lunes, octubre 23, 2006

La fiesta interpretativa

(Aclaración: lo siguiente es una lluvia de ideas, no un texto “coherente”.)

Hace un tiempo que vengo pensando en la utilidad de la crítica literaria y, sinceramente, cada vez estoy más desilusionado. En principio, convengamos que leo más libros de crítica y teoría literaria que de literatura. No hay nada que hacerle, mis gustos metaliterarios pesan más que los “primarios”. Pero en este trance de lecturas y en el proyecto de un futuro, comencé a pensar en la crítica literaria y su utilidad. Confieso: no llegué a nada.

Hay que decirlo: la fiesta interpretativa es para unos pocos. La crítica literaria, ni que hablar de la teoría literaria, tiende a la formación de cenáculos donde se discuten las lecturas que se hacen de la literatura desde las perspectivas teóricas más intrincadas del universo discursivo. ¿Qué persona no preparada en estos menesteres entiende, por ejemplo, a Ricardo Piglia? Me acuerdo que en una librería (de útiles, no de libros), conocí a una chica que estaba terminando el secundario y que tenía que rendir una evaluación sobre El juguete rabioso de Arlt. Yo, iluso, le presté para que fotocopiara la lectura que hace Piglia del mismo (la del dinero, la transgresión y la circulación de la lectura). En su momento le dije que si no entendía el artículo, que me escribiera. De más está decir que nunca me escribió y todavía hoy tengo la incertidumbre de si lo habrá entendido o no. Vaya uno a saber...

La crítica literaria es el placer masturbatorio de rescribir, sobrescribir y contraescribir una escritura ya trazada en la hoja en blanco. No se parte desde la nada sino desde la proliferación de sentido que expone esa escritura que pide a gritos ser interpretada, ser leída, ser ordenada por alguien o por algo que encuentre su sentido. Sin embargo, la crítica literaria agrega su plus de significado a la literatura que proviene ya sea de la contextualización del texto como de las referencias a las condiciones de producción del autor o la inscripción de la lectura a un sistema o una corriente interpretativa determinada.

Ahora bien, todo eso: ¿de qué sirve? Entiendo que para algunos autores es necesario leer con detenimiento, desarrollar ideas que le den sentido al texto pero, igualmente, no termino de captar la utilidad de la crítica. Sí, ya sé, la “noción de gasto”, la inutilidad de la literatura, etc. Pero no me satisface escribir sobre la literatura si eso no permite ninguna transformación en la realidad: me siento en aislamiento total, escribiendo lecturas para compartir entre colegas y en congresos eruditos que hablan sobre lo transgresor que es Bolaño pero que no explican como llevar esa transgresión a la práctica. El vínculo entre la crítica y la realidad está roto, ni que hablar de su relación específica con la política. Es divertido leer desde Bataille o desde Deleuze a todos los autores vanguardistas o buscar la ideología en Borges, pero no veo que eso produzca algo en la sociedad. No quiero caer en un pensamiento protorevolucionario ni en la espera de una transformación que no asoma por el horizonte, pero tampoco me llena encerrarme en la torre de marfil a cuestionarme sobre si Sarmiento es o no es el primer escritor de la literatura argentina.

13 comentarios:

Unknown dijo...

Querido Mati:

se me ocurren dos opciones,

1- hacemos el curso de martilleros!

2- tal vez, el vínculo mas cercano con la realidad y la praxis, sea la crítica periodística, en diarios, revistas, etc... ahí, quizás, modifiques una lectura, una interpretación, y el que está del otro lado, hasta se anime a comunicarse con vos.

Saludos amigo.

Anónimo dijo...

Para mí es simple el asunto. La crítica puede o no ser políticamente funcional, pero no suele serlo y, para qué decirlo, no es divertido que lo sea. Ya muchas veces lo dije este año, así que ya no me sorprende que venga de mí esta idea, pero: si la literatura es gasto, enseñar literatura es gasto, lo mismo que aprenderla, lo mismo que criticarla o teorizar sobre ella. Fin.

Ya lo posteé en un blog de mala muerte una vez: la crítica te puede servir "a la hora de profundizar en una lectura propia". Pero no le pidamos peras al olmo: al final, la crítica es sólo otra lectura ajena, una de las tantas que hay.
Hacer crítica, para mí, es entrelazar un universo conceptual alrededor de un texto que te haya gustado (1). Es una operación a la vez artística e intelectual, en ese sentido. Por eso odio a algunos críticos que se leen mucho en la facu; son demasiado... ¿"fácticos"?

Gon

Emiliano Ruiz Díaz dijo...

