Hace unas semanas me llegó la noticia de que en Agosto iba a producirse un evento astronómico único en miles de años. Una presentación de Powerpoint que circulaba por mail contaba que “durante este mes (por Agosto) y el siguiente, la Tierra alcanzará a Marte en un encuentro que culminará en la más cercana aproximación entre los dos planetas que la historia jamás haya registrado”. La novedad era que esto habilitaría la posibilidad de ver al planeta rojo a ojo desnudo: “A simple vista, Marte se verá del tamaño de la Luna!” auguraba una de las diapositivas bajo una imagen que mostraba los dos cuerpos celestes del mismo tamaño. Sin vacilar, y sin más preguntas, agendé el dato y salí ipso facto a mirar el cielo. No vi nada. “Falencia mía”, pensé, y volví a entrar a mi casa a esperar el 27 de Agosto, fecha en que el fenómeno alcanzaría su clímax.
Me sorprendió la cantidad de veces que recibí, en los días subsiguientes, la misma cadena desde diversas procedencias, e incluso charlé con mucha gente que, al igual que yo, había recibido la noticia y estaba a la expectativa. La presentación de Powerpoint se difundió por Internet a la velocidad del hipermodernismo, espoleada por la rimbombancia de la última frase, caballito de batalla de la difusión: “Comparte esta información con tus hijos y nietos …PORQUE NINGÚN SER VIVIENTE HOY TENDRÁ LA OPORTUNIDAD DE VOLVER A VER ESTE FENÓMENO!”.
Indefectiblemente, el mail cayó en manos de gente menos impresionable ante los números (como que “alcanzará una magnitud de -2.9 y aparecerá con un arco de 25.11 segundos de ancho, a una modesta magnificación de poder de 75-”) o datos curiosos (por ejemplo, que el acercamiento se produciría “debido a la forma en que la gravedad de Júpiter afecta a Marte, desorientando su órbita”), y ayer recibí el siguiente mail del planetario:
Falso anuncio sobre Marte
Debido a las constantes consultas de los últimos días, el Planetario de la Ciudad de Buenos Aires “Galileo Galilei” informa que el supuesto anuncio -que está circulando especialmente vía e-mail- sobre un “histórico” acercamiento del planeta Marte para el día 27 de agosto, es absolutamente FALSO.
En realidad, se trata de un e-mail “fósil” de 2003, aparentemente proveniente de Estados Unidos, y que ha sido traducido y desparramado también en nuestro país. Ese texto hace referencia al extraordinario acercamiento de Marte efectivamente ocurrido el 27 de agosto de 2003. Y en general, lo que dice era cierto para aquella oportunidad, salvo la insólita afirmación de que el planeta se vería a simple vista en el cielo “tan grande como la Luna” (lo cual es imposible -y risueño- teniendo en cuenta las distancias interplanetarias).
En cuanto a la posición actual de Marte, la situación es completamente inversa: en estos meses, el planeta rojo está ubicado del otro lado del Sol con respecto a la posición de la Tierra. Y por lo tanto, su distancia a nuestro planeta es prácticamente la máxima posible (es decir, casi 400 millones de kilómetros). O dicho de otro modo, actualmente atravesamos el peor período para observarlo.
Marte volverá a estar relativamente cerca de la Tierra recién en diciembre de 2007. Pero el próximo acercamiento verdaderamente notable entre ambos planetas –casi tan bueno como el “histórico” de 2003- recién ocurrirá en 2018.
Desde ya, contamos con su colaboración para que, entre todos, hagamos circular esta aclaración. Y tal vez así, lograremos reducir la enorme y creciente confusión que ese lamentable e-mail ha generado en la opinión publica, aquí y en todas partes.
La experiencia me hizo reflexionar y ponerme nuevamente alerta sobre la confiabilidad de la información que circula por la web. Pensé en lo sencillo que es impresionar al otro cuando se habla de algo que desconoce por entero, en la facilidad con la que se puede ilusionar a los demás con lo deslumbrante, lo fuera de lo común, lo maravilloso; básicamente, pensé en lo factible que es despertar respuestas pragmáticas en el otro a través de la verosimilitud, en un mundo cuya naturaleza es sólo discursiva. Fundamentalmente, me sentí como tantas personas que una mañana de Octubre de 1938 corrían desesperadas por las calles de Nueva York y Nueva Jersey mientras un joven actor desconocido llamado Orson Welles leía por radio una versión de La Guerra de los Mundos adaptada a la manera de un boletín informativo.