Martínez, Matías; Scheffel, Michael (2011[1999]): Introducción a la narratología, Buenos Aires, Las cuarenta, pp. 176-177.Los textos narrativos unen así dos perspectivas epistemológicas diferentes, la relativa a la praxis vital de los protagonistas, de un lado, y la analítico-retrospectiva del narrador, de otro. Para el lector, comprender un texto narrativo implica tener en cuenta ambas perspectivas.La doble estructura epistemológica de los textos narrativos entre la perspectiva de los agentes y la del narrador encuentra su expresión quizás más clara en lo que se refiere al ámbito de los relatos literarios en determinados nombres de géneros. Designaciones como "leyenda" o "tragedia" poseen la misma particularidad lógica que las oraciones narrativas descriptas arriba. Subsumen los acontecimientos, a partir del primer episodio, en un determinado esquema de acción y comprenden lo narrado desde la perspectiva de su desenlace. Y, a diferencia de los predicados no narrativos, pueden, en retrospectiva, resultar falsos en virtud del desarrollo posterior de la historia. A modo de prueba y a fin de ilustrar esto imaginemos una leyenda de santos cristiana cuyo héroe lleva una vida en temor de Dios que cumple con todos los requisitos para una salvación futura. Después de muchos años, sin embargo, cae en las manos de infieles sanguinarios que procuran apartarlo de su fe torturándolo; en estas circunstancias, el héroe reflexiona acerca del horizonte abierto de acciones posibles, abjura de su fe y lleva adelante, a partir de allí, satisfecho, una vida pecaminosa. Un desarrollo tal convierte retrospectivamente toda la historia en algo diferente a una leyenda —como por ejemplo en una leyenda paródica—. En una verdadera leyenda, el santo es, desde su nacimiento, un futuro santo, su vida transcurre, en palabras de Clemens Lugowski, "en la absoluta seguridad del "todavía no", esto es, en la absoluta certeza de la consumación, que, de este modo, se supone dada de antemano" (Lugowski, Form, p. 28). Estos esquemas de acción asociados a los nombres de géneros son análogos lógicamente a las oraciones narrativas. Sólo retrospectivamente puede adscribirse con seguridad un texto a un determinado género.
¿Es posible concebir una cultura en la que la propia vida es llevada adelante desde una perspectiva agencial ligada al presente y, al mismo tiempo, es descrita con la certeza (no psicológica, sino) epistémica de los predicados narrativos? Nos parece que esto es lógicamente inconcebible; en cualquier caso, no se trataría de nuestra cultura. El convencimiento intuitivo del lector de leyendas de santos respecto de la certeza futura de la vida santa se debe más bien al hecho de que el lector proyecta la certeza del punto de vista retrospectivo a la perspectiva abierta de los agentes. En este caso, la forma genérica empuja la perspectiva existencial del agente a un segundo plano, sin hacerla desaparecer del todo, por cierto.
La condición contemporánea
Hace 1 hora.