini)

Epílogo

Aproximaciones a una vida (nota biográfica sobre Rozenmacher)

jueves, noviembre 28, 2013

La Patria Grande y un argentino medio

"Pero una cosa es cierta: [...] el argentino no debiera desoír el llamado de la Patria Grande", tararea ya al final de su primera página Víctor Massuh. Y ya asimismo consabemos que Massuh oye estos llamados (¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Desde cuándo? y ¿Por qué se metaforiza de este modo a sí misma la Patria Grande?), y que yo, al menos, no los oigo, por más que me haga -y me hago a veces, como experimento- el deber de oírlos. Pero sí estoy resuelto a desoír cualesquiera llamados, directos o indirectos, del llamado Víctor Massuh. Sabemos, además, que Massuh es un incompetente libelista y que su estilo es belicoso pero mortecino. Su intemperancia es también ya familiar. Sin embargo, nos habla de "el argentino" y será acaso interesante que cotejemos a este sujeto con "un argentino".
Tomemos un argentino medio, cuadragenario o quincuagenario. Vive en Buenos Aires. Está casado con una mujer ya enmascarada y repetitiva. Infidelidades confesadas o descubiertas de cada parte con personas más jóvenes o con antiguos amigos o amigas amenizan, con celos enojados inclusive, y dan una memoria compun a esta relación conyugal. Tiene dos o tres hijos púberes o adolescentes o jóvenes; esto es, tiene una familia, lo cual es tanto una carga rapaz y útil para matar el tiempo como una justificación pública ante el mundo. Hace negocios sin delinquir más allá de lo permitido por el uso y la costumbre: de este modo se procura y procura a su familia el bienestar debido. Concedámosle una inclinación artística que pueda alcanzar hasta la posesión (y la apreciación) de un volumen de las Selected Photos del inglés David Hamilton. Tiene gustos políticos, que pueden ser por cualquier partido, movimiento o dirigente, excepto los "extremos", que son más irreconocidos que ignorados. Es propietario de una quinta con mirador, pileta de natación, bomba de agua, casilla para el perro y baño provisto de jaboncitos en forma y color de frutilla, digamos en Del Viso; y los domingos y feriados en general hace asados, con carne que le escogen y le reservan en un comercio de la ruta 8. Esos mismos días vuelve con su familia en su auto, por la ruta Panamericana, abarrotada, todos cumplidamente demolidos, observando a y observado por los otros autos y los otros automovilistas con sus familias no menos ni más agotadas. El lector me dirá que este argentino medio no es sólo insípido, sino puramente espantoso. Estoy de acuerdo y nada más alejado de mí que proponerlo como héroe o siquiera como simple personaje de cualquier tema oral, escrito o visual. Pero si lo he tratado es para que el lector vea en él la imposibilidad de que oiga o deba oír o no deba desoír "el llamado de la Patria Grande". Y como este un argentino es muchos argentinos, esos muchos o bien son sordos a ese llamado, o bien la Patria Grande no llama, o no hay siquiera Patria Grande, ni como "utopía actuante", no como realidad inerte.
Correas, Carlos (2011 [1980]): La manía argentina, Buenos Aires, UNC-UNGS, pp. 113-114.

domingo, noviembre 24, 2013

Otra visita al museo del chisme


9

Dorothy Parker no había cumplido con la fecha de entrega de una crónica para The New Yorker. Ross envía un mensajero a Long Island, donde la legendaria "Algonquin wit" está pasando el verano. El chico llama varias veces desde la verja del jardín sin obtener respuesta. Finalmente, se abre una ventana del primer piso y aparece, desgreñada y apenas cubierta por una sábana, la escritora. El mensajero se disculpa por la intrusión e invoca la impaciencia del redactor en jefe ante el atraso. La Parker grita, intraduciblemente: "Tell Mr. Ross I'm too fucking busy... and viceversa!".

Fuente: oral, Richard Roud, Nueva York, 1982.

Cozarinsky, Edgardo (2013): Nuevo museo del chisme, p. 134.

viernes, noviembre 22, 2013

Presentación: Los infernautas, de Gustavo Abrevaya



Sábado 23 de noviembre / 17 HS

La novela narra los intentos de Bruno para encontrar a su hermano mellizo Axel, desaparecido en una Buenos Aires en plena guerra entre ángeles y demonios. En este recorrido, Juan Milton, un ángel caído, acompaña a Bruno y atraviesan escenas donde se hace presente El Eternauta y las fuerzas del bien y el mal se enfrentan sin tregua. Ambos personajes, asisten a combates celestiales poco angelicales hasta llegar al infierno, un territorio dominado por tres demonios con aires castrenses.
La obra de Abrevaya –un relato donde la ciudad se convierte en un escenario extraído de la literatura maravillosa- dialoga con la épica universal, el suspenso de HP Lovecraft y algunos clásicos de la literatura argentina como Adán Buenos Aires de Leopoldo Marechal. Sin embargo, el mayor intertexto es (el relato sobre) la historia argentina reciente.

Participan: Ana María Shua (escritora), Hugo Correa Luna (escritor), Alejandro Maritano (psicoanalista), Hugo Goldgel (ilustrador), Eduardo Jozami (Director del Centro Cultural) y el autor.

Acompañan

- Exposición de la obras de Hugo Goldgel, ilustrador del libro
- Concierto del cantautor Ramiro Abrevaya, hijo del autor

Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti
Área de Comunicación y Prensa (prensaconti1@gmail.com)
Tel.: 4702-7777 Int. 197

Lugar: Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti
Av. Del Libertador 8151 CABA (Ex ESMA)
Horarios: martes a viernes de 12 a 21 hs. Sábados, domingos y feriados de 11 a 21 hs. Lunes Cerrado.

