martes, mayo 30, 2017

Lo que se viene en 2017 (III) (Nudista)

Seguimos con la propuesta de novedades para 2017. La primera entrega pueden verla acá, la segunda, acá.


La editorial Nudista, con asiento en Río Tercero, está trabajando sin parar y anuncia algunos de los títulos que va a publicar en este 2017:

C6/C7, de Fernando Callero
Un diario de internación construido con una prosa tan exquisita como fluida, que oscila entre la ficción y lo autobiográfico. El autor santafesino sufrió un accidente hace pocos años y en pleno estado de recuperación escribió este libro profundo, poético y divertido.

LAS SIETE MARAVILLOSAS ANTOLOGÍAS CONTEMPORÁNEAS, de Pablo Natale
Con esta selección de libros, antologías por excelencia, Natale vuelve a la poesía en distintos estados de concepción y formas de ser propuesta. Con brillo y agudeza, cada antología se planta con su propia temática, desafío y lógica, donde los lectores somos partes interpeladas, sin pasar desapercibidas.

TERU TERU XY, de Jorge Brondo
El inclasificable artista de Río Tercero nos trae un primer libro, también inclasificable. Brondo es músico, dibujante, poeta y reúne en este volumen, en cada página de este libro, universos gráficos y poéticos que dan cuenta de una creatividad sensible y absoluta.

COMETA DE LA NOCHE NEGRA, de Diego Vigna
La muerte de un familiar puede dar origen a distintos interrogantes en el fuero interior y dentro de una constelación de parientes. Esta novela se construye a partir de ese punto y contiene una prosa precisa que hilvana tensiones y suspenso, sin dudas una joya en la narrativa argentina.

LA ESGUINCE Y OTRAS CUESTIONES, de Irene Gruss
Este libro de relatos breves y profunda sensibilidad construye una atmósfera que cautiva desde la primera línea. La escritora propone estas piezas breves, urbanas, donde algo desespera o desvela a los protagonistas, para cerrar con “La Esguince”, uno de los relatos más conmovedores que hay en nuestro catálogo.

LA TARDE DE LOS PROFETAS, de Juan Revol
El joven escritor cordobés, radicado actualmente en Buenos Aires, ha escrito este libro audaz, inteligente y entretenido, de estructura bíblica. La propagación de un virus es la génesis de un giro en el destino de la humanidad y los versículos de estas “sagradas escrituras de la tarde de los profetas contienen un regalo muy especial para todo lector de su doctrina”.

LECCIONES DE ROMANTICISMO ALEMÁN, de Carlos Surghi
Poesía y versos que se transforman en relatos, como una forma de entendimiento de lo que sucede en tiempo real mientras un grupo de amigos acampa en las afueras de la ciudad, en plenos días de invierno. Este libro de Surghi es de una belleza sin límites.

NGORONGORO, de Leopoldo Castilla
Nuevo libro de poemas del Teuco Castilla, donde nos regala en palabras la esencia sonámbula del África, sus bellezas y terrores. y es cautivante cada registro que florece en sus versos, con la cadencia y los silencios de su misma forma de hablar, salteño del mundo.

LUCES DE NAVIDAD, de Francisco Bitar
Reedición del primer volumen de cuentos del autor de TAMBOR DE ARRANQUE y ACÁ HABÍA UN RÍO, que cosechó elogios en toda la crítica y sin dudas es una obra obligatoria para todo lector que disfruta de lo mejor de la narrativa contemporánea argentina. Sobre la base de las relaciones humanas, los vínculos de pareja y sus vaivenes invisibles, todo está condensado con maestría en los relatos de este libro.


domingo, mayo 28, 2017

"Vos tan nazi y viviendo en pleno Once...?" (Fox, mariani y Poni) (1)

En 1988, el poeta y escritor argentino Martín "Poni" Micharvegas publica Dichosos los ojos que te ven en Madrid. El libro casi no circuló por nuestro país; sin embargo, entre sus páginas, quedaron grabadas algunas imágenes y recuerdos alrededor de la figura de Marcelo Fox, autor de Invitación a la masacre. De esto me enteré tras contactar a Poni vía mail y mantener un intercambio breve pero fructífero sobre Fox. Lamentablemente, Poni falleció el año pasado. En uno de nuestros últimos diálogos, me envió fotografías de ese fragmento en  sus libro Dichosos... en el que evoca a reynaldo mariani (el Poeta), compañero de Fox en Opium, quien a su vez evoca al Gordo y su oscuro brillo. Doble mediación entonces: Micharvegas escribe lo que mariani contaba sobre Fox y lo que él mismo recordaba. Palabras sobre palabras y por debajo los rastros elusivos del autor de Señal de fuego. Va la primera parte del fragmento. 


