Pueden leer el post completo, acá.Leyendo a Bolaño uno entiende muchas cosas. Entiende por ejemplo (2666) que el tema único de una novela de mil páginas es este: estoy haciendo una novela de mil páginas. Y la lectura única de esas novelas es: me voy a leer una novela de mil páginas.
Entiende uno también que las novelas de mil páginas no pueden ser intensas verbalmente (Bernhard, Onetti) sino de prosa anodina (Murakami) y estar animadas por el ansia (Murakami) de contarlo todo: especialmente lo que comen y visten todos y cada uno de los cuatrocientos personajes.
Hay que narrar todo el tiempo (se levantó y se duchó y se puso los pantalones y la camisa y salió a la calle y llamó a un taxi y llegó a la oficina y entró y se sentó y encendió su ordenador y miró su correo y vio un mail de un ex concejal de cultura y le contestó y recordó cuando era concejal y le llevó al mar a ver un yate enorme donde había un fiesta y una chica y la besó y se tiraron al mar y nadaron entre las olas como peces en el agua y volvieron a casa y follaron y hablaron de Neruda y se despidieron y envió el correo y salió a comer y pidió un sándwich de queso), hay que utilizar expresiones cliché ("me despierto fresco como una lechuga", El Tercer Reich, página 1; "Ingeborg duerme; su rostro asemeja el de un ángel", El Tercer Reich, página 1 (!), "pobre como una rata" Sensini, primer párrafo); hay que escribir a toda prisa para que la lectura se produzca a toda prisa. Y no hay que preguntarse por qué; todo es qué.
Si la prosa literaria palpita entre dos extremos, la información y la música, Bolaño es todo información, como Paul Auster, como Haruki Murakami; y como Matilde Asensi, Stieg Larsson y Dan Brown. Noten el tintineo de la caja registradora.
Felices Fiestas
Hace 18 horas.
1 comentarios:
nah, bolaño y dan brown...bolaño no es todo información, a lo sumo se esfuerza demasiado en ser latinoamericano y marginal, pero eso no quita que tenga grandes cuentos y los detectives sea una novela inspiradora, que anima a las personas a leer, a vivir, a coger, como hizo rayuela alguna vez. vamos críticos literarios, que el árbol no tape el bosque.
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