domingo, mayo 31, 2009

Angelito no es Ángel Leto: la resurrección del autor

1. El crítico:

"Con Ángel Leto, las cosas son diferentes: el camino hacia su muerte está en Glosa. La muerte, entonces, tiene la necesidad de lo narrado. Si pocos hubieran previsto que el Ángel de Cicatrices iba a recorrer el camino de la violencia política, tampoco este dato estaba ausente de los posibles narrativos: las elipsis en las que se ausenta el tiempo, desde Cicatrices hasta Glosa, pueden ser imaginadas a partir de materiales sociales. Saer podría, mañana, narrarla, pero esa narración no afectaría a Cicatrices, porque allí no podrían estar la huellas de la conversión política de Leto, ni del suicidio frente a la emboscada policial. Leto, muriendo en Glosa, deja casi intacto a Ángel en Cicatrices. Para Leto, entre Cicatrices y Glosa lo que pasó fue la historia de la Argentina." (p. 294)

Fuente: Sarlo, Beatriz: “La condición mortal (1993)” en Escritos sobre literatura argentina, Buenos Aires, Sudamericana, 2007.

2. Un lector:

Cuando terminé de leer Cicatrices, hablé con un amigo fanático de Saer sobre esta magnífica novela y salió el tema de la relación entre Angelito y Ángel Leto. Mi amigo sostenía que Angelito (ese joven con un fuerte complejo de Edipo cuya madre se perfila, en Cicatrices (1968), como una verdadera femme fatale) era Ángel Leto (protagonista de Glosa (1986), muchacho traumado más bien por el suicidio de su padre, cuya madre se perfilaba como una amable viuda que comenzaba a tener un affaire con el mejor amigo de su difunto esposo). Yo, desconfiado, le aseguré que no era posible que fueran la misma persona (en particular, porque la madre de Leto no podía ser la de Angelito; después, porque en ningún momento se mencionaba el apellido de Angelito); él, convencido, me aseguraba que los especializados críticos que se dedicaban a la obra de Saer (Sarlo y Premat, en especial) establecían la relación entre ambos personajes señalando que eran el mismo en distintos momento de la historia (se sabe que ésa es una de las características de la obra del santafesino, algunos personajes (Tomatis, por poner un ejemplo paradigmático) aparecen en varias novelas que transcurren en distintos momentos del siglo XX). En fin, luego de abandonar la discusión, una vez que llegué a mi casa, hojeé incansablemente la primera parte de Cicatrices y la novela Glosa en busca de indicios que pudieran sustentar la afirmación de que Angelito y Leto eran la misma persona. No los encontré. Los críticos estaban alucinando.

3. El autor resucitado:

Piglia
Hay un punto con relación a eso, que es Ángel Leto, porque el Ángel que cuenta Cicatrices ¿es Ángel Leto?
Saer No.
Piglia Ah!, ¡qué macanudo!
Saer ¿Por qué "qué macanudo"?
Piglia Porque no me hubiera gustado que fuera el mismo... El Ángel Leto que tiene una madre...
Saer En La vuelta completa.
Piglia No, en uno de los cuentos de Palo y hueso.
Saer No, ése no es Ángel Leto, es Angelito.
Piglia Los novelistas de Santa Fe les ponen a todos los mismos nombres… Pero tiene una madre parecida a la de Ángel Leto…
Saer Claro, totalmente.
Piglia Porque hay un Ángel que tiene una madre y que aparece en Cicatrices.
Saer Ése es Angelito, que es el mismo Angelito del relato, y es también el mismo Ángel de ese relato inédito que salió ahora en los Cuentos completos que se llama "La relación de oro", el mismo Ángel pero un poco más tarde, un poco mayor.
Piglia ¿De cuándo es ese cuento?
Saer Es un relato de los años sesenta.
Piglia Es un relato que está ligado a En la zona.
Saer Sí, pero también a Cicatrices más bien, es como una pequeña anticipación de Cicatrices.
Piglia Entonces no se debe confundir ese Angelito con el Ángel Leto.
Saer No, eso lo hice como una cosa un poco deliberada, una coquetería del autor a los lectores. Y alguna gente se dio cuenta, pero no tiene mucha importancia porque, por ejemplo, Angelito es periodista (trabaja con Tomatis en el diario), pero está un poco como aparte; en cambio Ángel Leto es contador, tenedor de libros.
Piglia Entonces veamos a Ángel Leto: ¿dónde aparece por primera vez?
Saer Aparece por primera vez en La vuelta completa, cuando acaba de llegar de Rosario. Cuando entra Rey al correo, Ángel Leto está con Tomatis, que se lo presenta a Rey, quien a su vez le dice "¿Usted también es un franciscano de la nueva generación?". Y después, cuando en la primera parte Rey va con Clara -la mujer de Marquito- al amueblado, Leto está ahí, está tomando cognac con Giménez, el dueño del motel, y él lo trae de vuelta. Todo eso está en la primera parte de Cicatrices. Después aparece un poco al final de Cicatrices y después no aparece más...
Piglia Y después aparece como un tipo del ERP.
Saer Sí, aparece en... "Amigos" y aparece en Glosa también, donde es el personaje principal, junto con el matemático.