Va un fragmento:

El lugar era enorme, una explanada de cemento que ocupaba varias manzanas con las construcciones repartidas de un modo poco ordenado; bajo la luz de la luna parecía un pueblo fantasma, había innumerables torres que llegaban hasta el horizonte, todas iguales, todas moles oscuras que se alejaban en una fila algo desarticulada y se estiraban a lo ancho y a lo largo, como trenes altos hasta las estrellas. Aquí y allá, algunas vidrieras bajas y la mayoría rotas, indicaban negocios, almacenes, tiendas, remiserías, comercios del lugar que parecían arrasados por el tiempo y la ausencia. Las ventanas de las torres estaban habitadas y mal iluminadas. Bruno vio luces que titilaban como velas. Los perros andaban sueltos, revolvían tachos o peleaban entre ellos. La roña se acumulaba en las veredas rotas y el viento arrastraba papeles de diario, algunos se elevaban y se fundían en remolinos; la pintura descolorida de los edificios recordaba un vago rosa roñoso, alumbrado por hogueras que ennegrecían la pared con cierta regularidad. Algunas figuras se calentaban al fuego, hacían asado, dedujo Bruno: los perros correteaban por allí, había gruñidos de pelea por los huesos que les tiraban las sombras.
Vista de lejos, la torre parecía a punto de derrumbarse. Las líneas quebradas de sus aristas mostraban una geometría agónica y trastornada por las paredes medio desmoronadas: los combates eran feroces en algunos barrios, y todo caía demolido por los rayos y los proyectiles lanzados por las catapultas. Y las paredes que se venían abajo dejaban las habitaciones a la vista: era posible detectar algún cuarto (había una evidente cama en el segundo piso), o un comedor con alguna silla destartalada todavía en pie; parecían mordiscos hechos por alguna bestia salida del infierno, y quizás fuera así; aquellos agujeros seguían habitados por figuras oscuras que se abrigaban con sus pequeños fuegos, cocinaban y se alumbraban. Bruno vio una sombra que se ponía de pie en el living donde ardía un brasero y caminaba hacia la habitación contigua, la vio abrir la puerta, pasar a la habitación, cerrar la puerta otra vez, acostarse y descansar; la sombra daba por terminado su día, no distinto del anterior. Junto al brasero había quedado una segunda sombra que parecía comer de un plato sopero.

martes, noviembre 19, 2013

La lengua subalterna


Más info, acá, en hilo rojo editores (un incipiente pero flamante proyecto editorial).

jueves, noviembre 14, 2013

El terror según Gandolfo

Don Elvio Gandolfo publica un nuevo libro de cuentos Cada vez más cerca (Caballo negro editora, 2013). En la revista paco, un sitio ecléctico, radical e inestable, Juan Terranova le hizo una entrevista que finalizó con una lista ineludible:

Si te pidieran que hicieras una antología de los mejores cuentos de terror, ¿cuáles elegirías?

Lo siento, pero las mejores antologías que leí fueron largas. En todo caso se puede dividir en dos tomos. Esta sería la mía:

“Berenice”, “La fosa y el péndulo” y “La caída de la casa Usher” de Edgar Allan Poe.
“Los sauces” de Algernoon Blackwood.
“Carmilla” de Sheridan Le Fanu.
“El joven Goodman Brown” de Nathaniel Hawthorne
“El color que cayó del cielo”, “El horror de Dunwich” y “Las ratas de las paredes”, de H. P. Lovecraft.
“El grito” de Robert Graves.
“El horla” de Guy de Maupassant.
“La gallina degollada” y “Los buques suicidantes” de Horacio Quiroga.
“El pueblo blanco” y “El gran retorno” de Arthur Machen
“El empapelado amarillo” de Charlotte Perkins Gilman.
“El rey de amarillo” de Robert W. Chambers.
“El rey de los gatos” de Stephen Vincent Benet.
“Nieve silente, nieve secreta”, de Conrad Aiken.
“Donde el fuego nunca se apaga” de May Sinclair
“La litera fantasma” de Rudyard Kipling
“Presa” y “Duelo a muerte” de Richard Matheson
“El carrito” de César Aira
“La desaparición de Elaine Coleman” de Steven Millhauser
“El mejor cuento de terror”, “Hijos de Abraham” y “Un fantasma del siglo XX” de Joe Hill
“El retozo”, “La escuela nocturna” y “El Tsalal” de Thomas Ligotti
“El hombre del traje negro”, “Las hermanitas de Eluria” y “Un buen matrimonio” de Stephen King
“Ravissante”, “Los cicerones” y “La aparición” de Robert Aickman
 Amén. Varios los leí hace tiempo; por los otros, los desconocidos para mí, empieza la búsqueda.

martes, noviembre 12, 2013

Rozenmacher vuelve



El miércoles en la BN se relanza la editorial Jorge Álvarez y uno de sus primeros libros es Obras completas de Germán Rozenmacher. En este blog, he dedicado varias entradas para discutir el mote de "one hit wonder" con el que Rozenmacher ha sido relegado al limbo de la literatura argentina. A comienzos de este año, un llamado generoso me propuso participar en la compilación y en el estudio preliminar de un libro que recuperara la obra de Rozenmacher en todos sus aspectos: sus dos libros de cuentos, sus obras de teatro, sus guiones para televisión pero también, y tal vez esto fue lo más complicado de hallar y recopilar, sus colaboraciones como periodista en semanarios y revistas de los '60. El resultado es el libro que se presenta este miércoles, un volumen exhaustivo y multiforme que espero sea la oportunidad para (re)leer y valorar la escritura de Rozenmacher, una chance más para liberarlo de la cárcel textual que puede representar un solo relato leído hasta el infinito.

