"Es el comienzo del fin", ésta fue la reacción inmediata a las noticias del agregado científico de una de las embajadas mayores de Washington. "Si se pueden producir genes, a la larga se podrán producir nuevas virosis para las que no haya cura. Y pequeños países con buenos bioquímicos podrían generar armas biológicas de esa índole. Sólo se necesitaría un pequeño laboratorio. Si se puede hacer, alguien lo hará." Por ejemplo, podría crearse un virus mortal que contenga el mensaje codificado de la muerte. Una cinta mortal, de hecho. Sin dudas los detalles técnicos complejos y quizás un equipo de sonidistas y camarógrafos trabajando con bioquímicos nos daría las respuestas.Burroughs, William (2009): La revolución electrónica, Buenos Aires, Caja Negra, pág. 56.
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