Marcelo Fox en Dichosos los ojos que te ven (1988), de Poni Micharvegas

Cualquier rescate. Aún el rescate de su confesión de estar ya totalmente jugado (cosa que nadie iba a dudar): su libertad era un anarquismo indeciso. Prefería merodear el mundillo de los frustrados que venden zapatos de mujer y ropa de temporada… Entendía pésimamente lo que pasaba con todo, con nosotros, con Perón, con la Argentina. Una hubiese olvidado todo lo dicho sin consistencia en esa mesa. Una vez más la sesuda realidad se nos negaba. Pasaba a ser alpistecito de sociólogos, historiadores y políticos: los nuevos dueños de la literatura. Pero su relación con El Gordo era mi intriga.
En algún momento aquello tenía que salir a flote. Daríamos vueltas por los morros llenos de bichas nocturnas que se animan en las escaleritas repletas de ocultos especialistas en la transacción. Y habría que recorrer el mundo del Poeta, con putos melenudos de tetitas insinuantes (hechas con silicones - y decía: yo no creo que eso lo consigan a fuerza de hormonas), en sus histerias y costuras de grandes trajes plateados y coronas de oro falso para las festividades de carnaval. Él también, como yo y el resto de los que fuimos, amábamos lo textual -que es infinito- y la posibilidad profética de entrar alguna vez a la temida trastienda del mundo donde se juegan a los dadas o cartas nuestros destinos. El Poeta esquiceu. Su rescate saludable del cuerpo duró hasta que apoyamos los codos en la dega. Quise hacer abrir una lata de sardinas, pero el Poeta volvió con su vieja palma a golpearse suavemente el mítico hígado. El Poeta bebeu. Un largo trago por su gaznate afónico. Todo el teclado golpeado del mundo. Oh, Jim Ellis, dónde quedó Bird? (el boxeador, lógico, con sus problemitas de isquemia cerebral, no supo qué responder. Solo ensayó un juego de cintura en el cual ninguno de nosotros creyó). De allí, pasamos a un “restaurante baratito de la esquina”. Eran las tres de la tarde en la subida sucia de una calle perpendicular al mar. Hastiados de los días nublados, de las lloviznas de tizne y poeira. Daríamos sentados, una gran vuelta por nombres y recuerdos, sobre kilómetros de olvidos y malos recuerdos, antes de llegar al punto en que hablásemos de El Gordo. Vuelos sobre recuerdos y malos recuerdos: una nueva manía. El Poeta quería decirnos que El Gordo había sido un bebé bello. En el montón quedaban: la fractura del fémur del Yeti y la pálida de la cortada de huevos de Isidro.
Tengo que decírtelo antes de comer. Después podría hacerte mal. I. en el baño de la casa, con una navaja en la mano, agarrando la bolsa por la raíz, pegando el tajo, soltando el alarido.
Pensándolo bien es coherente.
Salvó la vida, parece.
Sus testículos llevados envueltos en una toalla de cara hasta la sala de guardia. La hemorragia a los largo de las piernas, inundando con sus coágulos los mocasines vencidos. Algo más que Vincent.
Algo más lejos que un amor insospechado por una cuñada viúva.
El secuestro de Miguel Ángel, el tiroteo en Mendoza donde caería Paco, la desaparición de Haroldo por manos enmascarados.
Toda una gran vuelta de ronda apocopándose, sintagmáticamente. Quedarías afuera de toda esperanza. Poeta. En tu reloj la hora caía misericordiosa. El tiempo nuestro rebotaba en la tela de tus jeans. Ahora tendremos que mirar hacia adelante donde estaba tu escudilla reasegurada, sujeta con una cadena que en los ratos libres nos colgaríamos al cuello con otras chucherías.