sábado, noviembre 09, 2013

El sonido del miedo


En noviembre de 2005, un numeroso grupo de periodistas internacionales informaron que la fuerza aérea israelí estaba usando bombas sónicas, bajo la cobertura de la noche, con el nombre de "bombas de sonido” en la Franja de Gaza. Llamamos 'bomba sónica' al efecto de baja frecuencia y alto volumen provocado por aviones que vuelan a poca altura y más rápido que la velocidad del sonido. Sus víctimas las compararon con el muro de aire a presión que genera una explosión masiva. Los informes sobre sus efectos incluyen ventanas rotas, dolor de oído, sangrado de narices, ataques de ansiedad, insomnio, hipertensión y algo usualmente calificado como “sacudida interna”. A pesar de las protestas por parte de palestinos e israelíes, el gobierno alegó que las bombas de sonido eran “preferibles a las reales”. ¿Cuál es el objetivo de estos ataques a poblaciones civiles? ¿Y qué nuevos modos de ejercicio del poder ejemplifican estos -no tan- nuevos métodos? Como sucedió tanto con la adopción por parte del ejercito estadounidense de las tácticas de “sorpresa y conmoción” en los ataques preventivos de Iraq como con las bocinas de los apoyos a proximidad durante la blitzkrieg de la Segunda Guerra Mundial, el objetivo ha sido debilitar la moral de la población civil creando un clima de miedo a través de una amenaza que era preferiblemente no-letal, pero, muy posiblemente, igual de perturbadora que un ataque verdadero. El miedo puramente inducido por efectos de sonido, o, por llamarlo de otro modo, aquel que se sitúa en el espacio de indecibilidad entre un ataque sónico o uno “verdadero”, es lo que llamamos un miedo virtualizado. El miedo que en este caso se vuelve totalmente ajeno de la necesidad por ser “controlado”. Y, por supuesto, ese miedo inducido sónicamente no por ello es menos real. En él, se activa exactamente el mismo mecanismo de defensa ante un posible futuro no deseado, quizás aún mas poderoso por su presencia espectral. Aún es más, estas innovaciones armamentísticas no tienen porque provocar la desmovilización enemiga, prevenir un futuro indeseable, sino que más bien tienden a provocar, a incrementar la sed de conflicto, a precipitar el futuro.

Guerra Sónica: sonido, afectos y ecología del miedo rastrea las resonancias provocadas por estas innovaciones, al igual que también investiga su impacto en la forma en que siente la población. Y no nos referimos solo a sus emociones personales, subjetivas e individualizadas, sino más bien a sus sentimientos colectivos o, más exactamente, a eso que llamamos 'afectos'. Específicamente, prestaremos más interés por los entornos, o ecologías, en los que el sonido contribuye con una atmósfera o ambiente inmersivo de miedo y amenaza –cuando decimos que el sonido ayuda a crear una mala vibración. A esta dimensión del encuentro se le llamará 'tonalidad afectiva', un termino que tiene una obvia, pero poco explorada, relación con como el sonido modula el ánimo. Mientras que en los ejemplos anteriores las armas sónicas no producían más que ansiedad, las vibraciones intensas no amenazan solo a las disposiciones emocionales traumadas o a la fisiología de la población, sino que también afectan a la misma estructura de nuestras construcciones y muros.
En 2012, Rosendo González Núñez brindó un anticipo de la introducción al español de Sonic Warfare, de Steve Goodman. La traducción puede leerse acá; el libro original en inglés, acá. Visiten La Ciudad Technicolor, un blog exquisitamente deleuzeano.

viernes, noviembre 08, 2013

El punk después del punk después del...

Al momento de escribir esto, el hit Get Lucky suena en todas partes. Se trata de una estilizada pieza de música disco, pulida cual diamante, donde incluso participa el histórico guitarrista de Chic, Nile Rodgers. Justamente el dúo francés que la firma se hace llamar “Daft Punk”, que traducido sería algo así como “Punk tonto”, o más a fondo, “Putito tontito”. La máxima paradoja es que algo tan platónicamente disco esté cerca de algo tan poco punk. En su tríptico de notas sobre The Clash, publicadas en el semanario New Musical Express allá por diciembre del ’77, Lester Bangs dejaba claro que para él, “disco” era sinónimo de genocidio. “Las discotecas son campos de concentración, como la Isla del Placer en la película Pinocchio de Disney”, se animó a escribir, con toda su militancia rockerista encima. Se trataba de un artículo cuyas conclusiones son prematuramente lúcidas, porque Bangs se da cuenta de que el movimiento punk –como cualquier otro- acaba siendo lo que sus parroquianos hagan de él, por más que las intenciones, objetivos, programas, propagandas de los músicos sean otras. Los fans de The Clash que había entrevistado simplemente les declaraban que iban a los recitales porque les gustaba la ropa y porque querían hacer pogo. Divertirse. Saltar. Escupir…

¿Dónde quedaban las protestas y las propuestas de la banda en pro de una sociedad más justa? La respuesta podría darla Sadie Plant en su brillante racconto del situacionismo, The Most Radical Gesture (92): “(El punk) también sirvió para actuar como válvula de escape social: una vez acostumbrado a los jeans tajeados, los alfileres y las crestas, el público estaba casi agradecido de que la rebelión no se metiera mucho más en sus vidas”.

Una serie de notas sobre el punk, escrita por Pablo Schanton (uno de los responsables de que podamos disfrutar los textos de Simon Reynolds en Argentina) empieza acá, en Informe Escaleno. Espero ansioso una recopilación de artículos de Schanton, quien hace unos años viene demostrando cómo se puede seguir escribiendo crítica musical y cultural con agudeza, lucidez y captando problemáticas que exceden los acordes, los géneros y las lyrics.

martes, noviembre 05, 2013

Excursiones por la comarca




Como diría don Silvio: "Quiero partirme en dos". Un año en el que vuelven a publicarse textos de Néstor Sánchez, Germán Rozenmacher y Néstor Perlongher no es un año para despreciar.
Más sobre el libro de Sánchez, acá.
Más sobre el libro de Perlongher, acá.
Más sobre las obras completas de Rozenmacher, publicación en la que tuve la fortuna de participar, en un próximo post.

lunes, noviembre 04, 2013

Una vieja polémica

La idea fija fue una revista cultural online que seguí con dedicada lectura. Todavía pueden revisarse los cuentos, poesías y, sobre todos, los especiales que publicaron. Entre esos especiales (que abarcaron desde Néstor Sánchez hasta The Residents), Leonardo Longhi, Saurio y Cía tuvieron el acierto de dedicar un dossier a C. E. Feiling y la recuperación de varios de sus agusídimos artículos publicados en diarios y revistas. El dossier pueden revisarlo acá, me interesaba particularmente la discusión entre Feiling y Aira sobre el libro de Arturo Carrera y Emeterio Cerro, Retrato de un albañil adolescente & Telones zurcidos para títeres con himen, hacia fines de los '80. La reseña de Feiling que provocó la airada respuesta de Aira empieza así:
CARRERA ENTREPRENDE CEMENTERIO PERRO HACIA GAUCHERIAS GAUCHERIES DADAFEISMOS GIRONDINOS TAN FRANCESES AY TAN MORBOGALICOS QUE REPITEN REMEDAN REPICAN EL CUESCO DE JARRY SO JARRING DEAR CON MUEQUITAS MUESQUITAS MIS MUERTAS MUÑEMOSQUITAS HASTA DEJAR AL PUBLICO HECHO PULVICO DE ESTROFAS ABURRIDAS A BURRADAS SOECES.
¿A quién le hace gracia?
La pregunta es siempre pertinente cuando se trata de un chiste (y no veo de qué otro modo interpretar este libro de Carrera y Cerro). Por supuesto, muchas veces la mera formulación de esa pregunta implica confesar que uno carece de sentido del humor. Mea culpa, entonces.
El resto pueden leerlo acá.

