Hace unos meses, buscando unas cosas en la revista Extra, me topé con una nota a Rodolfo Walsh. Junto a la nota, compuesta por una breve bio, que copio, un diálogo con el entrevistador y el relato "Esa mujer" aparecieron unas hermosas fotos de Walsh en su casa del Tigre. Ahí se lo ve pescando, riendo, con gorro. La naturalidad de las fotos, la transparencia en sus ojos y la alegría en su rostro me dieron ganas de compartirlas en este blog. Se publicaron en el n. 3 de la revista Extra, en septiembre de 1965. Que las disfruten!
El autorRodolfo Walsh debe medir poco más de un metro setenta, sobrelleva, sin admitirla, una calva incipiente que ralea en la coronilla sus cabellos castaño claro. Le da lo mismo usar o no corbatas, si se propone asumir un aire distante puede llegar a parecer muy británico, cualidad difundida entre los irlandeses. Nació en Rio Negro en 1927, su padre era mayordomo de estancia. A los diecisiete años abandonó todo lo que hasta entonces lo condicionaba: familia, estudios, amigos y partió con rumbo ignoto. Se detuvo en Rosario. Por poco tiempo realizó muchos trabajos, de los cuales recuerda con humor: lavacopas, vendedor de retratos iluminados, peón, limpia-ventanas, etc. Estos trabajos, su ímpetu y los años bastante fáciles que corrían por el país le permitieron completar su aventura de desarraigo en Córdoba, Mendoza y Tucumán. Allí vendió su diccionario Appleton para pagarse el pasaje de vuelta.Pudo ser esa transacción la que lo convirtió en uno de los más cotizados traductores de inglés. Lo apasionan, ¿apasionaban?, las intrigas, como lo prueban: su literatura policial, su estudio de claves, su preocupación por el chino. Estas formas algo elementales del escapismo parecen haber quedado atrás.Como periodista obtuvo éxitos memorables con sus investigaciones: aún perduran en la memoria el caso Satanovsky y los fusilados el 9 de junio de 1956 en José León Suárez (Operación masacre).
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