Por lo cual El Gordo no dejaba de brillar, al fondo de su recuerdo, como un lindo mozalbete.
Cómo es eso de cuando uno cree ser y termina siendo lo opuesto a lo que creía? Al Gordo lo deformaron.
Lo conoció en el bar Coto Chico. El Gordo andaba con sus primeros versos mostrables en el bolsillo, con su aire de pavo descomunal (sus anteojos de culo de botella cayéndoseles permanentemente hacia la punta de la nariz), sudado y sucio, hablando de su obra de teatro con monjitas sangrientas. El Poeta se conmovió ante este chico foto lleno de tanta gracia y capaz de despertar tanto repudio. Confesó que lo llevó a la casa:
Y le di de comer y beber como en el Viejo Testamento.
Arriba y abajo, charlando proyectos para impulsar al abismo el féretro con ruedas de la literatura nacional. La hora en que abrían los mitos, narcisos y heroísmos. La hora de las Lauras. Los días de las Tres Marías. De aquel asunto mal fraguado y peor realizado del prostíbulo de hombres con la mayordomía de la Negra Castigadora, la fabulosa ninfa spilimberguiana.
El comienzo de los 60 (mientras el escorpión centelleaba en el cielo con su cola en signo de interrogación). Se iba hacia la escritura que lo contendría todo: disquisición, fanatismo. La hora de la sinceridad rayana en el espanto (juego de la verdad escrita). Tiempo de romper los moldes de la nada. Periodo lleno de declaraciones, de manifiestos, de editoriales para 150 lectores: conferencias hasta el amanecer. De aquel entonces el Poeta conserva resabios en el habla solemne: el uso de arcaísmos. Un detalle fugaz que no le importa en su raíz a nadie. Un retrato de la lengua del poeta ejercitada en la penumbra del balbuceo surreal. Y su odio al barrio.
Pero yo quería saber cómo vivía él. En qué casa? Con qué gente?
Supo por sus cuentos que la Vieja era ciega y que obligaba al Viejo y a él a hacer de la casa un claustro donde no entrara nadie.
Típica familia clase alta decadente: un bisabuelo ministro, un abuelo senador, un padre lleno de ideas que no daba pie con bola en ningún negocio.
Nadie tiene que entrar en esta casa!, dando bastonazos a troche y moche por costillas fantasmales. Orden cerrado con cuerpos a tierra por la violencia de la ciega, repartiendo como un molinete turbo, mandobles a rolete.
Yo tenía mi enigma y quería colaborar en el destronamiento de aquella bruja. Así que forcé al Gordo a llevarme a su casa, un piso grande, roñoso, en Junín y Ayacucho, en pleno gueto. “Vos tan nazi y viviendo en pleno Once, cómo puede ser, Herr Goebels?” Como no tenía respuesta (él también como Martí, y en las antípodas, se sentía vivir en “las entrañas del monstruo”) entrar en su mundo fue más que fascinante. Un salón de aquellos con bustos de mármol caídas de sus peanas y con una alfombra de polvo de cuarenta años de sedimentación. Allí, al trono de la ciega, no entraría nadie. Poder pispiar desde la puerta. Estar casi al alcance de su pelo justiciero (y ella, sentir con ese otro tacto de los ciegos, mi presencia), y El Gordo mintiéndole diciendo que allí estaba él solo. Él solo.
Él solo.
El Poeta reconoció que el asunto del suicidio del Gordo era algo improbable.
Lo que pasa es que nunca salió de los barrios del centro. Tenía su ruletita rusa: cruzar la Nueve de Julio, por ejemplo, sin detenerse, con los ojos fijos, como un ciego, justamente. Me agarraba la cabeza cuando veía los filetes que le hacían los autos. Y El Gordo, inconmensurable, con su mole pesada (elefante unos días, hipopótamo otros) siguiendo adelante con sus trancas de aurora. (...)

Micharvegas, Martín "Poni". Dichosos los ojos que te ven, Madrid, Proletras Latinoamericanas, 1988, pp. 27-30.

sábado, mayo 06, 2017

la contundencia y la gracia

Primera entrega: la escritura es un hecho atómico (sobre hecho atómico ediciones)
Segunda entrega: los matices del gris (sobre 17grises editora)
Tercera entrega: una mirada extrañada (sobre China editora)
Cuarta entrega: las huellas de la imaginación (sobre Fiordo editorial)
Quinta entrega: seguir el hilo rojo (sobre Hilo rojo editores)
Sexta entrega: cuidado con el libro (sobre Cave librum editorial) 
Séptima entrega: trazar recorridos (sobre Excursiones editorial)
Octava entrega: atípicos (sobre editorial Letranomáda)
Novena entrega: conexiones íntimas (sobre Santiago Arcos editor)
Décima entrega: la juntidad espeluznante (sobre La Comarca libros)
Undécima entrega: el deseo de editar (sobre Palabras amarillas ediciones)
Duodécima entrega: entre lo exótico y lo familiar (sobre Páprika editorial)
Décimotercera entrega: cómo narrar lo contemporáneo (sobre Momofuku libros) 
Décimocuarta entrega: entre ruinas y umbrales (sobre Cabiria ediciones) 
Décimoquinta entrega: una excusa para hacer una utopía (sobre hekht libros)
Décimosexta entrega: un choque cuerpo a cuerpo (sobre Alto pogo ediciones) 