PD.: De paso, si nunca lo hicieron, lean "El culto de San Cayetano" donde Feiling destroza, con delicadeza,  la narrativa de Osvaldo Soriano.

domingo, octubre 13, 2013

Gestos críticos

Las formas son simples: una introducción, el planteo de alguna hipótesis, su aparente demostración con citas y anécdotas, la aparición de dos invitados que reafirman lo expresado, un final con conclusión o intervención de “los alumnos”, que siempre constatan lo dicho. Ninguna contradicción, ninguna discusión, ninguna noción distinta a las de quien enuncia, que se dice descreer del canon de la crítica, canonizándose en el proscenio visual. Pero también se exime, y autocrítico, en la última charla (porque eso hace, dialoga con el imaginario público recluído en el aula de su voz) recomienda ciertos textos de Borges que subraya imprescindibles. El artificio crítico que esto convoca es la inversión, ¿qué textos de Piglia recomendaría Borges? Pero hay otra cuestión más primitiva, o radical. Y ya no es el tono, sino la forma oral con la que Piglia construye su discurso, que remite más al titulado del concepto que a su verificación. Frases como “Borges estuvo más cerca que nadie de ser eso que quería ser”, “Borges iba a donde fuera a decir lo suyo, por eso estoy acá (¿?)” ó “La industria borgeana editorial y la industria borgeana académica, no quieren reconocer que Borges se quedó ciego en 1953 y su capacidad de estilo quedó destruida” (clase 1), demandan otro gesto crítico: la verdad de las mismas no se constatan en ningún momento.
Omar Genovese desmonta las clases de Piglia sobre Borges en la televisión pública en este artículo publicado en Perfil. Las lecturas a las que Genovese nos tiene acostumbrados en Nación Apache y en sus participaciones en Perfil, sumados a su novela Norep (una fantástica novela sobre Perón, construida desde el infierno sobre la parodia ácida al discurso paternalista y mesiánico del peronismo, son una muestra de cómo sostener una posición crítica, precisa y sin complaciencia. Me gusta leerlo en la estela de C. E. Feiling y de Carlos Correas; agradezco su falta de dulzura y su lucidez analítica. 

lunes, octubre 07, 2013

Una voz en el desierto

El domingo 16 de agosto de 1964, Raúl Baron Biza citó a su esposa Clotilde Sabattini junto a sus abogados en su departamento de la calle Esmeralda 1256 de la ciudad de Buenos Aires para ultimar los detalles de un divorcio que, desde la boda uruguaya, llevaba casi treinta años en intermitente proceso. Jorge Baron Biza, uno de los tres hijos del matrimonio que, al albur de estas intermitencias y cuando las separaciones acaloraron el feminismo de Clotilde, se llamó Jorge Baron Sabattini, define el vínculo de sus padres como una amalgama de amor y odio, “un apasionado divorcio infinito”.
Así comienza el estudio introductorio de Nora Avaro para la necesaria reedición de El desierto y su semilla de Jorge Baron Biza. La primera y última edición de esta obra inquietante era de Ediciones Simurg. Ahora, la decisión de republicar este novela, tras haberlo hecho con El traductor de Salvador Benesdra, es un verdadero acierto de la editorial Eterna Cadencia que, más allá de sus publicaciones novedosas, también vuelve su mirada a los años dejados atrás para exhumar estas joyas. 
Sin embargo, tal vez el término "joyas" no sea el más indicado. Tanto El traductor como El desierto y su semilla no son obras fácilmente asimilables. Ambas exploran lo monstruoso (una en su morosidad y su extensión; la otra en su trama y sus descripciones) para hacer saltar la serie literaria de los '90. En algún sentido, son excepcionales; son obras casi únicas, como si el molde se hubiera roto tras ser escritas y como si sus propios autores hubieran optado por dejar ese texto solitario, raro, inclasificable. Dos novelas que vuelven para ser leídas (para ser oídas) conjurando una voz en el desierto de la literatura argentina.

domingo, septiembre 29, 2013

Hablaron de teatro: Cossa, Rozenmacher y Walsh (1965) (Escena IV - Final)