El diálogo completo entre Piglia y Saer en el que hacen un recorrido por los personajes de la obra del autor de Cicatrices, acá.

viernes, mayo 29, 2009

El silencio de las sirenas

Estoy en plena lectura del último libro de Daniel Link, Fantasmas: imaginación y sociedad (Eterna Cadencia, 2009). Mi intención es reseñarlo pero es un libro con tantos fantasmas, con tanta potencia, con tanta paranoia, que todavía no sé por dónde encararlo (sus entradas, por lo demás, son múltiples). Lo que sí sé es que puede recomendarse con mucho énfasis y que tiene momentos luminosos (por poner algunos ejemplos, los análisis de El principito de Saint-Exupéry ("Infancia") y de Lolita de Nabokov ("1955") pero también esas ruinas de las teorías de la imaginación dispuestas en "Cartas", el texto sobre Tom de Finlandia y el magnífico artículo-homenaje a la paranoia de Rául Antelo).

Por lo demás, la entrada principal de Fantasmas está habitada por sirenas: esos seres mitológicos que arrastrados desde las aguas de la Antigüedad repararon, no casulamente, en las corrientes del Nuevo Mundo (tal como nos lo recuerda Link en "1492"); esos montruos (recuérdese Clases: literatura y disidencia (Norma, 2005)) que con su canto (su potencia) y su silencio (su impotencia) ofrecen el "puro (des)conocimiento (de sí)" y una fuerza de desintegración; esas poderosas cantantes, figuras desclasificadas que sedujeron a los griegos pero también a Blanchot y a Kafka y que ahora vuelven a hacerse oír en las páginas de este libro, a través de frases que las invocan:

"El canto de la sirenas es “pura llamada”, “el grato vacío de la escucha”, la indiferencia entre interior y exterior, entre el ser y la nada, entre llamada y relato, entre creencia y deseo, entre fuga y encierro: un umbral de seducción, nunca un límite de comprensión." (p. 28-29)

"Supongamos, dice Kafka, que alguien haya sido capaz de salvarse de la seducción del canto. Sea. Pero las sirenas tienen un arma todavía más poderosa: el silencio. Y de eso, de la seducción del vacío, de la seducción de la nada, no se salva nadie. No es que las fantasmagorías chillen en ese "entre-lugar", entre Naturaleza y Cultura, que les reconocemos. La potencia de esos monstruos es diferente de la espera de la tejedora patriótica o de la generosidad de la cantante embriagadora, porque está en otra parte sin estar en ninguna. Y esos monstruos, las sirenas, no están en el lugar de algo, de otra cosa, de la Cosa (el tejido matrimonial o las altas camas). Lo más terrible es que están en el lugar de nada, la nada es su lugar, son nada, lo que queda confirmado en su silencio." (p. 32)
PD.: Agradecimientos a Eterna Cadencia, brillante editorial del firmamento editorial argentino, por este inquietante libro.

jueves, mayo 28, 2009

Viñetas sueltas - 2do Festival Internacional de Buenos Aires (del 25 al 31 de Mayo de 2009)

Más info, acá.

sábado, mayo 23, 2009

¡Azo! ¡Azo! ¡Azo!