Hacía bastante tiempo que no retomaba esta serie de preguntas a proyectos editoriales argentinos pequeños y medianos. Me pareció que valía el esfuerzo retomarlo. Rearrancamos entonces con la editorial El Elefante Blanco (FB). Esta editorial que se inició hacia 1996 sostiene su catálogo con obras recuperadas del olvido de la literatura y la historia argentinas. Tal como lo presentan en su página sus libros son "objetos documentales, crónicas de viajes apasionantes, fuentes originales de distintos períodos de nuestra historia y, además (y quizás especialmente), textos divertidísimos y vigentes".Viajeros como Guillermo/William Hudson o cronistas como Ignacio Ezcurra son autores acobijados por este proyecto que se empeña en rescatar textos y voces. Van entonces las preguntas y las respuestas en boca de Marta Gallardo y Julieta Correa, editoras del sello El Elefante Blanco.



GC: ¿Por qué la editorial se llama El Elefante Blanco?
Marta Gallardo: Un elefante blanco alude a empresas imposibles o incordiosas, pero tiene además la contundencia y la gracia de lo que nos evoca.

GC: ¿Qué criterios tienen en cuenta a la hora de armar el catálogo? ¿Organizan su fondo en colecciones?
MG: Son libros que elijo yo porque me gustan, obras de autores que conozco de toda la vida, que busco o aparecen.

GC: ¿Por qué apuestan por la recuperación de textos, memorias y historias en un campo cultural dominado por la urgencia de novedad y los fantasmas de lo último?
MG: Por patriotismo bien entendido, por tradición familiar, por gusto.

GC: ¿Qué tipo de lector imaginan para sus libros? ¿Qué recepción han encontrado en estos años?
MG: Muy buena recepción, mejor de lo que esperaba.

GC: ¿Qué tienen en mente durante este año, 2017, para afirmar la presencia de la editorial?
MG: Esperen y verán.
Julieta Correa: Este año arrancamos con muy buenas noticias. Quedamos seleccionados para estar en el Nuevo Barrio de la Feria del Libro, estaremos hasta el 15 de mayo en el stand 2107 del Pabellón Amarillo. Estamos súper agradecidas con la Fundación El Libro por el espacio, que no habríamos podido tener de ningún otro modo. Si pasan por el stand, van a poder encontrarnos a nosotras, Marty López Lecube y yo, a Nicolás Bocles que sabe todo y da recomendaciones buenísimas, y 70 títulos del catálogo que no se consiguen en librerías en este momento.

GC: ¿Están trabajando sobre alguna novedad?
JC: Vamos a sacar dos novedades en este primer semestre, la primera es una recopilación de textos de cautivos hecha por Mimí Bullrich con textos muy valiosos e inconseguibles. Además, vamos a reimprimir ejemplares de algunos títulos que no se consiguen hace varios años.

 

martes, mayo 02, 2017

Escritura poemática, un libro sobre el taller de Néstor Sánchez

En los últimos años, el proyecto editorial impulsado por Claudio Sánchez bajo el nombre de La Comarca ediciones nos ha permitido recuperar las obras y las ideas del gran escritor de culto y oculto Néstor Sánchez. Si la editorial irrumpió con un libro inigualable titulado Ojo de rapiña, una recopilación totalmente inédita de artículos y ensayos de Sánchez sobre la escritura y la literatura, este año, 2017, promete una gran novedad: Escritura poemática. Se trata de una obra que recupera las experiencias en el taller literario que brindaba el autor de Siberia blues: testimonios, apuntes, preparación de clases pero también textos seleccionados por Sánchez y entrevistas en las que abordó el cómo escribir y la ética del desacato literario. Meterse en la cocina de la escritura poemática, asomarse a las clases que preparaba Sánchez y las percepciones de sus alumnos y alumnas son algunas de las posibilidades que abre este libro para nosotros, sus lectores.
Va pues la tapa, algunos fragmentos cedidos generosamente por Claudio y el flyer de la presentación que será este viernes 5 de mayo.