Escena I
Escena II
Escena III


Escena IV

Walsh.—…En la temática forzosamente se deben abarcar los grandes meridianos de interés…
Cossa.—…pero, ¿cómo?
Walsh.—…el dinero, la política, el poder, el amor, no sé si hay otros… la vida cotidiana…
Cossa.—En realidad, ésa es la temática universal. Importa cómo la tenemos que dar nosotros.
Walsh.—Teniendo en cuenta el tipo de país que somos, semidependiente, en donde el escritor tiene, además de la función de creación artística o de placer estético, que no puede renunciar, otra función, que es la del hombre de lucha. A esta altura de las cosas ya no se puede ser un mero esteta. Creo que el último escritor de derecha de Latinoamérica ha muerto, o tiene 70 años…
Cossa.—O es Borges…
Walsh.—…que tiene 66.
Rozenmacher.—La necesidad de comunicación que decís vos es cierta, pero el peligro consiste en hacer populismo…
Walsh.—…el peligro consiste en renunciar a lo que de todas maneras sigue siendo…
Rozenmacher.—…no ser artista, ¿no?
Walsh.—¡Claaaro! De ninguna manera una actitud de lucha implica descender a una mera actitud de propagandista callejero y renunciar a lo que es arte.
Rozenmacher.—Ese es un peligro, el otro es que uno empieza solo. Arlt, Payró, Sánchez, empiezan solos. En cuanto a lograr la creación del mundo artístico de uno y hablar de cosas que a uno le permitan actuar como escritor militante, sin hacer panfleto, es un laburo de la gran…
Per.—Ustedes dirían que están influidos respectivamente por…
Cossa (murmura).—¡Por tanta gente! (Fuerte.) A uno le es difícil observar influencias. A veces son gustos. A mí un autor que me tocó mucho es Miller.
Walsh.—A mí también me interesa fundamentalmente Miller. Me parece el más grande autor de teatro…
Rozenmacher.—…contemporáneo.
Walsh.—…contemporáneo y hay que remontarse muy atrás para encontrar.
Cossa.—Ahora, ¿por qué tal o cual debe ser la temática nuestra? (A Walsh.) Vos has agarrado un tema en La granada que es inexplicable que los autores argentinos no hayan tocado antes, y lo hiciste por el único camino que se me ocurre que se podía hacer, que es por el lado de la farsa.
Walsh.—Bueno, la necesidad de tocar el tema me parece ineludible en la medida en que el Ejército viene influyendo permanentemente en la política de nuestros países desde hace 150 años. Tratarlo en farsa es la manera más “presentable” de tratarlo. La conciencia de que es un tema fundamental se está despertando en todas partes al mismo tiempo. Hay cuentos de Viñas anteriores a mi obra, o La ciudad y los perros, donde se realiza una embestida contra la institución militar, que para decirlo de una vez y por todas es una institución que sobra en países miserables, donde la gente se muere de hambre y estamos manteniendo aparatos guerreros absurdos.
Rozenmacher.—No es tan inexplicable que no se haya tratado el tema. Eso refleja la situación del intelectual de un país colonial, en la medida que no crea vitalmente cultura sino que la refleja y se limita a ser un acompañamiento orquestal y sólo cuando toma conciencia de su mal empieza a denunciarlo.
Walsh (a Cossa).—A mí, la descripción de esas vidas grises de empleados, en tu obra, me parece totalmente subversiva.
Cossa.—Sí, yo creo que no hay complicidad en eso. Pero te preguntaba por La granada porque creo que el tratamiento en farsa es muy importante. El teatro argentino está un poco enfermo de trascendentalismo. Creo que el camino es un tratamiento mucho más realista, más cotidiano. No porque yo defienda mi teatro. Se puede hacer así, como Germán, como vos. En alguna medida como Halac, como De Cecco, pese a que él busca un trascendentalismo a través de la arquitectura de la tragedia griega.
Walsh.—Esto sería más el tratamiento que la temática.
Cossa.—Creo que la temática hace mucho a esto. Ionesco no es sólo un tratamiento, un estilo. Detrás hay un criterio, una temática, una ideología. Bueno, pienso que los argentinos tienen que ser anti-ionesco.
Walsh.—Sí, totalmente de acuerdo. Yo me he manifestado aparentemente en contra del tratamiento realista porque en primera instancia a mí no me sale.
Cossa.—Pero tu obra es realista, ¿no?
Walsh.—Sí, en parte sí. Pero introduzco por ahí sectores de irrealidad. El técnico en explosivos es irreal…
Cossa.—Claro, pero nadie sale pensando que no son los militares argentinos y en ese sentido vos reflejás una realidad nuestra.
Rozenmacher.—Eso de Mao de las Cien Flores viene perfectamente bien. La única condición es que el espectador se vea reflejado. La manera en que el autor logra crear la comunidad entre espectador y escenario es cosa suya.
Cossa.—Sí, pero como constante el escritor tiene que trabajar de una forma directa, reflejando una realidad nuestra permanente y vigente.
Walsh.—Sí, yo trato de evadirme a veces pero no puedo. La realidad argentina y la realidad latinoamericana pesan en mí de una forma abrumadora, ¿no? Mi primera tentación es buscar símbolos, eso te agarra los…
Rozenmacher.—Yo creo que la vanguardia para nosotros es el realismo, dándole una amplitud total a la palabra realismo.
Per.—¿Tienen algo más, muy importante que decir?
Cossa.—¡Nunca!
Per (señalando la cinta del grabador).—Queda poco.
Walsh.—Podríamos aprovechar para decir algo sobre los de… norteamericanos en la República Dominicana…
Cossa.—…repudio…
Rozenmacher.—…voto de censura.
Per.—No, ahí empezaron la grabación.
Cossa (con ironía).—Bueno, bueno, política no, ¿eh?

Telón

En revista Tiempos Modernos n°3, julio de 1965.

sábado, septiembre 14, 2013

El misterio del mal


La editorial Adriana Hidalgo continúa su tarea editorial de traducir lo publicado por nuestro querido Giorgio (y yo la agradezco, personalmente). En este caso, El misterio del mal: Benedicto XVI y el fin de los tiempos parece tomar como punto de partida la renuncia de Joseph Ratzinger, la dimisión del Papa, para leer en ese gesto un ejemplo de la situación política de las democracias actuales. De nuevo, Agamben lee la teología como arcanum de la política (por lo que se lee en tapa y contratapa retoma la línea de El tiempo que resta y de sus últimos libros más teológicos: El reino y la gloria, Opus dei) y habrá que leer el breve libro para comprender en qué medida la decisión de Benedicto se vuelve iluminadora en tanto gesto ético-político. Dejo unos fragmentos publicados en Adn Cultura (no encontré la nota en la web así que no puedo subirla completa, con los demás fragmentos):
Intentaremos comprender la decisión del Papa Benedicto XVI, situándola en el contexto teológico y eclesiológico que le es propio. Y, sin embargo, observaremos esa decisión en su ejemplaridad, o sea, por las consecuencias que de ella pueden extraerse para un análisis de la situación política de las democracias en las que vivimos. (...)
¿Por qué esta decisión hoy nos resulta ejemplar? Porque atrae con fuerza la atención a la distinción entre dos principios esenciales de nuestra tradición ético-política, de la cual nuestras sociedades parecen haber perdido toda conciencia: la legitimidad y la legalidad. Si la crisis que está atravesando nuestra sociedad es profunda, es porque ésta no sólo cuestiona la legalidad de las instituciones, sino también su legitimidad; no sólo, como demasiado a menudo se repite, las reglas y las modalidades del ejercicio del poder, sino el principio mismo que lo funda y legitima.

domingo, septiembre 08, 2013

Test del humor sensible (x Podetti)


Podetti la sigue rompiendo con "La embarazada mala". Más acá.