"¿Y qué haría ése que tocaba la trompeta en el crepúsculo, sobre un balcón de Olmos, un tercer piso a cuadra y media de 24 de Septiembre? Historias, hinchado coro de historias sin una escritura. Por Fragueiro miré hacia atrás: muros bajos, grises fachadas en caída y balaustres; en la esquina de Colón la Xerox había sido incendiada. Junto al camión de los bomberos estaba Aldao, colgándole la máquina de fotos en el pecho, se fue retirando hasta un extremo de mi campo visual y luego se convirtió en una franja delgadísima. Detrás suyo asomaba el espectáculo: la avenida era como una sala en silencio en que una voluntad había sembrado las cosas con el desorden de un huracán. Aldao caminaba nervioso, nos enseñaba los Citroën volcados y quemados, hacía el detalle de negocios y edificios que recibieron ataques, a cada rato decía secamente mirá esto, mirá aquello cómo quedó. Después la luz nívea desapareció para dejar paso a un neutro tono acero, y volvimos a quedarnos solos con Abel. Lo que sigue lo recuerdo como si lo hubiera visto detrás de un tul: cuatro muchachos se acercaron a un Renault estacionado frente a María Auxiliadora; como si volara, el auto se balanceó un poco y lo dieron vuelta; un líquido negro salía de la chapa y a esa mancha, segundos más tarde, le echaron un fósforo. Rápidamente se levantaron las llamas. Genet dice que en toda revolución hay una embriaguez pavorosa; el enigma de ese día no es político, sino el origen de aquella embriaguez. Nadie, ni actores ni testigos, lo conocemos: el comienzo se obnubila en beneficio de una totalidad desbordada de sí misma, y por lo tanto sin habla o con un habla inaudible. El Cordobazo tuvo la magia de la peste: la vida era espectáculo y era historia y no era nada." (p. 87-88)

Marimón, Antonio (1988): "La fiesta" en El antiguo alimento de los héroes, Buenos Aires, Puntosur.

miércoles, mayo 06, 2009

El Obispo ha desaparecido (algunas razones para leer a Néstor Sánchez)

Me voy a poner imperativo: hay que leer la obra de Néstor Sánchez. ¿Por qué? Bueno, porque es una de las propuestas estético-literarias más jugadas a nivel formal en la literatura argentina; porque solicita del lector una postura activa y creativa; por su experimentación con la sintaxis (distinta a la de Saer; igual de valiosa) y su capacidad de producir extrañamiento jugando con la semántica y el sonido de las palabras (pongo por caso: "siempre al recumplirse la irrupción los mismos resabios de iniquidad en la injusticia de la congoja"); por su posición atípica en el sistema literario argentino (a pesar de que Viñas lo ubicaba, en los 60, por su novela Nosotros dos, cerca de Cortázar); porque si bien sus tramas podrían decirse realistas, su forma de llevarlas a cabo, su forma de escribirlas es de una renovación vanguardista pasmosa; porque, tal como lo señalaba el maestro Nicolás Rosa en "El relato de la droga: sobre la obra de Néstor Sánchez", en la obra de este escritor que hay que leer, que hay que rescatar del olvido, prevalece el discurso (por sobre la historia) y el juego con los posibles narrativos y con la combinatoria de las palabras que recrea un "modo potencial de relato", se mueve de "lo real narrativo" a "lo imaginario narrativo"; en fin, hay buenas razones para leerlo.
Sé que lo antes expuesto, si quien lo lee nunca se aproximó a los libros de Sánchez, puede resultar palabras vacías; vayan, entonces, como ejemplo los siguientes fragmentos:

"Primer ángel celeste con una esquina de bifurcaciones inconfesadas, con un montón de tabaco, pantalón largo, el accionar receloso de la advertencia: veloz, envidiable, acanallado, en otra trama, impaciente mordaz. Partió en un reguero de menosprecio, asimilándose por si acaso a un mandato." ("Informe para Emilia Ordaz" en La condición efímera (1988)).