Mi idea de crear un taller es de alguna manera la posibilidad de encontrar un grupo homogéneo y perdurable. Tengo cosas que transmitir, además de la escritura, y la posibilidad de discernir la responsabilidad extrema de escribir.
Néstor Sánchez

MÓDULO I

Características:

Una característica indesmentible de esta forma de escritura (que no tiene por qué ser constante) es la obsesividad, el “automatismo”, como podría suceder con un instrumento solista que improvisa largamente.
Si yo vivo la novela como poema, con la relación de ritmo, el capítulo es el verso. Hace falta un lector que advierta las resonancias. Se trata de libros que necesitan una lectura poemática pues fueron concebidos poemáticamente. El lector, habituado a leer novelas donde los elementos de interés se fundan en lo anecdótico fracasa en la relación de resonancia, no está entrenado.
Entonces, ¿qué habría que decir sobre el problema de la lectura? Se habla del adiestramiento del escritor, pero hay que tener en cuenta el adiestramiento del lector que es el reescritor del texto. Sería el adiestramiento de la atención poemática que es fundamental para mi planteo de la estructura novelística.
Pavese decía que el escritor está obligado a leer. Yo lo vivo de la misma manera: un grupo de personas se contagia la posibilidad de aprender a leer. No hay escritura sin lectura. Incluso hay textos que requieren la lectura en voz alta. Una de las experiencias más válidas de mi vida fue la lectura de textos en común. Propongo en el taller esa actividad.

(...)

MÓDULO II

El equilibrio de las herramientas:

• Abolición de los puntos suspensivos y de los signos de admiración.
• Supresión del adjetivo delante del sustantivo (salvo casos muy aislados).
• Valor del silencio (revisión del sentido de pausa: puntuación, espacios en blanco, doble y triple, etc. ej: Hechos memorables - pag. 104).
• La voz propia tiene relación directa con el sentido de pausa y es preciso respetar como en la música, los elementos de la puntuación, estableciendo sus grandes diferencias. En un momento dado incluso pueden faltar.
• Paréntesis.
• Guiones.
• Uso del condicional.
• Cuidar el infinitivo.
• Economía del adverbio. Su importancia expresiva.
• No al gerundio.
• La pregunta: una pregunta extrema, en lo posible extensa
(manejo del tono de pregunta, como con un título).
• Ataque y remate (su importancia).
• Cuidar que lo lapidario no impida trabajar más. No caer con demasiada frecuencia en el remate lapidario; también es posible esperar antes del corte. Con remate se abre el raro conflicto del “propósito” de una escritura, y puede presentirse la posibilidad de aliento.
• Cuando la tendencia es “lapidaria” será necesario leer a autores que tiendan al párrafo amplio, con o sin tendencia a la enumeración: El viento, de Claude Simon, me parece un buen inicio. También el último capítulo de Nosotros dosque, en cierta medida, representó para mí una toma de partido (por supuesto para el contrapunto) en relación con apertura, con búsqueda de aliento.

(...)

Victoria Morana: Fue mi maestro, era una persona sensible y sabía escuchar. Aprendí a hacer un análisis textual, el placer de la disección que permite entender un texto en su totalidad, descifrar en la trama los secretos de la historia. La primera clase propuso un juego: cada encuentro uno de nosotros tenía que llevar una cita para leer en el grupo y debíamos anotarla en el cuaderno. Si tuviese que elegir de las frases que Néstor propuso, las que más lo definirían creo que son: “Todo es vanidad y apacentarse de viento” del Eclesiastés, y “La tentativa que te propongo hacer conmigo puede resumirse en dos palabras: permanecer despierto” de René Daumal.

Inés Pereyra: Me prohibió el uso del punto porque decía que mis frases eran muy lapidarias. Fue buenísimo porque me obligó a tirar de la piola.

Norberto Guarnieri: Sus comentarios eran muy escuetos y había que saber tomar rápidamente lo que decía e interpretarlo. Aquello de la puntuación, siempre recuerdo la coma, el punto y coma; ¡ah!. Los dos puntos: nunca había escuchado hablar de la puntuación de esa manera, algo muy importante en su estructura de enseñanza. Nos recalcaba siempre el cuaderno de notas y la lista de palabras (a la que yo llamaba “palabras listas”) como algo fundamental para cualquier aspirante a escritor; insistía con que la materia prima de un escritor es la palabra, entonces cada uno debía forjar su propio tesoro con frases y palabras que en algún momento iba a utilizar.



 

Blog Template by YummyLolly.com - Header Image by Vector Jungle