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Me gusta este tipo de análisis que empieza a considerar a los videojuegos como producciones culturales y que puede dar cuenta de sus principios constructivos y sus significados.
¿Hay posibilidad de pensar el pesebre desde una perspectiva no religiosa, no cristiana, que deje por fuera cualquier tipo de dogma? ¿Hay forma de resignificar la escena del natalicio de Cristo para cuestionar los límites entre lo humano y lo animal, el lugar de lo histórico y el lenguaje? En Infancia e historia: destrucción de la experiencia y origen de la historia (1978) de Giorgio Agamben, hay un hermoso texto que lee el pesebre (ya desde esos años, Agamben recurre a la teología y al cristianismo con un ademán profanatorio y revelador) como escena del misterio de la palabra, como la posibilidad que tiene el hombre de pedirle la palabra a la historia para desembocar en un experimentum linguae que lleve a "una revisión radical de la idea misma de Comunidad". Leánlo y disfruten.
Fábula e historia (consideraciones sobre el pesebre) (Giorgio Agamben)
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La biología diría que las células del cuerpo cambian íntegramente cada siete años, y que el cuerpo no muere por viejo sino por cansancio de tanto rejuvenecer. Si el personaje de la novela es una formación discursiva con su cuerpo sintáctico, cada siete años ese cuerpo exigiría se reescrito por completo. (Lunáticos como Robert Walser hubieran intentado esta aventura que hace de la literatura una verdad biológica.)
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Vean. Ésta es la Patagonia, el desierto argentino: el templo más delicado que dejaron los indios. Al revés de los esforzados monumentos aztecas, acá nadie le tocó un punto ni una coma a la sintaxis natural. Aquí turistas y peregrinos vienen para que la naturaleza los arrodille.
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Osvaldo Lamborghini escribe: “La Argentina no es ninguna raza ni nacionalidad, sino puro estilo y lengua.” ¿Un país –dice- al que sólo hay que presentar con fraseo? Sería acaso como asumir un pathos (no querer ser Nación, no llegar a constituirse como Sistema) y entonces tener el privilegio de permitirse todo lo demás, con la mayor autoridad y nobleza. Como decir en vez de nación entonación.
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Post hombre. No llega de un futuro robótico, no. Es alguien común y corriente, salvo que se salteó la interpretación, la lectura.
[…] Este mago malvado es el gran sacerdote de la religión capitalista. Si los dispositivos del culto capitalista son tan eficaces, es porque actúan no sólo, y no tanto, sobre los comportamientos primarios, como sobre los medios puros, es decir sobre comportamientos que le han sido separados de sí mismos y, de este modo, desligados de su relación con un fin. En su fase extrema, el capitalismo no es más que un gigantesco dispositivo de captura de los medios puros, es decir de los comportamientos profanatorios. Los medios puros, que representan la desactivación y la ruptura de cada separación, son a su vez separados en una esfera especial. Un ejemplo es el lenguaje. Ciertamente, el poder siempre ha tratado de asegurarse el control de la comunicación social, sirviéndose del lenguaje como medio para difundir la propia ideología y para inducir a la obediencia voluntaria. Pero hoy esta función instrumental -todavía eficaz en los márgenes del sistema, cuando se verifican situaciones de peligro y de excepción- ha dejado lugar a un procedimiento de control diferente, que, separándolo en la esfera espectacular, inviste el lenguaje en su girar en el vacío, es decir en su posible potencial profanatorio. Más esencial que la función de propaganda, que concierne al lenguaje como instrumento para un fin, es la captura y la neutralización del medio puro por excelencia, es decir del lenguaje que se ha emancipado de sus fines comunicativos y se dispone, así, para un nuevo uso.Fuente: Agamben Giorgio (2005): “Elogio de la profanación” en Profanaciones, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, págs. 114-115.
