En realidad, lo que tiene lugar en Fringe es la oposición de dos modelos tecno-científicos. Uno es el de Massive Dynamic, la oscura corporación que representa el avance de la tecnología –con extrañas alianzas con la industria armamentística–; y el otro, el laboratorio de Walter Bishop en la Universidad de Harvard, un lugar –la Universidad– que en la actualidad ya no ocupa el rol primordial que en otro tiempo tuvo para la ciencia –alejada en la actualidad del ámbito del conocimiento y situada en el dominio empresarial–. Estos dos modelos, económicos y culturales, en la serie aparecen también como dos lugares diferentes a través de la puesta en escena y el display de la tecnología. Mientras que Massive Dynamic es un lugar aséptico, higiénico y desafectado, el laboratorio de Bishop es un lugar sucio, orgánico y vivo –en el que uno encuentra hasta una vaca–, penetrado por los remanentes de la cultura hippy.Se trata también de una oposición entre un modelo de experiencia e intuición frente a un modelo frío y cuantitativo. Una ciencia afectiva y creativa frente a una ciencia absolutamente alejada de cualquier relación con la imaginación. Y esa misma dialéctica de modelos científicos es la que en cierto modo también se encuentra detrás de la confrontación entre los dos universos paralelos, donde de nuevo el papel de la tecnología es importante.
Para los que ven Fringe, el artículo "Tecnologías de segunda mano I: Fringe y los límites de la melancolía" de Miguel A. Hernández-Navarro, sigue acá. Para los que no ven Fringe, cuestiónense qué están haciendo con su tiempo libre, todavía hay mundos paralelos por descubrir y tecnología obsoleta por recuperar.
2 comentarios:
Y para unos y otros: lean Deleuze, che, que ya pasó de moda y ahora es un clásico. Gracias por mandarme el artículo.
Cierto! Cuando citaba ese fragmento, recordaba "Tratado de la nomadología" y, por qué no, los saberes sometidos de Foucault. En todo caso, son todas buenas excusas para interesarse por Fringe. De nada! Saludos!
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