Un "diario" se presenta con frases como: "alto impacto periodístico y visual"; "lo interesante por sobre lo importante"; "privilegia la espectacularidad informativa"; "un diario emotivo, que transpira sensaciones"; y "el lenguaje buscará la máxima comprensión: sencillo y sin complicaciones. Escribimos para la gente común..."; "Un diario que no mira la realidad desde ninguna torre de cristal sino que pisa las mismas calles que transita la gente."; "un diario divertido"; "su novedosa y colorida propuesta de diseño hasta su contenido, con enfoques picantes"; etc.
Luego, veo la publicidad en la tele en la que el ex Roldán, estereotipo anacrónico de lo popular, intenta crear una suerte de ¿identificación? con los espectadores anunciando este "diario" y apelando a los típicos lugares comunes: la gente, el barrio, como vos y yo.
Finalmente, concluyo que sólo puede tratarse de un chiste de mal gusto, de una tomada de pelo. Si no, no entiendo esa aspiración mercantil de captar "lo popular" a través de colores estridentes, títulos juguetones (y picantes) y lenguaje llano; ese desprecio por los lectores y sus capacidades de lecto-comprensión; esa división que trazan en la "gente común" (caracterizadas no por la razón, sino por la emoción; no por la letra, sino por lo visual; no por la sensatez, sino por las sensaciones; no por lo complejo, sino por lo sencillo) a la que aíslan de otros que no son la gente común (y que pueden leer fácilmente el gran diario argentino). Porque la salida de este casi diario me tiene ofuscado, ahí va mi vaticino: será Muy choto, será Muy chato.
Luego, veo la publicidad en la tele en la que el ex Roldán, estereotipo anacrónico de lo popular, intenta crear una suerte de ¿identificación? con los espectadores anunciando este "diario" y apelando a los típicos lugares comunes: la gente, el barrio, como vos y yo.
Finalmente, concluyo que sólo puede tratarse de un chiste de mal gusto, de una tomada de pelo. Si no, no entiendo esa aspiración mercantil de captar "lo popular" a través de colores estridentes, títulos juguetones (y picantes) y lenguaje llano; ese desprecio por los lectores y sus capacidades de lecto-comprensión; esa división que trazan en la "gente común" (caracterizadas no por la razón, sino por la emoción; no por la letra, sino por lo visual; no por la sensatez, sino por las sensaciones; no por lo complejo, sino por lo sencillo) a la que aíslan de otros que no son la gente común (y que pueden leer fácilmente el gran diario argentino). Porque la salida de este casi diario me tiene ofuscado, ahí va mi vaticino: será Muy choto, será Muy chato.
2 comentarios:
Amén
La verdad que no había visto la presentación que hizo Clarín de su lanzamiento, pero creo que el problema está en la presentación, no en el contenido. "Muy" y "Libre" son dos basuras, eso está claro, pero a mí lo que me hace ruido es esa "explicación" por parte del primero. El efecto que produce leer esa notita de Clarín es el mismo que podría producir que alguien primero te explique el truco de magia y después te lo muestre: el arruinarlo. No digo que Muy tenga magia, sólo que el efecto que buscaba producir queda neutralizado por la explicación.
Quizás Clarín perdió toda sintonía con ese estrato de lectores, o tal vez simplemente no puede evitar que se filtre de manera explícita el desprecio que les tiene. O tal vez es un guiño a los mismísimos lectores "históricos" de Clarín, clase media, aunque no me queda claro el para qué. ¿Un intento de que la línea editorial esté bien en sintonía con estos lectores, lograr la perpetua fidelización, reubicando a "los otros" lectores en otro diario? No sé, capaz que digo un disparate.
saludos
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