"Un poco porque empezaría a quemar el asfalto bajo los pies, porque sería la única variante en la que yo podía colaborar a lo lejos y un mediodía del verano del cincuenta y tres en que volvió a silbar desde la verja traía el proyecto descuidos en el balneario "Las Barrancas", algo sin ninguna categoría que según sus propias palabras lo tranformó al minuto en un perro de costa: dos paletas y una pelota que no picara mucho, el que está en el otro extremo es el Obispo tostado por el sol, cada tanto pierde la pelota y va a buscarla y mientras vuelve al paso reubica la playa, hace indicaciones de trasladar el partido algunos metros a la derecha, goza además el Obispo bajo el sol, ríe en el otro extremo, le pone la cara levantada, se reparte el sudor por el cuerpo." (Siberia blues (1967)) .

"Si ella con el pelo sobre la cara cuando arrojó el vestido por el aire a verano en la pieza de hoy no hubiera entendido hasta el agotamiento que pensás todavía pensamientos tipo el retrasado el triste con la guitarra enfundada." (Siberia Blues).

"Y en alguna medida capaz de volvérsenos irreprochable, querido viejo, vienen a traerlo un poco por telones de fondo, por frases interrumpidas para siempre, las mortificaciones de su Rilke empeñado en alcanzar alguna vez los beneficios de la soledad perfecta o perfeccionable: cierto instante o mejor sospecha de instante con prolongaciones mudas y sucesivas en que podría (entonces les sería dado) recogerse de toda credulidad en la vida minúscula -o acaso dijeron de común acuerdo ilusioria." ("Adagio para viola d'amore" en La condición efímera).

Hace unos años Paradiso ediciones viene reeditando la obra de Néstor Sánchez. Ya editaron en los años anteriores Siberia blues (1967) y Cómico de la lengua (1973) y el mes pasado, La condición efímera (1988). Este último libro es una colección de cuentos con verdaderas joyas como "Diario de Manhattan" (acá, pueden leer un fragmento), "Informe para Emilia Ordaz", "La consigna" y demás.
Léanlo, no los va a defraudar.

PD.: Recomiendo, también, el dossier sobre el autor de Siberia blues que salió en la revista Las ranas, nº3 (noviembre de 2006) en el que se recogen artículos sobre su obra pero también un artículo fantástico escrito por Sánchez ("El lenguaje jazzistico"), algunas cartas, algunos fragmentos biográficos, una cronología muy prolija y exhaustiva y una suerte de manifiesto, "Grupo de los diez", que empieza así: "Generar un movimiento para la DESPUTANIZACION DE LA PALABRA.". Imperdible.

domingo, mayo 03, 2009

Que lo reparió: arte efímero

"Hoy, viendo una cajita de mi hermana, descubrí que tiene un juguete que se llama “Mi pequeño Pony”. No un caballito pony rosado con alas. Un consolador rosa con pelo. QLRP" (mujer, 16 años)

"Hoy, mi mujer salió con las amigas. La pasó a buscar un auto con vidrios polarizados y volvió a las 3 de la mañana con “el marido de una amiga” que la trajo en una super moto. Yo me alquilé una de Disney para ver con los chicos. QLRP" (hombre, 34 años)

"Hoy, un chico me invito a salir y fuimos a comer a Mcdonalds. Cuando va a pagar saca un cupon que decía, 2 Mcpollo gratis. Estaba vencido y pagué yo. QLRP" (mujer, 20 años).
Más arte efímero en Que lo reparió. Historias cotidianas que salen mal.

 

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