miércoles, septiembre 04, 2013

domingo, agosto 25, 2013

Hablaron de teatro: Cossa, Rozenmacher y Walsh (1965) (Escena III)

Escena I
Escena II


Escena III

Per.—Se ha hablado mucho de la “renovación” del teatro argentino que los incluye a ustedes y a De Cecco. ¿Ustedes qué opinan?
Cossa.—Creo, y lo dije ya en un reportaje, que no se puede hablar de renovación con sólo tres obras de autores nuevos, tres primeras obras. Para eso haría falta toda una corriente dramática. Hasta tanto creo que son coincidencias, nada más.
Rozenmacher.—Fijate que los críticos, que se supone deben estar informados, no mencionaron a Halac en esa renovación. Y Soledad para cuatro es del 60 o el 61. Pero ésta es una de las características de nuestra sociedad subdesarrollada clase A: la necesidad desesperada que sentimos por tener un Cine o una Dramaturgia. Debemos tener mucho cuidado en no inventar. Lo menos que podemos tener es mucha lucidez y mucha modestia para calificar, para tipificar. (Hace un gesto buscando un cigarrillo.)
Per.—Acá hay, ¿querés? (Rozenmacher enciende.)

miércoles, agosto 21, 2013

La imaginación al poder


Gracias al blog Cuadritos, me entero de un festival de dibujos animados y animación organizado por FM La Tribu: Cartón. 3° Festival Internacional de Cortos de Animación La Tribu. Acá, puede verse la programación.

lunes, agosto 19, 2013

Lessig en Derecho

En el marco de la Cumbre Global de Creative Commons, el viernes 24/08 en la Facultad de Derecho de la UBA se estará presentando Lawrence Lessig. En fin, vayan, valdrá la pena.

sábado, agosto 10, 2013

Cross a la mandíbula


He mencionado al 8vo loco ediciones en repetidas ocasiones (acá, acá y acá, por ejemplo) por sus hermosas y cuidadas reediciones de libros olvidados en el limbo de la literatura argentina. Además, tuve la dicha de participar de ese ciclópeo y heteróclito proyecto (iniciado pero no concluido): el Diccionario de la literatura y la crítica argentinas (siglo XX) y de reseñar el primer libro de la colección 69/Argentina es Latinoamérica (Modos de asedio de Ana Ojeda y Nuevas cenizas de Mariano Fiszman).
Escribo esto porque ahora me sorprenden nuevamente ya que contra viento y marea, como vienen haciéndolo en estos años de existencia, decidieron subir a la web todos los libros que han publicado para que podamos acceder libremente a estos (de acá, se pueden bajar los de la colección Pingüe Patrimonio y el primer tomo del Diccionario; de acá, los de la colección A la mandíbula. Ensayos de pelea; y hay más). Me alegra, me entusiasma, este aporte a la cultura libre (aunque les falte tal vez un acercamiento a las licencias Creative Commons) y es una fantástica iniciativa que otras editoriales independientes podrían empezar a tomar.

domingo, agosto 04, 2013

Lumbre


Eterna Cadencia publica la nueva novela de Hernán Ronsino, Lumbre. Por lo que pude leer acá, en el fragmento gentilmente adelantado por la editorial, la atmósfera de Glaxo y esa narrativa deudora de Briante y cía siguen desplegándose. En fin, tendré que leerlo para decir más pero qué bueno que lo sigan publicando.

PD.: La vaca de la tapa no puede dejar de recordarme a El niño argentino de Kartun y, en una referencia más pop, al Earthworm Jim.

viernes, julio 26, 2013

Hablaron de teatro: Cossa, Rozenmacher y Walsh (1965) (Escena II)

Escena I

Escena II

Se han servido algunos whiskies, algunos cafés, se han fumado muchos cigarrillos. La periodista se dejó llevar por la gracia de la anécdota y ha olvidado su función o la ha relegado al grabador. Entonces Walsh se acuerda de su oficio de periodista y empieza a conducir el reportaje.

Walsh.—Yo insisto en preguntarle a Germán en qué medida es autobiográfico el Réquiem.
Rozenmacher.—Bueno, es más autobiográfico que lo de Cossa, y no hablo de tu obra. Pero lo es en la medida en que todas las buenas obras que hacemos son autobiográficas… Es la única seguridad que tenemos del mundo que nos rodea, es el testimonio de lo verificable, cuando no queremos macanear, hacer “literatura”. Se impone como método de trabajo, como forma de ir hacia la realidad, sin influencias, que es lo más tramposo. La autobiografía es la única manera de comenzar a abrir nuestra realidad, de ir probando hasta ver adónde se llega.
Per.—En vos, Cossa, el sentido de lo autobiográfico es el de lo conocido, ¿no?
Cossa.—Sí…
Rozenmacher.—En él…
Per.—Tus parlamentos son muy largo, Germán, dejalo…
Rozenmacher (en broma).—Los parlamentos de Walsh también son muy largo y Potenze se lo hizo notar. (Ríen todos.)
Per.—¡Mottura y Potenze en un mismo reportaje, me niego!
Cossa.—Yo creo que hay cosas de las que no escapamos ninguno, no lo digo como defensa ni calificación de la obra. Creo que hay una constante que nos pertenece a todos: el aburrimiento, la incomunicación. El clima de Nuestro fin de semana no es autobiográfico pero sí observado.
Walsh.—¿Y qué es lo que te lleva a escuchar a esa gente? ¿Cómo podés acercarte a la monotonía con tanta paciencia?
Cossa.—Es una pregunta que no me han hecho ante ni me la he hecho yo mismo.
Walsh.—Es decir, ¿vos amás a esa gente?
Cossa.—Sí. A mí no me deprimen. Cuando sufren, me duele. Yo prefiero escucharlos, y no darles cosas mías.
Walsh.—¿Hay una tesis, aunque sea implícita, de que esa gente está así por la situación social?
Cossa.—Yo no me lo planteo, pero creo que sí. Son tipos generalmente clase media, gente pequeño-burguesa, cuyas salidas en esta construcción social son imposibles.
Walsh.—¿El factor opresivo esencial sería una sociedad de masas?
Cossa.—No, una sociedad netamente capitalista, donde el hombre vive junto a seis millones, pero no se comunica nunca con el hombre de al lado.

miércoles, julio 24, 2013

Todo lo que siempre quiso saber sobre...