Los dispositivos mediáticos tienen precisamente el objetivo de neutralizar este poder profanatorio del lenguaje como medio puro, de impedir que abra la posibilidad de un nuevo uso, de una nueva experiencia de la palabra. Ya la iglesia, después de los dos primeros siglos de esperanza y espera, había concebido su función como dirigida esencialmente a neutralizar la nueva experiencia de la palabra que Pablo, poniéndola en el centro del anuncio mesiánico, había denominado pístis, fe. Del mismo modo, en el sistema de la religión espectacular, el medio puro, suspendido y exhibido en
la esfera mediática, expone el propio vado, dice solamente su propia nada, como si ningún nuevo uso fuera posible, como si ninguna otra experiencia de la palabra fuera ya posible. […]
[...] Y así fue que, ante él, visible a los otros ojos, surgió la forma de un alma, forma debidamente constatada de visu como lo había prometido el presbítero, forma extraña, tan anormal y asquerosa que el desgraciado estuvo a punto de caer de espaldas, en un embeleso de repulsión y pánico.Ojo, también me hizo acordar a nuestro queridísimo Elías Castelnuovo.
La forma de esta alma, en efecto, era una úlcera compuesta de innumerables úlceras conglomeradas, brotando unas de otras, copulando cada una con todas las demás en abominables y apelotonados hongos de lepra hormigueantes, anillos de víbora rezumando ponzoña, un suero bacterioso, la podredumbre, la hediondez, la muerte viva pulululando, todos los sobresaltos dilatados en una apoteosis de espanto y consternación. [...]
Fuente: Richepin, Jean (1899): "Los otros ojos" en AA. VV., Antología del decadentismo, Buenos Aires, Caja Negra, p. 27)
-Tomá pa vos -se escapaba el loro Fénix haciendo gestos obscenos.Por lo general, los recursos que utiliza Blaisten para burlarse son la imitación deformada y exagerada de ciertos estilos y la banalización de ciertos temas consagrados al transplantarlos a la vida cotidiana (recurso que desplegará con maestría en sus mejores cuentos de Dublín al sur y sus siguientes libros) o al sacarlos de contexto e incorporarlos a situaciones en las que su sentido se desplaza creando un clima absurdo o delirante.
-Te viá agarrar, contestatario -decía el gran ejecutor.
-Mirá que te pisho -decía el loro volando cada vez más alto.
[...]
Así habló el pájaro azul y sus palabras fueron escuchadas.
El loro Fénix abandonó la cornisa del Palacio de Justicia. El gran ejecutor encendió el carbunclo y guardó la picana para otra oportunidad.
El pájaro azul regresó a su paquete de yerba. ("Perduración del loro Fénix", p. 101)
Ya soy asceta mendicante. Me dejé la barba y voy por las casas solucionando problemas.
[...] Mi tarifa es dispar y depende de los problemas y del epifenómeno. Tengo un precio para todo. [...]
Complejos de Edipo no clarificados: tres sobres de sopa Knorr Quick, o una cajita de cuatro caldos en cubo, amén de cinco patys (por consulta).
Tendencias homosexuales (para varones y mujeres): 2 pollos (muertos).
Complejo de abandónico: una caja de postre Exquisita, amén de un paquete de yerba Taragüí (que es la mejor), o en su defecto dos de Polenta Mágica. [...] ("El asceta mendicante", p. 139)
Carnicero: Mirá, vieja, y eso que le falta de segunda mano. Va a quedar un kilo el mercadito. ¡Te acordás cuando empezamos con el puesto! Mirá qué linda la ganchera. Y todo gracias a vos, vieja. Si no fuera por vos...Como se ve, en estos breves diálogos, intelectuales y vendedores de garrapiñadas comunican lo mismo pero con distintas expresiones, serie que remarca, una vez más, la intención de desacralizar lo intelectual (serie que tendrá su mejor desarrollo en los cuentos de los libros que siguieron a El mago).
Intelectual: No, Jessica. Yo soy el que ha crecido. Po eso ahora puedo publicar sin traumas.
("Libros y mercaditos", p. 129)
Vendedor de garrapiñadas: ¡Me tenés podrido!
Intelectual: Se ha producido la fractura de la pareja, Jessica.
("Conflicto de pareja", p. 129)
Jessica: Sabés lo que pasa, Samantha, es que es como si lo potenciara negativamente y él lo vivencia mal.
Señora del vendedor de garrapiñadas: El Beto no me anda bien, Pocha.
("Conversaciones en el umbral", p. 130)
Respecto de los lugares comunes (los textos clásicos, que parecen decir siempre lo que se quiere leer: textos dóciles a las mutaciones), interesan porque constituyen campos de lucha donde se debaten sistemas e interpretaciones enemigas; su revisión periódica es una de las maneras de medir la transformación histórica de los modos de lectura (objetivo fundamental de la teoría crítica).
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