Me quede pensando en esa chica que se fotocopió el texto de Piglia. ¿Será díficil de entender?
Una opinión: la crítica esta ahí, parada, bien. La literatura no esta muy lejos...

Emiliano

Emiliano dijo...

Más que en la torre de marfil, en la torre de Babel, tan intrincado es el lenguaje que adoptan a veces...

Matías dijo...

Pablito, lo de ser martillero no me cabe. Por otra parte, la crítica periodística a veces es peor que la no-periodística. En general lo que se escribe en los suplementos culturales sirve de publicidad o de homenaje de un autor o libro en particular y se deja de lado la postura crítica. Es verdad que es la forma de llegar a "muchos", pero con la bajada de línea editorial y la mercantilización (brrrr) de los contenidos periodísticos, estamos peor que antes.
Gon: la literatura puede no ser gasto al igual que la crítica. Tu concepción de la crítica literaria es lo que me causa desazón, esa soledad e individualidad de la crítica.
Emi Ruíz Díaz: ese texto de Piglia por lo menos a mí me resultó complejo. La literatura está lejos también, pero ese es otro tema.
Emi De Bin: en definitiva, una torre que la ubica en las alturas, ¿no?

Anónimo dijo...

Me pregunto si la crítica literaria puede enseñarnos a leer más y mejor. Con eso me conformaría. No pediría que tuviera un efecto de transformación directa de la realidad. Para eso habrá otras herramientas, en todo caso. De todas maneras, la gente comprometida con la transformación puede dedicarse a la horticultura o la abogacía, sin tener que vérselas con monstruos de la crítica literaria.

ebrocken dijo...

Pero últimamente la acción directa tampoco garantiza -es más, parece no producir- transformaciones en la realidad. Cómo entonces esperar que la crítica lo haga. En realidad, hay, creado, un callejón oscuro, sin salida, en el planteo. Planteás justamente una exigencia de transformación, por lo que partís de una posición crítica, definida históricamente (moderna, digamos), y te desconcierta que la crítica de la literatura no funcione de acuerdo a esa exigencia. Las alternativas ofrecidas: la crítica que se practica en la academia, la crítica publicitaria de los medios, la crítica a mitad de camino entre la masturbación tautológica y la comunicación pedagógica, estas alternativas van a encontrarse siempre con algún tipo de tope, a saber: el encierro de los claustros, la banalidad del espectáculo y la ebúrnea soledad del sujeto. Es inevitable. Pero yo trasladaría el desconcierto a otro plano: de la naturaleza inútil de la crítica me volvería hacia la pregunta sobre la transformación social, que es lo que parece preocuparte. En cuanto a la crítica en el interior de la Academia, qué querés: el desconcierto emana de la propia institución que, a la manera ilustrada, quiere revisar todo de raíz pero sin ofender al monarca que lleva dentro.

Unknown dijo...

Mati, coincido con los últimos que opinaron. Tal vez sea un error pretender de la crítica una transformación social (si, lo dice el mismo que provocó aquel puñetazo sobre el escritorio)a lo sumo puede tranformar una lectura, un punto de vista. Tampoco coincido con vos en esa visión tan pesimista de la crítica periodística, no está todo tan oscuro ni determinado, hay lugares, varios, donde la bajada editorial no es tan astillosa. Y si lo está, ¿que esperás para fundar un nuevo espacio?...

Matías dijo...

Seguramente tienen razón y pretender transformar la realidad mediante la crítica sea utópico y hasta estúpido. Igualmente, si alguna vez dije "Aceptá tu burguesía" a un pseudorevolucionario amigo, no acepto que la crítica se quede en el molde y no busque una intervención política y social en la realidad. Y a lo mejor, como vienen diciendo esa intervención parte de la lectura que unos X-men pueden hacer del texto en cuestión y d elas ideas o pensamientos que les quedan dando vueltas en sus cabezas.
Lo que a veces desesperanza es que ese lector X debe, en general, tener cierta preparación "académica" para comprender el texto.

ebrocken dijo...

Muy bueno: X-Men.

Espiritu Muajajesco dijo...

1 - La critica literaria es una fuente de trabajo de muchos! Respetemosla. Es tan digna como la abogacia o la jorgebucaycia.

2 - ¿Estaba buena la chica que te dio el mail?

Matías dijo...

Maso. Igualmente podríamos pensar que la crítica literaria también sirve para levantarse minas.

Espiritu Muajajesco dijo...

Muy cierto! Y muy buen punto, sobre todo para frenar la avalancha de preguntas al estilo de "¿para que sirve lo que estudias?"
Salud!

 

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