...el derecho de autor y las licencias libres. Arte y cultura en circulación es un libro virtual y gratuito surge de las clases curso online “Arte y cultura en circulación: introducción al derecho de autor y las licencias libres” organizado en conjunto por Ártica, Creative Commons Argentina, Fundación Vía Libre y LibreBus Cono Sur, entre setiembre y octubre de 2012. 
Más info sobre la publicación, acá, en Ártica 2.0. 
Permítanme recomendarlo por la claridad didáctica (gracias, Scann) con la que se explican temas tan peliagudos como el derecho de autor y el uso de las licencias creative commons (que tanto bien nos hacen). El capítulo de Mariana Fossatti es particularmente alentador en relación al panorama artístico que abren estas licencias y estos modos de repensar la circulación cultural y la autoría (visitando la página de Ártica me entero de que junto con Jorge Gemetto han publicado otro libro libre: Arte joven y cultura digital). 
En fín, léanlos, difúndanlos y manténganse en sintonía que este año se repetirá el curso online, remixado y renovado.

jueves, julio 18, 2013

Arlt en dos: Locópolis/ Cross a la mandíbula


Copio gacetilla de exposición sobre Arlt en la Biblioteca Nacional (por lo que dice en página estaría hasta octubre):

"La obra del escritor Roberto Arlt se ha caracterizado por su interés y producción en distintos géneros literarios. Novelas, cuentos, crónicas, aguafuertes y obras de teatro. Esta muestra está dedicada a dos de sus novelas Los siete locos y Los lanzallamas, y a la trayectoria de Arlt en sus diversas expresiones. Para ello la muestra se despliega en dos: Locópolis, en el subsuelo, y Cross a la mandíbula, en el segundo piso.

En Locópolis se recorren las dos novelas. Las historias que allí se narran de acuerdo al personaje que protagoniza la narración pueden ser leídas como comedias o como tragedias. Ambas novelas constituyen relatos enlazados sobre aventuras, desdichas y conspiraciones. Todos sus personajes son locos, desesperados, oportunistas, inmorales o devotos empedernidos. Así es que por una ciudad oscura en transformación desfilan desde explotadores de mujeres hasta mesías que prometen la redención de los perdidos noctámbulos de los cabarets y los prostíbulos. Un mundo sumido en la tragedia por guerras y luchas ideológicas está contado por personajes que mezclan su desazón y angustia por el futuro de la humanidad y el suyo propio. Al igual que sus protagonistas, tensados por la polarización e incómodos y rebeldes de las normativas impuestas, pareció estar Arlt con respecto a su entorno literario. Es por ello que ha sido fuertemente cuestionado por algunos y recuperado por otros.

En Cross a la mandíbula se recuperan aspectos relevantes de la trayectoria de Roberto Arlt como periodista, escritor y dramaturgo mediante un recorrido por sus obras y su vida. Su trabajo en los diarios de la época, en el que se destaca su labor en el El Mundo, dio cuenta de una mirada filosa y aguda no exenta de humor e ironía que dejó retratada, en numerosos artículos, la vida cotidiana de sus contemporáneos, enriquecida a través de un diálogo cómplice con sus lectores. Su producción literaria ha sido reconocida mundialmente traduciéndose a varios idiomas mientras que sus obras de teatro han sido puestas en escena hasta hoy."

Más info, acá.

sábado, julio 13, 2013

Ser contemporáneo (Kartun-Jeanmarie-Campanella)

Una de mis última adquisiciones, y me congratulo de ello, es Tríptico patronal de Mauricio Kartun (Atuel, 2013). El tríptico incluye El niño argentino, Ala de criados y Salomé de chacra, tres obras increíbles con un estilo poético difícil de encontrar en clima teatral que suele debatirse entre el tono coloquial/costumbrista y el tono grandilocuente/abstracto. Las tres obras toman escenas de conflicto entre clases y exploran el pensamiento nacional más rancio y empaquetado desde un humor corrosivo, farsesco, como señala el propio autor, esperpéntico. Resulta imprescindible darle lugar a estas obras en las lecturas de la violencia en la literatura argentina, son aire fresco frente a lo remanido de la repetitiva relectura de "El matadero", "La fiesta del monstruo", "El niño proletario", etcétera. Hay vida en la imaginación de los conflictos socio-políticos argentinos post-Lamborghini.
Sin embargo, no son las obras lo que quiero retomar en este post, sino una anécdota que Kartun cuenta en entrevista con Jorge Dubatti sobre un proyecto frustrado y la causa de dicha frustración. Un hermoso ejemplo de qué es ser contemporáneo.

