¿Cómo se gesta una leyenda? ¿De dónde nace un monstruo? Las imágenes que pueblan nuestras pesadillas son elusivas. Fijar una de ellas, lograr describirla como un entomólogo de la oscuridad, observarla con la diáfana claridad de la vigilia no es una tarea popular, tampoco grata.
Arandojo El Mago ha penetrado en el universo de las pesadillas, como en una excursión por el inconciente colectivo, y ha vuelto trayendo entre sus manos a una criatura encantadora y fatal. Su nombre es Dogga y, con ella, nace una leyenda.
Dogga es una criatura monstruosa y cautivante. Su cuerpo desproporcionado, su asimetría física, su poder encantador y fatal. Se alimenta de nuestros amores frustrados, de nuestras ilusiones malquerida. ¿Quién no sintió el corazón roto? ¿Quién no miro su teléfono esperando una llamada? ¿Quién no abrió su casilla de mail o su DM para recibir un mensaje especial?
Dogga lo sabe instintivamente: nadie te quiere, nadie te llama, nadie te escribe. La criatura de Arandojo El Mago convoca soledad y desamor. Acaso sus deposiciones brillantes sean la estocada final pero también la salvación. La leyenda dice que Dogga, alimentada de amores contrariados, defeca unos cristales brillantes como el diamante.
La persona que, encantada por los cristales de Dogga, se atreva a tocarlos, perderá inmediatamente la memoria. Como dice el tango: “Primero hay que saber sufrir,/ después amar, después partir,/ y al fin andar sin pensamiento…”. Dogga, criatura de la noche de arrabal, monstruo del amor siniestro, nos lastima y nos cura, nos condena y nos salva.
En este libro, artistas, ilustradores y dibujantes se hacen eco de la implacable Dogga.
Hay Doggas realistas y fantásticas.
Hay Doggas horriblemente bellas y brillantemente oscuras.
Hay Doggas infantiles de niñez retorcida y adultas de madurez cautivante.
Como toda criatura oscura, Dogga circula de mente en mente, de espíritu en espíritu y va dejando su rastro de dolor y olvido. Cada persona la imagina a su manera, con sus obsesiones, a partir de sus deseos y de sus pesadillas.
Adelante, conozcan a Dogga. Imagínenla. Déjense encantar por el amor siniestro, recuerden no tocar sus deposiciones a menos que quieran olvidar.
Así nace una leyenda.
El libro de la muestra Dogga. El amor siniestro, organizada por Diego Arandojo, se puede ver acá.
Agradezco a Diego y su proyecto anácronico Lafarium por la invitación a participar con el prólogo a dicho catálogo.
1 comentarios:
La última versión, el dibujo de abajo, la hace ver como una mujer fatal, peligrosa y atractiva.
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