El segundo fracaso fue un monólogo que desde hacía rato tenía ganas de hacer con Osqui Guzmán. Un monólogo que hasta tenía nombre, El negro de mierda, y era el desarrollo de un unitario que escribí en los '80 para un programa de televisión. Nunca quise escribir tele y en ese momento acepté porque sentí que tenía una buena idea. Empecé a escribir el guión y cuando me faltaban un par de secuencias me di cuenta de lo poco que me entusiasmaba ese medio, sentí que la idea ahí se me abarataba. Llame por teléfono y avisé que no lo haría. Para este proyecto lo había retomado y pasado al contexto de los "90. La historia de un hombre que le ha ido muy mal en los negocios y pésimo con su familia, la mujer se le fue y no le deja ver a los hijos, él ha quedado en una gran casa solitaria y decadente en un barrio de quintas. Está trastornado y lo trastorna más aún que cada tanto alguien le roba el bombeador de la pileta que mantiene siempre llena y limpia esperando infructuosamente que algún día vengan sus hijos. Está convencido de que el turro que le roba es un negro de una villa cercana. Le tiende una trampa, lo captura y lo encierra en un galpón donde tiene guardada una moto de agua fundida y obsoleta, lo único que le quedó de aquella época de felicidad familiar en que veraneaba todo enero en Pinamar. El tipo piensa que si entrega al negro a la policía este entra por una puerta y sale por la otra. Entonces lo juzga y lo condena a un año de cárcel ahí mismo con la idea de regenerarlo, de civilizarlo. La obra es el tratamiento carcelario que durante un año un señor de clase media le da a un negro para tratar de volverlo blanco de la cabeza. Y al final como naturalmente no lo consigue, impone la pena de muerte. Estaba laburando con este proyecto cuando entregaron el Premio Clarín de Novela de ese año: leí al pasar el argumento y descubrí que en esencia era el mismo. Ningún plagio, claro, las ideas andan dando vueltas, están por ahí. La novela es de Federico Jeanmaire, que tiene incluso una versión teatral actualmente en el Teatro Regina. Es una anciana en este caso la que encierra a un ladrón en el baño, pero tiene otros puntos de coincidencia... Imagino que de escribirla nadie hubiera dicho Kartun está plagiando, pero la sensación de falta de originalidad me quitó todo el erotismo. El erotismo está siempre en aquello de "el uno para el otro", si el ex de tu mujer está metido todos los días en tu casa no hay erotismo que aguante (risas). De cualquier manera hice algún esfuerzo de seguir, y cuando lo estaba recuperando otro cachetazo: vi la película de Campanella, El secreto de tus ojos (risas), donde en la última escena hay un tipo que tiene preso en su casa a un violador. Y ahí la falta de erotismo se volvió impotencia (risas). Una pena: había algunas imágenes que me gustaban mucho, especialmente la relación de ellos con Duhalde: en un paseo imaginario, el carcelero lo llevaba de vez en cuando al negro en la lancha (risas), lo sacaba para mostrarle lo que es Pinamar en temporada, y su gente y a la manera de Peer Gynt en el trineo con su madre lo paseaba y le mostraba el poder: ése es Yabrán, esos son los políticos, ése es Duhalde, -pescaba tiburones como siempre Duhalde-, y el tipo le decía cabezón, se hacía el amigote y lo ponía como ejemplo para que el negro comprendiera que podía transformarse en un hombre como él. En fin, abandoné. (pp. 167-168)

jueves, julio 04, 2013

Planeta funk



Mañana, tocan en Niceto Los tetas, un increíble grupo chileno de funk que mezcla el funk, la música disco, el ska y el fraseo del hip hop en dosis justas. La medicina es un álbum genial, escúchenlo y van a sentir eso tan abstracto y sugerente llamado "funk". Les dejo un temazo, "Porcel", que evoca a las gatitas para erotizar a sus oyentes y promete el encuentro con el cuerpo para liberarnos de la opresión.

sábado, junio 29, 2013

Es difícil solamente llegarte a los talones, Mike


Es una luz en el camino que dejen de salir de forma redundante colecciones de la obra de Borges, Bioy, Sábato y Córtazar y que comience a ampliarse el espectro de la literatura argentina según la prensa argentina. Ya lo hizo Página/12 hace algunos años con los libro de Soriano, ahora redoblan la apuesta y reeditan los cuatro libros que componen la obra de ese autor que he mencionado repetidas veces en este blog, Miguel Briante. Hasta no hace mucho se podían conseguir sus libros en saldo a precios irrisorios, como si la tirada de Sudamericana no hubiera funcionado para reposicionar su obra en el cerrado canon argentino. En fin, veremos qué calidad tienen estas nuevas ediciones pero es una luz en el camino contar con la obra de Briante en los kioscos, al alcance de cualquiera, a precios muy accesibles y devolviéndonos la posibilidad de releerlo y de resdescubrir una zona de la literatura argentina que suele queda relegada al margen (editorial, cultural, intelectual). No dejen pasar, particularmente, Kincón
Más info sobre la "Biblioteca Miguel Briante" (nombre demasiado pretencioso para mi gusto), acá.

miércoles, junio 26, 2013

Hablaron de teatro: Cossa, Rozenmacher y Walsh (1965) (Escena I)

Reportaje de Pirí Lugones, en cuatro escenas

Que el teatro argentino está pasando por un momento particularmente feliz lo dice —antes que nada— la irrupción tumultuosa y vertical de una generación de autores signada por la autenticidad y el talento dramático. Cossa, Rozenmacher, Walsh (aquí presentes), de Cecco), Halac, otros, así lo testimonian. Primeras experiencias las de casi todos ellos pero que hablan ya de una incuestionable responsabilidad intelectual y humana, y, más aún, de una capacidad creadora que sabe aunar, irreprochablemente, la preocupación por su país y el mundo con la otra, la expresiva, la estética. Pirí Lugones, por no ser menos, ha creado esta pequeña obra en cuatro escenas y un estrépito final que demuestra hasta donde son de imponderables las posibilidades de la dramaturgia en nuestro país. Esta obra se representó en exclusividad para Tiempos Modernos. Cualquier parecido o semejanza con otras obras de similar estructura es, desde ya, pura casualidad. Agradecemos a Pirí Lugones haber montado un espectáculo tan auténtico y tan logrado. Algunas omisiones del texto, referidas a interjecciones u onomatopeyas más o menos espontáneas son, lo aclaramos, responsabilidad de esta dirección. Una repetida experiencia de “espontaneidades” de esta índole costó, no hace mucho, serios disgustos a los directores de una revista juvenil. El hecho de ser Tiempos Modernos una revista adulta no la exime, al contrario, de intentar, en lo posible, sobrevivir. Por eso, en fin, y pese a compartir las puteadas de los actores de esta obra, las hemos simulado cautelosamente, sutilmente, con puntos suspensivos. Queda en manos de nuestros lectores juzgar si esta versión purgada se justifica por sí misma o debemos la próxima aparición de nuestra revista publicar la versión original. ¿Quién le teme a… la versión original? Gracias, de todos modos.

Escena I

La escena se desarrolla en casa de la periodista. Un living que no puede ocultar un dormitorio. Sillas, mesas, un affiche en la pared, cierto desorden. En el suelo, un grabador enchufado.
Están sentados en círculo:

Periodista
Roberto M. Cossa, 30 años, autor de Nuestro fin de semana.
Rodolfo J. Walsh, 38 años, autor de La granada.
Germán Rozenmacher, 29 años, autor de Réquiem para un viernes a la noche.
Chana, mujer de Rozenmacher, joven y bonita.

Antes de comenzar la escena se oyen confusas voces en donde se mezcla el ruido de hielo y vasos, palabras sueltas y superpuestas: Santo Domingo, Caamaño, turros, yanquis, etc.